El hecho fue ventilado en una audiencia oral y pública en la que se le imputó a un grupo de personas, entre ellas un ex comisario retirado, el haber formado parte de una banda dedicada al juego clandestino vinculada al mundo narco de los gatilleros que responden a Guille Cantero, preso en Piñero.
La audiencia fue explosiva no sólo por el hecho concreto de la imputación a la banda sino porque uno de sus miembros es un hombre que se encuentra preso desde enero por haber provocado la muerte de un apostador del Casino, en enero pasado, en un hecho intimidatorio mafioso, relacionado al andamiaje de la banda investigada.
Entre los integrantes de este grupo se encuentra el ex comisario y jefe de la vieja AUE (Agrupación de Unidades Especiales) de Rosario, una agencia que solía contener a grandes investigadores pero también a grandes delincuentes vestidos de azul y con chapa oficial. en este caso, el escuchó los cargos en su contra fue Alejandro Torrisi, pero también lo acompañaba Maximiliano «Cachete» Díaz, que esta preso acusado de apretar y extorsionar a peones de taxis y haber baleado el frente del Casino City Ceter en enero pasado, matando en uno de esos hechos a un gerente de banco llamado Enrique Encino.
Cachete se transformó en protagonista de la audiencia porque los fiscales Matías Edery y Luis Schappa Pietra ventilaron una serie de mensajes de textos en donde cachete, algunos días antes del hecho del Casino, se interesaba por la suerte de dos compinches detenidos por Gendarmería. Los pesqusias lograron rescatar el contenido del teléfono de Díaz, que había intentado destruir el dia de la detención. Diaz mantuvo en enero conversaciones por la red whast app con otro integrante de la banda que debía haber sido imputado ayer pero se encuentra prófugo, llamado Leonardo Peitti.
En uno de los mensajes Cachete le pide a Peitti que averigüe sobre la suerte de sus compinches detenidos por la Gendarmería. Peitti le pide a un contacto dentro de una Fiscalía del MPA rosarino que lo ponga al tanto de la situación. Ahí Peitti le pasa el nombre del detenido: Hernán Quinteros. El contacto desde adentro de la Fiscalía le informa que Quinteros se había comido un encubrimiento por circular con un auto robado al ser detenido, y que tenía una 9mm cargada, por lo que le imputaron «portación de arma de guerra». El contacto le dice a Peitti que la causa «o la tiene él», pero que hará «un comentario» y ver qué puede hacer. Conforme con el resultado de la gestión, le hace una captura de pantalla a ése diálogo y se lo envió a «Cachete».
Peitti es un engranaje de la estructura dedicada a extorsionar a personas relacionadas con actividades ilícitas o legales, pero «floja de papeles». En ese entramado también se ubicaba el juego clandestino en donde aparecía la figura de «Pipi» Torrisi, un ex comisario que supo tener relación estrecha con lo más alto de la jefatura policial. Su teléfono, dicen algunas fuentes, «es una guía telefónica de azules con poder, de ayer y de hoy».
La banda tenia como objetivo extorsionar de forma muy violenta a sueños de bares o financieras, por ejemplo, pidiéndole una suma fija de dinero por mes sólo a título de «no tirotearte el frente del negocio».
Esta mañana el fiscal regional Patricio Serjal dijo que se iba a investigar hasta las últimas consecuencias el posible tráfico de información de un empleado del MPA o de un Fiscal a la banda de Cachete Díaz, que le dieron un consejo e información sensible como se muetra en esta nota.
Autor. H.M.G