Del primero al 10 de septiembre, los interesados pueden inscribirse en el registro provincial de aspirantes con fines adoptivos. Su directora, María Magdalena Galli Fiant, dio detalles del proceso.
Como en la canción de León Gieco, “Sin querer”, que habla de caminos que nunca se tocan y otros que se cruzan al azar, los chicos en estado de adopción deben atravesar una irremediable espera hasta que un proyecto familiar los incluya. Y no todos corren con suerte. En Rosario, hay 269 postulantes para adoptar, pero prefieren niños de hasta seis años. No obstante, en la tercera convocatoria para inscribirse al registro de interesados, que tendrá lugar desde hoy al 10 de septiembre se busca encontrar hogar para 23 preadolescentes mayores de 10 años. “El tiempo de esos chicos es para ayer, porque no hay familias disponibles”, recalcó María Magdalena Galli Fiant, directora del Registro Único de Aspirantes con Fines Adoptivos (Ruaga).
A pocos días de la reapertura de un nuevo plazo de inscripción para personas con intenciones de adoptar, la directora del Ruaga repasó junto a La Capital los matices del camino que busca unir la vida de las personas que proyectan una familia con niños, niñas y adolescentes en estado de adopción.
Tercera convocatoria del año
Según confirmó Galli Fiant, esta será la tercera convocatoria del año. “Es lo que estamos implementando desde el año pasado: cuatro convocatorias anuales en marzo, junio, septiembre y diciembre”, describió.
El trámite es sencillo. Hay que ingresar al espacio del Ruaga en el portal santafe.gov.ar y completar el formulario F1. “Hay mas información que invitamos a ver en las redes sociales (Instagram y Facebook), donde subimos videos breves informativos que pueden ser útiles para quienes se inscriban”, agregó la funcionaria.
El centro son los niños
Al entrar de lleno en una problemática que plantea desafíos permanentes, la especialista en niñez y familia con trayectoria en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) aportó su mirada. “Los que se inscriben tienen el deseo de ser padre o madre, está claro. Pero adoptar no es un proyecto solidario, solo de colaboración hacia otro. Es un proyecto de familia, que tiene como centro a los niños y adolescentes. Aquellos que se inscriben tienen que desear incorporar a su familia a chicos y chicas como hijos, no solamente con la finalidad de colaboración”.
Antes se decía: “Quiero ser padre o madre adoptivo”. Pero hubo un cambio de paradigma. Ahora se pone el acento sobre los niños que necesitan una familia.
“Hay que insistir, y es fundamental, en que el eje son los chicos y chicas que no tienen familia. El sistema no está organizado para garantizarle a los que se inscriben que vayan a concretar su proyecto de paternidad o maternidad. No podemos garantizar que después de tantos años inscriptos podrán ser padres adoptivos. A veces esos proyectos no se concretan”, planteó Galli Fiant.
¿Cuáles son las dudas habituales que plantean los aspirantes? «Depende de las experiencias que hayan tenido en adopción. Hay muchas preguntas sobre las familias de origen de los chicos, qué contacto podrían tener o no con ellos. Les explicamos que cuando a un chico se lo declara en situación de adoptabilidad, sus padres de origen han tenido la oportunidad de ser escuchados (ante un juez), y se ha decidido que lo mejor para el niño o niña es que se incorpore a una familia adoptiva. Les aclaramos que no van a tener una interacción en el proceso judicial con los padres biológicos», sostuvo.
Sin embargo, aclaró que “es fundamental el derecho de los chicos a conservar sus lazos con otros referentes familiares y afectivos. En algunos casos tienen hermanos que ya han sido adoptados, o hermanos mayores con los que tienen un contacto saludable que hay que mantener. A partir de los informes sabemos que estos chicos necesitan y desean mantener ese vínculo, eso se informa a las familias, para que sepan que deben estar abiertos a esa situación”.
Otras inquietudes de los adoptantes surge sobre “los tiempos de espera de los adultos”, que, según Galli Fiant, es “difícil de predecir. Ese tiempo tiene que ver con una frase que se repite y escucha de algunos especialistas: «el tiempo de espera depende de qué se espera». Hay determinadas franjas de edad para los cuales hay muchos inscriptos, la mayoría para adoptar niños menores de 6 años, pero no hay tantos chicos, o son menos los de esa edad”.
En ese sentido, la directora del Ruaga incorporó uno de los tantos matices que tiene el proceso. “Aquellos que solamente están dispuestos a adoptar niños menores de 6 años, van a encontrarse con muchos otros postulantes anteriores, con una inscripción más antigua, y se respeta ese orden de prelación. Entonces hablar de un tiempo promedio de espera es complejo».
En términos anecdóticos, contó que cuando en el registro se reciben postulantes que quieren adoptar chicos de hasta 12 años, «se vive mucha algarabía. Por eso las expectativas están puestas en esta nueva convocatoria. Necesitamos dar respuesta a chicos y chicas preadolescentes que están esperando una familia”.
Se refiere a casos especiales que se tramitan cotidianamente. Y anticipa que aquellos adoptantes que manifiestan estar en condiciones de recibir chicos de hasta 12 años, con 2 ó 3 hermanos, tras la evaluación positiva previa, “van a ser convocados muy rápido”.
La espera de 23 chicos preadolescentes
Un relevamiento del sur provincial (circunscripción Rosario y Venado Tuerto) reporta que hay 23 chicos mayores de 10 años cuya realidad no se puede modificar hace varios meses, para los cuales hay demoras y dificultades para encontrarles un hogar. Un tiempo vital que transcurre amargamente.
“Son niños grandes y adolescentes, a los cuales todavía no pudimos dar respuestas, a pesar de que estamos aplicando distintas estrategias. El tiempo de esos chicos es para ayer, porque por ahora no hay familias disponibles para adoptarlos”, marcó Galli Fiant.
Para esos casos se hace un trabajo casi artesanal. “Se hacen búsquedas por aproximación en la base de datos para ubicar a postulantes que están inscriptos para aceptar niños de hasta 11 años, y les proponemos estas situaciones, a pesar de que los chicos son más grandes, pero para que lo puedan considerar”.
Si esa aproximación por edad no resulta, se aplican “búsquedas abiertas internas. Se trata de poner en consideración de todos los inscriptos, aun aquellos que se anotaron para adoptar niños hasta 3 años, a quienes les llega un mail con estos casos, para que lo analicen. Con ese herramienta se logró una familia para un adolescente que hacía varios años que estaba en situación de adoptabilidad y había pasado dos instancias de vinculación que se frustraron. Se postularon algunas personas, y el juez seleccionó a una pareja que comenzó la vinculación con la adolescente. En pocos días se podría dar la audiencia de guarda preadoptiva”.
-¿La adopción es un acto totalmente altruista?
-No. Hay otras formas de canalizar intenciones de colaboración, proyectos solidarios o pastorales. Esto es proyectar una familia; aceptar a esa persona que ya tiene una historia, y que se una a otra historia. Que va a tener una acompañamiento intenso durante una etapa, pero después deberán caminar solos, con los problemas de cualquier familia. Pero con esta particularidad, que no empezaron juntos de cero, cada uno tuvo otras experiencias y en algún momento se encontraron. Aquellos que quieren adoptar deben saber que muchos chicos grandes están esperando una familia.
-¿La pobreza y la marginación social tienen correlato en los casos que aborda el registro?
-Es una opinión. Vemos el emergente de los niños aunque no hemos trabajado con ellos. Ciertamente que haya tantos adultos que no estén en condiciones de afrontar la crianza de sus hijos por todas esas razones, repercute en la vulneración de derechos de los niños. Comencé a trabajar hace 20 años estos temas a partir de proyectos de extensión en la UNL, y no vemos una mejoría en la contención, educación, perspectiva de trabajo, lo cual favorecerá a la organización familiar. Me toca ahora ser funcionaria, me tengo que hacer cargo. Nos debemos como área política incorporar programas que permitan la promoción de familias que vivan en condiciones dignas para dar contención a sus hijos. Adultos que puedan tener perspectiva de trabajo, educación que les permita desempeñarse en la vida con una mínima autonomía respecto de todos, incluso del Estado. Que puedan brindar a sus hijos, a los adultos mayores o enfermos, la contención necesaria, asistidos por el Estado, pero no reemplazado por el Estado, es fundamental.
El desafío de articular «más y mejor» con Niñez y el Poder Judicial
Galli Fiant confirmó que dentro de la circunscripción Rosario, la más grande de las cinco en las que se divide provincia, hay 269 personas solas o parejas que quieren adoptar. “Es un buen numero, pero recordemos que la mayoría acepta o desea ser padre o madre de chicos menores de 10 años. Y sólo el 1 por ciento de esos inscriptos acepta mayores de esa edad. Por eso tenemos esos 23 chicos que esperan por una familia”, recordó.
La Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia es la que decide las medidas excepcionales cuando un niño es vulnerado en su entorno familiar o centro de vida. Y luego remite las actuaciones a un juez de familia para que haga el control de legalidad de esa intervención. Galli Fiant recordó que la articulación con Niñez “es diaria. Para buscar aspirantes necesitamos que Niñez nos entregue informes actualizados de la situación de los chicos, pero tenemos muchísimo que caminar, que articular más y mejor, en eso estamos. Pero es una tarea a la que todavía le falta mucho. Articular Niñez, Poder Judicial y Ruaga es el triángulo virtuoso para que se concreten las adopciones”.