El hombre se llevó la última chaqueta militar de Hitler, pieza estrella de la colección, por más de 300 mil dólares. La venta causó fuerte revuelo en Alemania
Un misterioso comprador adquirió por más de 676.000 dólares gran parte de los objetos personales de líderes nazis subastados el pasado sábado en Munich.
Consultado por el diario alemán Bild, el hombre dijo en inglés con fuerte acento español, que venía de Argentina y aseguró que los objetos estaban destinados «a un museo». El comprador usó en la subasta el número 888, en referencia al 88 que los neonazis usan como abreviación de HH (Heil Hitler) por la posición de la letra H en el alfabeto latino.
«El comprador de la segunda fila», vestido íntegramente de negro, con botas y gorra, se llevó la última chaqueta militar de Adolf Hitler por 309.980 dólares, así como ropa interior «parcialmente enmohecida» de Hermann Göring (3.000), según Bild.
Además, el argentino se hizo con un gorro de piel (3.800 dólares) y un reloj (47.300) que pertenecieron a Hermann Göring, y con el recipiente de bronce que contenía el vial de cianuro con el que el lugarteniente de Hitler se suicidó horas antes de su ejecución prevista en Núremberg el 15 de octubre de 1945.
Entre los objetos que pertenecieron a Hitler, se encontraban calcetines, corbatas, manteles y un certificado fiscal por la tenencia de perros, señalaron medios locales. Todos procedían de la colección de John K. Lattimer, un médico estadounidense que trató a los detenidos alemanes durante los juicios de Nuremberg.
La polémica que cobró fuerza en Alemania después de que se anunciara la subasta, no alcanzó para lograr la cancelación del evento.
La casa de remates Hermann Historica no atendió a la solicitud del alcalde socialdemócrata de Munich, Dieter Reiter, quien les solicitó reconsiderar la venta. Tampoco dio lugar a la denuncia del Consejo Central de los Judíos, que calificó la venta como «repugnante».
Hermann Historica dijo en un comunicado que no tenía intención de perturbar la paz social ni de herir sentimientos. Además, la casa de remates dijo tener «plena consciencia de la historia funesta de Alemania de 1933 a 1945».
Acudieron a la subasta «parejas jóvenes, ancianos y cabezas rapadas, musculosos con tatuajes tribales», indicó un periodista de Bild, que se infiltró en el evento, pese a la prohibición de acceso a la prensa impuesta por la entidad organizativa.
El diario alemán recordó que numerosos nazis se fugaron a Argentina después de la Segunda Guerra Mundial y se preguntó si el comprador no actuaba como representante de un coleccionista privado.