Los datos son alarmantes. Advierten que se trata de una «epidemia» que debe ser controlada. La investigación fue hecha por el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía Alimentaria, de la UBA
Alrededor del 40 por ciento de los niños argentinos padecen de sobrepeso y obesidad, por lo que especialistas en la salud consideran que se trata de una «epidemia» que debe ser controlada.
Así lo reveló una reciente investigación del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía Alimentaria y Evaluación Nutricional de la Escuela de Nutrición de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA).
La médica Lilia Cafaro, especialista en Nutrición del equipo de Ocmi (Obesidad y Cirugía Mini Invasiva), explicó que los riesgos de esta situación son que «la mayoría de estos niños será un adulto obeso con las complicaciones relacionadas a la obesidad».
«Además, estos niños desde edades muy tempranas empiezan a manifestar enfermedades que esperábamos ver en adultos, como hipertensión arterial, diabetes 2, dislipidemias, hígado graso, colelitiasis, pubertad precoz, irregularidades menstruales, síndrome de ovario poliquistico, osteopatías, asma, apnea del sueño, hipertensión intracraneana benigna, stress, disminución de la autoestima y depresión», señaló Cafaro.
Sobre los parámetros se determina que un niño es obeso, la especialista comentó que «para la medición en la infancia y adolescencia se utilizan las tablas con percentilos elaboradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS)».
Sobrepeso y obesidad. «De acuerdo a estas tablas podemos definir: Sobrepeso cuando el IMC se encuentra entre los percentilos 85-95. Obesidad cuando el IMC es mayor de 95. La especialista en nutrición recomendó que una mamá o un papá que ve que su hijo tiene sobrepeso «debe consultar con el pediatra de cabecera para que evalúe por medio de las tablas y consultar con un médico pediatra especialista en nutrición».
Para prevenir esta enfermedad, Cafaro recomendó «difundir hábitos alimentarios adecuados, destacando los alimentos naturales, los que nos brinda la naturaleza, entre ellos carnes, huevos, verduras, frutas, legumbres y lácteos».
También consideró necesario «prescindir de los alimentos procesados porque no sólo aportan más calorías, sino que además no aportan nutrientes de buena calidad, realizar actividad física como juego o como ejercicio físico acorde a la edad».
Para tratar la enfermedad se tendrá en cuenta como principal objetivo, que no deje de crecer.
En este grupo en particular se tendrá en cuenta:
– Mantener el ritmo de crecimiento con disminución paulatina de peso.
– Trabajar en conjunto con la familia para modificar conductas y hábitos alimentarios.
– Implementar la actividad física cotidiana, recreativa y como deporte, según la edad.
La actividad física diaria es la mejor prevención de la mayoría de las enfermedades.
El apto físico es fundamental
La constancia médica de salud se convirtió en un hecho clave a ser realizado antes de iniciar cualquier actividad deportiva y su objetivo es minimizar los riesgos, desde lesiones leves tipo contracturas musculares, distensiones o desgarros hasta las más graves como golpe de calor o eventos cardiovasculares, vinculados al nivel de exigencia.
Según el médico y ex jugador de rugby Felipe Contepomi, ex capitán de Los Pumas y director general del Centro Médico Contepomi, «un examen integral depende en primera medida de la disciplina y el grado de actividad que realiza cada persona».
«El tiempo aproximado del chequeo es de una hora y a partir de los resultados se puede asistir al deportista con recomendaciones para alcanzar los objetivos propuestos y detectar, en caso que existan, deficiencias para poder así corregirlas», explicó Contepomi.
Las evaluaciones comprenden una ergometría -que se realiza en una cinta, registrando la condición eléctrica y funcional del corazón durante el esfuerzo-, medición del consumo de oxígeno, consulta nutricional con antropometría -permite conocer la composición corporal de las personas en relación a su estructura grasa, muscular y ósea- y evaluaciones de elasticidad, fuerza y potencia.
La medicina del deporte se sustenta en un enfoque preventivo y se complementa con el tratamiento y la rehabilitación de eventuales lesiones, acelerando el regreso a la práctica deportiva.
La actividad deportiva mejora la salud en todos sus aspectos, beneficiando el sistema inmunológico y las articulaciones, entre otras, mientras que el sedentarismo aumenta el riesgo de enfermedades sistémicas como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y la hipercolesterolemia.