Se cumplen seis años del asesinato de Luis Medina y su novia en Rosario. El rol de la Justicia, la policía y la política. La hipótesis sobre el rol de Esteban Alvarado, que estuvo siempre presente, pero nunca se exploró, hasta la intervención de los fiscales Edery y Schappa Pietra.
El Citroën DS 3 rojo mostraba los signos de la venganza. Varios disparos en la carrocería daban cuenta de un ataque decidido. En la madrugada del 29 de diciembre de 2013 dos sicarios asesinaron de 18 balazos a Luis Medina, el narco de perfil bajo que había salido de ése lugar de ostracismo cuando decidió regentear la franquicia de Esperanto en Rosario, en 2012. Le dieron cuatro disparos en el pecho y lo remataron de varios más en la espalda. Su novia. Justina Perez Castelli, de 23 años, también iba a morir, como un efecto colateral de la maniobra mafiosa. Llegó a salir del auto, cuando llegó la ambulancia aún vivía. Un suspiro fuerte informó sobre su deceso. Cerraba un año sangriento en Rosario, con la guerra declarada entre Los Monos y Los Bassi, con la participación de un juez apalancado por la gestión provincial que pretendió poner nombre y apellido a los asesinos de Martín “Fatasma” Paz, pero no logró ése objetivo. Todas las grandes balaceras de ése año terminaron con muertos o con mensajes claros, incluso el gobernador Antonio Bonfatti recibió tiros en el frente de su propia casa. Nada quedaba saldado, todo fue confuso y hasta el propio Bonfatti desistió de acusar a los sospechados de ser los autores de las ráfagas de plomo. El juez Juan Carlos Vienna, quien mandó a juicio a todo el clan Cantero por asociación ilícita, terminó manchado por su relación con Luis Paz, padre de Martín y continuador de sus negocios, según la hipótesis de la justicia federal santafesina, que ordenó su detención en diciembre de 2018.
Toda la policía sabía que Medina era una persona vinculada al mundo narco, lo sabían los jefes de la Agrupación de Unidades Especiales (la vieja AUE, luego reemplazada por la PDI), las TOE, la Brigada de Judiciales, que fue la encargada de la investigación contra Los Monos, fuerzas federales y, por supuesto, una parte importante de la política local. A pesar de ello, se le habilitó un espacio de magnitud para montar su franquicia de Esperanto en 2012, el mismo año en que asesinaron al Fantasma y ordenaron la detención del Jefe de la Policía, Hugo Tognolli.
Los 18 disparos a Medina fueron el corolario de un año singularmente marcado por la venganza. Los hermanos Bassi caían como moscas por las balas atribuídas a Los Monos y eran cada vez más evidentes las internas entre fuerzas de la policía provincial, que operaban en favor de un grupo ilegal u otro. La Brigada de Judiciales quedaría, por ejemplo, desarticulada luego de varias maniobras errantes. A las postre, uno de sus jefes de entonces, Luis Quebertoque quedó involucrado con la dupla Luis Medina y Esteban Alvarado en los debates de los 57 días que duró el juicio oral y público a los Cantero. Para los fiscales, el subjefe de la Brigada de Judiciales era el nexo entre Alvarado y Jorge Benegas, que era la mano derecha de “El Esteban”, y con quien compartían la afición por los caballos de carrera. En una escucha telefónica de la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria) pedida por la Fiscalía Federal 2 de Rosario en 2013, queda claro como dentro de la propia Brigada desconfiaban de Quebertoque. En una conversación entre Germán Almrirón y José Ramonda, de noviembre de 2013, el primero (luego condenado por la evasión de un preso que respondía a Los Monos) le dice a su colega que “alguien había entregado el dato sobre el lugar donde iba a estar “Ema” Chamorro, sindicado como vendedor de los Cantero. Cuando la Brigada de Judiciales llegó hasta un hotel donde se encontraba, Chamorro los primerió y se fue en una moto Tornado del lugar, el 18 de noviembre de ese año. La fuente de Almirón le dijo que Medina lo había alertado a Chamorro, quien caería un mes después. Almirón enojado le dice a Ramonda que alguien de la BOJ (Brigada Operativa de Judiciales) había entregado el procedimiento y ahí mismo le pregunta a Ramonda: ¿Luis, tiene llegada a Luis?, en alusión a la relación entre el jefe policial y al aún vivo narco rosarino. Para los fiscales Edery y Schappa Pietra esa relación era clara y por eso ordenaron su detención.
UNA BRIGADA PERFORADA POR EL CRIMEN. La PSA registró la conversación de dos efectivos de la BOJ que desconfiaban de Luis Quebertoque, ex subjefe, al servicio del ex juez Juan Carlos Vienna.
Un mes después del crimen de Medina, la PSA seguía escuchando a miembros de la BOJ y elevó al Juzgado Federal una conversación relevante entre Cristian “Carancho” Romero, jefe de la Brigada y Ariel Lotito, numerario de la misma. Hablan de la necesidad que la investigación del doble crimen quede en el juzgado de Vienna. Conversan sobre un dato clave que no se sabe si fue explorado por los pesquisas luego, ni mucho menos por la jueza que tuvo la causa Alejandra Rodenas, hoy vicegobernadora de la provincia. Señala Romero que en el marco de la causa de Los Monos pudo escuchar una conversación en donde una presa conversa con un hombre que habría tenido participación en los crímenes del empresario y su novia. Rodenas, que se hizo cargo de la causa por la ausencia en el turno de la ex jueza Laura Perez Vara (que estaba de vacaciones en la costa atlántica el día que mataron a Medina, luego sería condenada por incumplimiento de los deberes de funcionario público) había citado a declaración informativa a Romero por un hecho irregular ocurrido el Country Praderas Haras de Pilar, el 4 de enero de 2014, cuando tres numerarios de la BOJ quisieron entrar sin orden judicial a la casa de Medina, argumentando que debían hacer una inspección ya que ellos mismos habían presentado un parte preventivo en un juzgado local rosarino en donde pretendían investigar al ex dueño del boliche Esperanto. Ver Nota relacionada con el video de la casa en Pilar).Llegaron al lugar con el padre de Justine Fuster (como se hacía llamar la modelo, pareja de Medina) Gustavo Perez Castelli, luego asesinado a tiros, el último día de marzo de 2016 en su local ambulante estilo carribar en Mendoza y Circunvalación en Rosario. Tras ejecutarlo a tiros le cortaron una oreja. El crimen sigue aún impune. El bluff del country puso a la Brigada en un lugar muy incómodo. Rodenas se enojó porque se invocó su nombre en el ingreso al barrio privado, como si se tratara de una diligencia judicial que no era tal. De igual modo, todo quedó allí, sin mayores sanciones. Romero dijo que los efectivos fueron hasta Buenos Aires con su autorización y el del jefe de la policía santafesina, Omar Odriozola. El ministro de Seguridad de entonces, Raúl Lamberto, no intervenía en nada, le había dado la llaves de la BOJ a Romero y su segundo, Raúl Tirrito Saccone, que respondían al todo poderoso juez VIenna. “Si no fuera por ellos, no ganamos más un concejal en Rosario”, una vez bromeó el actual Defensor del Pueblo ente un grupo de funcionarios locales y un magistrado de la Corte. Hubo risas, nadie comprendió una realidad que después fue muy negativa en términos de aceptación de la gestión del Frente en la provincia. El socialismo quedó después salpicado por una maniobra sospechosa: el envío de dos funcionarios del Ministerio de Gobierno, Javier Echaniz y Martin Degratti al lugar de los hechos para destrabar la Mac de Medina, que fue secuestrada de la caja de seguridad del Hotel en donde iban a pasar la noche el asesinado y Fuster. Rodenas admitió que la situación era “poco criteriosa” y ordenó parar la pericia que se estaba haciendo en Santa Fe con funcionarios del Gobierno. Su colega Raquel Cosgaya lo había autorizado, y ésa fue la defensa que esgrimieron siempre Rubén Galassi, entonces ministro de Gobierno, y Juan Lewis, de Justicia. El Movimiento Evita, con tres legisladores santafesinos representándolo, denunciaron el accionar de la gestión del Frente y la consideraron una intromisión, pero cuando llegó el momento de impulsar la querella desistieron.
UNA PISTA SIN TRANSITAR. Surge de las escuchas de PSA que una presa podía tener información relevante del crimen de Medina
FISCALES. Edery y Schappa Pietra investigan una saga de delitos ordenados o cometidos por Esteban Alvarado
Poco, poquito, nada
Pese la gravedad del suceso, y la relevancia que tenía Medina en el mundo del hampa rosarino, la jueza Rodenas no puso, no supo o no quiso profundizar las hipótesis que acercaron los investigadores en su momento sobre el doble homicidio. Las TOE – que también jugaba su juego en un contexto donde se definía la creación de la PDI (Policía de Investigaciones) que iban a trabajar en función judicial, bajo la tutela de los fiscales en el nuevo sistema de enjuiciamiento penal que se puso en vigencia en febrero de 2014 – llevaron tres posibles móviles del doble crimen. Una lo relacionaba a una bronca de Los Monos con Medina, interpretando que el asesinado no había cumplido un pacto de gerenciamiento del negocio narco que los Cantero le delegaron cuando comenzaron a caer presos en la causa de Vienna. Otra, se entendía por una pelea entre dos viejos socios. Indicaba que Medina había amenazado a la esposa de Alvarado y a su hija en el afán de cobrarse una deuda que tenía “El Esteban”. Este apriete habría ocurrido tres días antes del crimen. Alvarado al enterarse, decía la hipótesis, ordenó su asesinato. La tercera, daba cuenta de un ajuste entre una banda de colombianos que operaban en Nordelta y que, tras ser detenidos conjeturaron que Medina era informante de las fuerzas federales que trabajaron en el caso. Ninguna de ellas, de acuerdo a las crónicas periodísticas especializadas y a fuentes judiciales consultadas, motivaron diligencias importantes de la jueza Rodenas o del fiscal Carlos Covani. No se ordenaron testimoniales importantes ni mucho menos indagatorias. “es un caso con procedimientos tortuosos, una sarta de desaciertos, incoherencia, en una investigación que requería orden y método. Hubo declaraciones de policías imprecisas, muy confusas y ambiguas”, dijo a Zona Critica Silvia Fuster, madre de Justina. “Ahora el MPA prometió redoblar esfuerzos con el fin de lograr vencer el hermetismo que los autores intentan conseguir, espero que los fiscales Edery y Schappa Piettra cumplan con su deber. Acuso a los jueces y fiscales que tomaron la causa, caratulada ‘Homicidio Agravado, víctimas Luis Medina y Justina Perez Castelli, Fiscalía Nro 3 Dr. Carlos Covani, mientras tuvieron en sus funciones y atribuciones”, indicó la madre de la infortunada modelo.
HIPOTESIS UNO: El crimen pudo haber sido encargado por Los Monos.
HIPOTESIS DOS. Da cuenta de una amenaza de Medina a la mujer de Alvarado por plata.
HIPOTESIS TRES: Los colombianos de Nordelta habrian ordenado el crimen al sospechar que Medina era informante de fuerzas federales.
En la Unidad Especial sobre Violencia Institucional que opera dentro del MPA en Rosario no salen del asombro por la enorme relación – posible – entre el crimen de Medina y Alvarado aportada hace seis años, “como suele decirse, con los cuerpos calientes”, aportó una fuente judicial. Con el impulso que le dieron los fiscales de la Unidad al rol de Esteban Alvarado en una saga criminal que incluye aprietes de todo tipo, homicidios y balaceras a edificios públicos, adjudicados “Al Esteban”, se llegó a la conclusión que puede reflotarse el expediente que tuvo a su cargo Rodenas en su momento. Una causa que promete tener más rebotes en la política, y donde aún no ha quedado claro, por ejemplo, por qué en diciembre del año pasado, la entonces diputada nacional y hoy vicegobernadora, llegó en lancha junto a su esposo, su hijo y el abogado Paul Krupnik hasta una isla entrerriana cuando se estaba desarrollando un allanamiento en una finca cuya propiedad se le atribuía a Alvarado. Hecho que fuera ventilado por este medio oportunamente. Ni por ese episodio ni por la difusión de un audio de Whast App en donde Alvarado le pide a su abogado Claudio Tavella – también detenido por ser considerado miembro de la banda- que “hable con la Rodenas” mientras estaba prófugo de la justicia en enero de este año. Ese material fue difundido en una de las últimas audiencias imputativas a la banda de Alvarado. Y tampoco por ello hubo explicaciones.
Autor: H.M.G