Lo dijo el ministro de Seguridad de la provincia, Maximiliano Pullaro, después de una semana negra en la saga criminal que hay en Rosario.
Maximiliano Pullaro, el ministro de Seguridad de la provincia, está enojado. Se le nota en el leve temblor de su labio inferior, en el ritmo involuntario que impone a su pie izquierdo y en un insulto que se le escapa en medio de una conferencia de prensa a la que citó para plantear su molestia. «Queremos dar un mensaje claro. Vamos a seguir trabajando duro. Nos reunimos con el gobernador, la intendenta y la plana mayor policial para coordinar políticas de seguridad y presencia en los barrios. Mejoraremos el patrullaje y haremos todo lo necesario. Pero hay algo fundamental: los que tenemos responsabilidad en la seguridad no nos podemos hacer los boludos. El jueves hubo seis condenas, pero también seis prisiones domiciliarias, y se reiteraron delitos por parte de gente que debía estar en prisión».
Así, sin pelos en la lengua, el ministro habló ayer a la tarde delante de cuatro pantallas led que mostraban en vivo y directo los patrullajes que se realizaban en la ciudad. Fue en la sede local de la Gobernación, a horas de que se cometiera el crimen 134 del año en la ciudad. A la hora de las estadísticas, el Ministerio no encuentra números favorables. En la ciudad de Santa Fe, en los primeros siete meses de 2016, se registraron 83 crímenes. Así, en el departamento La Capital la tasa anual proyectada para este delito superará las 27 muertes cada 100 mil habitantes. Un indicador que la sitúa como la ciudad más crítica del país. En tanto, en Rosario la tasa prevista para este año sería de 16,78 muertes cada 100 mil habitantes. Nada parece haber cambiado desde que asumió la gestión de Miguel Lifschitz y nombró a Pullaro. Desde entonces hubo tres jefes policiales: Rafael Grau, Luis Bruschi y José Luis Amaya.
Hay un plan. Ante los periodistas, el ministro sostuvo que «los homicidios en ocasión de robo registrados en los últimos días nos conmovieron. Transitamos un plan al que hay que darle espacio. En julio tuvimos 2 homicidios en 21 días, pero hay una violencia inusitada que nos golpea cruelmente», argumentó.
En un análisis puntual, advirtió que «los 120 ó 130 patrulleros que hay en la calle no alcanzan. Apuntamos a tener 200 vehículos». Y dijo que están trabajando para eso. «En primer término vamos a priorizar y profundizar operativos en lugares y zonas determinadas para volver a los parámetros normales de delitos, como hace 25 días. Haremos trabajar a otras Direcciones operativas y formaremos unidades especiales», .
Además, Pullaro enfatizó que en la reunión de ministros de Seguridad de todo el país que se llevó a cabo el 17 de diciembre pasado «se lanzó la emergencia de seguridad, y Rosario, la provincia y la Nación ahora están en esa situación».
«Tenemos que mejorar en todo el trabajo que estamos haciendo. Pero en un momento de dolor como éste tenemos que dar una discusión de fondo. Ninguno de los que tenemos responsabilidad en la seguridad nos podemos hacer los boludos. Acá, en el Poder Ejecutivo, desde hace mucho le ponemos mucha voluntad. Trabajamos de 6 a 21, pero hay otras patas que tienen que hacerse responsables», analizó el ministro en alusión a los jueces, en especial a aquellos que «alivianan las penas».
Dura crítica. Pullaro abundó en ejemplos que lo instalan en una cornisa política: «Una persona fue condenada a 13 años por un homicidio calificado y agravado por el vínculo, estaba en la calle y volvió a matar». Lo planteó en alusión al caso de Andrés Soza Bernard, quien mató a su novia en 2008 y en 2010 fue condenado a 13 años, pero desde 2015 gozó de libertad condicional y ahora está imputado de ser el autor intelectual del homicidio de Fabricio Zulatto.
Y descargó su furia: «En Ecuador a los que asesinaron a las turistas mendocinas les dieron 40 años de cárcel. También aquí se lo podría haber condenado (a Soza Bernard) a 24 ó 30 años, pero algún garantista le dio 13, que para la Justicia no son 13. Fueron 6 y esa persona volvió a matar». Y aclaró que «hay que dar un debate y saber qué responsabilidad tiene cada institución que trabaja en seguridad».
Luego dijo que «tenemos las comisarías llenas de delincuentes y vamos a trabajar para seguir así. Pensamos a largo plazo y no en la coyuntura». Trascartón admitió : «Ayer pasamos un día horrible porque fuimos a hablar con los papás de Nahuel (Ciarrocca), que murió a manos de un malnacido que le robó un celular y hoy está preso, como está presa la persona que mató a Fabricio Zulatto. Nos duelen estas muertes, pero también la muerte de los pibitos de villa Banana (ver página 37)».
Fuerzas federales. A la hora de analizar la presencia de fuerzas federales en la ciudad, Pullaro arriesgó un número: «Hay cerca de 400» agentes de Gendarmería, Prefectura y la Policía Federal. Y sostuvo que «trabajamos en conjunto en Tablada, en barrio Santa Lucía y en Villa Gobernador Gálvez. Además estamos en contacto permanente con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y acompañamos la planificación»; y auguró «fuertes golpes al narcotráfico en el futuro cercano mientras las fuerzas federales estén en las rutas e impidiendo que entre la droga al país».
Finalmente Pullaro destacó su trabajo y las reuniones que mantiene con su par de Justicia, Ricardo Silberstein, con quien coordina «acciones permanentes». Después, saludó a los periodistas y se zambulló en otra reunión de un viernes agitado en Rosario.