Diamante es una ciudad chica, no más de veinte mil habitantes en el centro entrerriano y a cuarenta kilómetros de Paraná. Viven del campo y una de las distracciones es saber qué le pasa al vecino y al hijo de la vecina, o bien comentar las travesuras de los adolescentes y persignarse si se pasaron de la raya. Leonardo Airaldi, de 38 años, el hombre que fue detenido el sábado en Rosario con municiones, drogas y armas, dio mucho que hablar entre los hombres y mujeres que manejan el poder, no tan chico, de una ciudad agraria. En la vida de Airaldi se mezcla el dinero heredado, la política nacional —llegó a ser un buen asesor del ministro de Agricultura del macrismo Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural de Diamante—, y los caminos se cruzan con la política local, los días de furia y malas decisiones en su trato con hombres ligados al narcotráfico, consignó el periodista Claudio Berón en La Capital
La familia Airaldi, al igual que los Tulián y otros apellidos de Diamante, tuvieron y aún conservan amplias extensiones de campo. En el caso de los Airaldi, las tierras se multiplicaban por Feliciano, Las Cuevas y las islas del río Paraná. El matrimonio Airaldi lo formaban Guido y Mirta Balbi, quienes adoptaron a Leonardo. Pero “de una manera u otra Leo siempre fue rechazado por su amplia familia de tíos y primos, rechazo que se acentuó con la muerte de Guido, un hombre muy querido en la zona”, contó una allegada familiar.
Esta distancia formó en él un carácter de niño solo y joven que necesitaba rodearse de personas que lo apreciaran. Una diamantina que conoce la historia familiar dio en la tecla: “Siempre pagó para tener amigos. A los doce y cuando no se conocían los cuatriciclos en el pueblo, él ya andaba en uno y lo prestaba. A los 25 presumía de cerrar los clubes nocturnos en Rosario y Buenos Aires, y de ser amigo de Pancho Dotto. A los 30 fue presidente de la Sociedad Rural. Ahí le sacaron plata para hacer arreglos en campos y le hicieron poner los tractores en las protestas agrarias y así terminó en el Ministerio de Agricultura con Etchevehere. Siempre, de una manera u otra, pagó para tener gente cerca”.
¿Cómo un hombre de buena familia ingresa al delito? La respuesta da paso a caminos sinuosos. Un vecino que lo conoce desde siempre contó que “Leonardo era fanático de River Plate y la filial la manejaba un tal Cayin Ríos, eran parte de una banda llamada Los Mercenarios. Leo pagaba los viajes a los partidos y poco a poco participó en algunas cosas. Estos Mercenarios lo ligan con Celis, el narcotraficante”. Otros del pueblo definen a Airaldi como “un muchacho bueno. Le cuento: una vez se estaba haciendo una colecta en una radio para comprarle medicación a una nena y el se acercó a la radio y le entrego a la familia el dinero necesario. Si alguien necesitaba algo para la familia Leonardo te lo daba”, dijo un vecino al cronista.
Alrededor de 2010 o 2011, con “el auge de la soja, salió como loco a alquilar campos. Llegó a pagar 15 quintales por hectárea cuando el promedio que pagaban los arrendatarios era 8, después alquiló máquinas y comenzó a sacar créditos y pedir plata a las cooperativas y los bancos. Quería demostrar que podía ser productor agropecuario a lo grande, que no iba a depender de los campos y la familia. En esos años andaba con un Mercedes Benz nuevo por el pueblo. Ese mal negocio de a poco lo fundió y le remataron varios campos a la familia, en el 2014 o 2015 ya no tenía mucho”, comentan en los alrededores de la plaza de Diamante.
En medio de malos negocios y vida dispersa, Airaldi conoció a Daniel “Tavi” Celis, actualmente condenado a 15 años de prisión por el fallido robo a la familia Tulián, primos de Airaldi, en la localidad de Las Cuevas, cerca de Diamante, y por dos causas de narcotráfico.
“Se conocieron cuando Leonardo fue a pedirle un favor muy pesado a Celis, y Celis se negó a hacer lo que le pedía, pero quedaron con buena relación. Leonardo le dijo a Celis que tenía una isla y campos con galpones y, como Celis se dedicaba a traer dogas a Paraná y Santa Fe, le gusto la logística de Airaldi”, contó una fuente allegada a distintas investigaciones, en las cuales no aparece el nombre de Airaldi en las llamadas intervenidas de celulares, pero si se presenta mencionado por Celis como su socio.
Leonardo contaba a sus amigos que en Rosario y Buenos Aires él cerraba boliches. “Cerraba el cabaret La Rosa», recuerdan hoy algunos conocidos, y se comentaba que “había vendido algún campo a la banda de Los Monos”, pero ese cuento nunca pudo ser confirmado y tampoco se investigó mucho su vida delictiva. El cabaret de Rosario cerró definitivamente en el año 2013.
En agosto de 2015 a la Policía de la ciudad de Paraná le llegó un rumor: un importante cargamento de marihuana estaba escondido en una casa de la calle Alemanes del Volga, al sur de la ciudad. Al allanar encontraron marihuana escondida en un acoplado sin ruedas en el fondo de una vivienda, eran 1.300 kilos. Al comenzar la investigación el acoplado resultó ser propiedad de Airaldi. Unos meses antes también se había detectado un cargamento de unos 700 kilos de marihuana en inmediaciones de Paraná. La investigación apuntó a Celis como el hombre que logró bajar esa droga en Paraná y Airaldi no fue ni siquiera citado en la investigación del cargamento, ya era funcionario nacional.
Su aparente sociedad con Celis había sufrido un duro golpe y decidió vender el campo que le quedaba, frente a los de su tío Tulián y con salida al río. El 2 de marzo de 2016 Celis y otros tres hombres ingresaron a al estancia de la familia Tulián, en Las Cuevas. El propósito era robar el dinero que la familia tenía para pagar el campo a Leonardo, unos 20 millones de pesos. Pero la esposa de un puestero adivinó la jugada, llamó a la Policía y cayeron presos los cómplices de Celis. Tavi logró escapar.
Un pesquisa que trabajó en la causa sostuvo que “durante la investigación se comprobó la participación de Airaldi. Todo apuntaba a él:. la declaración de su primo que indicaba que solo él tenía el dato del dinero, las confesiones de los cómplices de Celis y la información que logramos obtener. Pero el juez nunca llamó a Airaldi ni siquiera a declarar y todo quedó como una tentativa de robo, luego se pudo incriminar a Celis y por esa causa está preso”, aseguró el policía.
La hipótesis policial es que la idea de la venta del campo era un ardid para robar a los Tulián. “Los paraguayos que le dieron la marihuana a Celis querían cobrarla, y la plata no estaba. Pensaron que robando los 20 millones pagaban”, arriesgó el oficial. Celis contó a algunos investigadores en confianza, sin una declaración judicial de por medio, que “en el robo fuimos a recuperar la plata. Se habían comprado como cuatro toneladas de marihuana y no había lugar donde ocultarla, gran parte se perdió. La gente cree que Leonardo trabajaba para mi pero es al revés, económicamente yo dependía de él. Leo hacía los contactos”, admitió. Esas charlas quedaron como una parte de la causa, olvidadas y nunca oficializadas.