Lo hizo frente a sólo 500 invitados que fueron acreditados especialmente. Lifschitz y Fein rescataron a Belgrano
El presidente Mauricio Macri encabezó ayer una particular celebración por el Día de la Bandera. Frente a unos 500 invitados acreditados especialmente para acceder al Monumento y con poco público en los alrededores de la avenida Belgrano y el parque a la Bandera, el acto quedó reducido a 30 minutos del más mínimo protocolo. A la hora de los discursos, la intendenta Mónica Fein y el gobernador Miguel Lifschitz rescataron el federalismo de Belgrano, Macri trazó un balance de su gestión: «Estamos haciendo lo que había que hacer y los primeros resultados comienzan a asomar», dijo y destacó que la inflación de este año «va a ser la más baja desde 2009».
El discurso del presidente llegó después de la jura de cadetes de institutos de las fuerzas armadas y de seguridad que, junto a alumnos de dos escuelas primarias, rodeaban el mínimo espacio circular ubicado al pie del mástil mayor del Monumento donde trascurrió un acto tan frío como la mañana.
Al igual que el año pasado, la zona del Monumento amaneció cercada unos 300 metros a la redonda. El fuerte dispositivo de seguridad incluyó un doble vallado y sólo dos ingresos para los 500 invitados que pudieron acceder al lugar donde se desarrolló el acto oficial.
Desde el izamiento de la bandera hasta las últimas selfies, media hora después, se desplegó una ceremonia estrictamente protocolar. Las pocas personas que se acercaron a la avenida Belgrano pudieron acodarse en el corralito que partía en dos la plaza de la Coronación. El grupo aplaudió algunos momentos del discurso del presidente.
Los reclamos quedaron detrás de una segunda fila de rejas, allí se desplegaron carteles exigiendo «dignidad» y «derechos» y pidiendo por la libertad de Milagro Sala. La marcha convocada por la Multisectorial contra el Tarifazo no sorteó el cerramiento impuesto por el operativo de seguridad.
No hubo palcos ni plataformas para las autoridades. Apenas una mesa modesta colocada de espaldas al río donde se ubicaron Macri, Fein y Lifschitz. Enfrente, separados por otras rejas, estaba casi la totalidad de los funcionarios provinciales y municipales, legisladores y concejales, referentes de distintos credos y autoridades militares y de fuerzas de seguridad.
La primera fila, y el centro de esa escena, la ocuparon quienes serán las caras visibles de Cambiemos en las próximas elecciones: Albor Cantard y Lucila Lehmann, acompañados por José Corral, intendente de Santa Fe y referente de los radicales macristas.
Puntual, el acto comenzó a las 8.55. Tan a horario que los ministros que acompañaron a Macri, Patricia Bullrich, de Seguridad; Julio Martínez, de Defensa; y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, se incorporaron después. El presidente llegó acompañado de su esposa, Juliana Awada, y por primera vez en un acto del 20 de junio también el gobernador y la intendenta sumaron a sus parejas, la diputada provincial Clara García y Miguel Caravaca.
No hubo un encuentro previo entre los tres mandatarios. «No se dieron las condiciones», explicó Fein minutos después del acto. «Tenemos un diálogo permanente», señaló también Peña, minimizando la situación.
No obstante, algunos reproches se colaron en los discursos, todos cargados de referencias a la figura de Manuel Belgrano. Fein fue más directa: recordó que desde 1999 Rosario no recibe ningún recurso internacional que permita desarrollar obras de infraestructura; Lifschitz recordó el espíritu federalista del prócer.
Macri eligió otra versión del padre de la bandera como prólogo a un balance de su año y medio de gobierno. «El nunca se cansó de hacer, porque creía que en el hacer estaba la solución a los problemas cotidianos. Por eso, en este momento de cambio de la Argentina es una verdadera fuente de inspiración para lo que nosotros llamamos el sí se puede», dijo y despertó tímidos aplausos.
Concluido el discurso del presidente, terminó el acto. Siguieron algunas fotos: Bullrich con autoridades de las distintas fuerzas, Lifschitz y Fein con escolares. No mucho más que eso.
El festejo llegaría horas más tarde, con música, guitarras, payadores y bailes espontáneos en todo el parque a la Bandera. Recién entonces, comenzó la fiesta.