El tribunal rafaelino – hasta donde llegó la apelación de los defensores de los policías involucrados en hechos aberrantes – validó las actuaciones desarrolladas por la fiscalía y confirmó que dos de los tres agentes más comprometidos esperen el juicio presos.
La decisión fue dispuesta en la audiencia celebrada el 12 de agosto pasado en donde el tribunal confirmó lo actuado por el Ministerio Público de la Acusación y corroboró, con grado de probabilidad, los hechos aberrantes que tuvieron a tres policías como protagonistas. De esta manera Carlos Flores, ex jefe de la dependencia de Frontera, en el departamento Castellanos, quedó imputado por la comisión de los delitos de omisión de evitar torturas, tentativa de homicidio doblemente agravada y lesiones gravísimas agravadas. En tanto que a los policías Gabriel Gerbaldo se le atribuyen los delitos de torturas, allanamiento ilegal, privación ilegítima de la libertad agravada y falsedad ideológica de instrumento público. Al tercer policías involucrado en las causas de le imputaron los delitos de privación ilegitima de la libertad agravada y falsedad ideológica de instrumento público. Los hechos ocurrieron en el barrio Acapulco de la localidad de Josefina también cercana a Frontera y en la propia comisaria de esa última población. Fueron dos situaciones distintas, por un lado, las desarrolladas los días 14 y 15 de abril referidas a la privación de a libertad y torturas y por otro los días 18 y 19, que contienen los delitos de tentativa de homicidio y lesiones gravísimas.
La comisaría tomo notoriedad luego que un joven de Frontera fuera encontrado en la ciudad cordobesa de San Francisco maniatado y amordazado y encintado a una especia de cruz que reflejaba una crucifixión. En el pecho tenia pegado un cartel de decía “No Robarás”. La pesquisa estableció que ese muchacho había sido arrancado de su hogar en horas de la madrugada por personal policial y luego trasladado a otra provincia para ser vejado. El escándalo permitió detectar otras aberraciones como la participación de personal de la seccional en otros episodios repugnantes. En uno obligaron a un detenido a comer materia fecal y tomar orina en esta de desnudez total y atado a las rejas del calabozo.
Autor: Héctor Galiano