Arquímedes Puccio, el líder del clan que se hizo conocido en la década del ‘80 por una larga historia de secuestros y asesinatos, murió en 2013 a causa de un accidente cerebrovascular. Pese a haber sido condenado a reclusión perpetua, fue beneficiado por el 2×1 y recuperó su libertad en 2008. En 2011, Diario Libre, de Editorial PERFIL, lo entrevistó en la vivienda en la que residía en General Pico. Allí hablo de su familia, de política y con quienes se sentía identificado.
Un hombre entrado en años, quien en ese momento había perdido todo contacto con sus hijos, sostenía: “Mi familia sufrió demasiado, no tienen mi fuerza. No saben defenderse. Yo voy al frente, a mí me van a tener que matar”. En todo momento de la entrevista, Puccio juró que ni su mujer ni sus hijos estaban al tanto de los secuestros.
Cuando le preguntaron su opinión sobre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró: “Yo lo envidio a Kirchner. ¿Cómo carajo hizo para conseguir esa mina? Esa mujer es una excepción. Tiene una capacidad extraordinaria. ¿Cuántas mujeres hay como esa? Además, ¡ha sido tan linda de joven! Como ella hay una en diez millones. Como Evita. Ésta es culta, capaz, estadista. Evita era intuitiva, se guiaba por el amor a Perón y al pueblo, por los sentimientos. A esta mujer también la guía el amor a la memoria de su marido y a sus hijos. ¡No hay mujeres así, no hay!¡Son muy pocas!”.
Sobre Sergio Schoklender, con quien compartió un tiempo en prisión, declaró: “Estuve diez años con él. Primero en Devoto y después en la 16. Es un hijo de puta, un judío maldito capaz de cualquier cosa. Lo conozco muy bien. Se puso debajo de las polleras de las monjas y se pasó al catolicismo. Después se metió con las Madres de Plaza de Mayo. Estábamos juntos en la 16 cuando vino a verlo por primera vez la señora de Bonafini. Yo la vi. Es un sinvergüenza, un aprovechador y un cínico. ¡Muy inteligente y muy capaz! No le van a probar nada. Es abogado, psicólogo y, además, ha tenido medios. Conoce todas las trampas».
Puccio reconoció que “siempre participó de agrupaciones armadas clandestinas y que, en ese contexto, hacían ‘apropiaciones’ por cuestiones ideológicas “no por plata como se dijo. Siempre tuve una vida paralela en la Agrupación. No es el momento de hablar. Quizá se hable cuando yo ya esté muerto, cuando muera el último de mis compañeros. Mientras tanto, sigo siendo montonero, pero no montonero del montón. Soy montonero de la acción, por patriotismo y por convicción”.
Cuando le pidieron que se autodefina, precisó: “Soy como un soldado espartano, si no tengo la lucha, me muero. Me siento un poco César, un poco Napoleón, un poco Espartaco, me siento un poco Mussolini, Hitler y ¡me siento Perón! Los ignorantes los cuestionan, pero Hitler y Mussolini hicieron grandes cosas pore Alemania e Italia. He tenido amigos judíos y son todos una basura. El judío al final te caga. NO hay judías laburantes”.