La denuncia fue presentada en la Fiscalía Federal hace un mes y está patrocinada por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia. Hace referencia a una casa ubicada dentro de un predio, propiedad de un ex integrante del área de Inteligencia del Ejército.
El Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Santa Fe con el patrocinio de a Secretaría de Derechos Humanos de la provincia denunciaron en la Fiscalía Federal de Santa Fe la posible localización de una casa que habría sido utilizada por integrantes de la represión ilegal en Santa Fe durante la última dictadura. La misma podría tratarse de una de las denominadas “Casitas” donde se torturaron a cientos de presos políticos en los años setenta. Siempre se habían referenciado posibles locaciones en la zona de Santo Tomé, y así lo hicieron saber en sus testimonios distintos ex detenidos por la dictadura en juicios orales o en trámite en primera instancia.
Esta vez, el MEDH llevó como testigo a un profesional santafesino que escuchó de boca de un colega una historia que consideró era hora de contar. La misma refiere a la existencia de una casona en la zona de Colonia San José, a pocos kilómetros de Santo Tomé, donde el Ejército tiene una Guarnición bien equipada.
El testigo aportado por los organismos de Derechos Humanos, da cuenta que allí -en un campo de unos 800 metros por 1.000 -por el relato que le hizo su colega, está emplazada una casa de dimensiones generosas con sótano y habitaciones amplias, además de un bebedero para animales. La misma es propiedad de un ex militar que reportó en el Destacamento de Inteligencia 122 en Santa Fe en los años setenta y es conocido por su rol de articulador entre la inteligencia militar y algunas organizaciones armadas de la época de plomo en nuestro país.
“En el desarrollo de estas tareas – dijo el testigo, que le referenció un ingeniero que trabajó en el lugar en 2001- se encuentra una casa derruida, la cual está posicionada tal como se observa en el plano. Se observa que la misma cuenta con un sótano y que posee baldosas rojas. Un mástil ubicado en el patio frontal que da a la ruta 19, un camino de ingreso (…) además se observa la extensión de un bosque hacia el oeste de la casa en el cual se decide hacer una picada para poder trasladar los puntos antes mencionados y unir con los linderos establecidos en el plano. Mientras se hacen estas tareas se observa la presencia de un encargado que supervisa las tareas que se estaban desarrollando. Cuando se van haciendo las picadas en el interior de la arboleda, se observa suelo removido con formaciones y ubicaciones tipo tumbas. Se cuentan en un número superior a diez. Llegado un momento, quien estaba observando las tareas nos solicita que nos retiremos del lugar del bosque y que continuemos las tareas en forma periférica y nos solicita también que no volvamos a ir a ese lugar”.
La descripción de la casa está asociada al relato de varios ex detenidos, hombres y mujeres, que padecieron largas sesiones de torturas en casas operativas del Área 212 durante la dictadura, a las que siempre se ubicó en la zona cercana al distrito del Ejército en Santo Tomé. Durante el juicio a Víctor Brusa y Cía, varios relatos fueron coincidentes en mencionar que se atravesaban vías, se sentían autos pasar por una ruta cercana y en ocasiones, escuchar el sonido del río. El en el debate oral de de esa causa se inspeccionaros dos casas de campo cercanas a la ruta 19, pero ninguna de ellas fue confirmada por las víctimas como las que años atrás fueron testigos de tanto dolor.
La Secretaría de Derechos Humanos que patrocina la denuncia pidió una serie de medidas que el Fiscal evaluó a la hora de solicitarlas al juzgado federal, que por ahora no autorizó ninguna de ellas. La información sobre las medidas realizadas o solicitadas fueron informadas el pasado jueves en una conferencia de prensa convocada por el MEDH en la Iglesia Metodista de Santa Fe.
Lo central, dijeron, es establecer si allí, no sólo funcionó un centro clandestino de detención, sino también si no existen o existieron enterramientos clandestinos en fosas comunes.
Autor: Héctor Martín Galiano