Lo que iba a empezar a las 21.30, se pasó a las 22. Luego, se reanunció para las 22.15. Terminó arrancando finalmente a las 22.36. A esa hora, la falta de datos puso insólitamente al ministro de Justicia, Julio Alak, como uno de los grandes protagonistas de la jornada. Habían pasado más de cuatro horas y media del cierre formal de las PASO y su discurso, nervioso, estirado y con pifia (habló de primarias “secretas” en lugar de “simultáneas”), concluyó sin datos y con advertencias sobre la precariedad de los primeros números que divulgarían. Fue el preludio de lo que vendría: como candidato único del Frente para la Victoria, Daniel Scioli ganaba las primarias pero no llegaba al 40%; el frente de Mauricio Macri, su principal rival y quien barrió en la interna de Cambiemos a Ernesto Sanz y Elisa Carrió, quedaba segundo a ocho puntos de distancia. Y más: la alianza UNA, en la que Sergio Massa dejó atrás a José de la Sota, también se mostraba competitiva y orillaba los 20 puntos.
El avance del escrutino le permitió al candidato del FPV ampliar la distancia con su competidor. Hoy a las 10 de la mañana, con el 91,43% de los votos escrutados, Scioli alcanzaba el 38,10%, contra 30,36% de la suma de Macri, Sanz y Carrió. Massa quedaba tercero con 20,57% y Stolbizer conseguía el 3,5%.
Estas segundas PASO presidenciales mantienen en carrera para la primera vuelta del 25 de octubre a otros dos candidatos, que pasan el filtro del 1,5% de votos mínimos: Nicolás del Caño, que vencía a Jorge Altamira en la interna del FIT, con 3,3% y Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal), con 2,17%
Este resultado, parcial, abre un abismo de cara a lo que vendrá. A Scioli no le alcanzó para perfilarse como ganador en primera vuelta (necesitaría 45 puntos, o 40 y una diferencia de 10 sobre el segundo); Macri se descuenta que sumará los votos de Carrió y Sanz, pero no se dio la polarización con los K que auguraba; y Massa, si bien hizo una elección mucho mejor a la esperada semanas atrás, debería hacer una remontada histórica para soñar con un eventual balotaje.
Un repaso por los resultados en las provincias muestra que Scioli ganó claramente en la mayoría de los distritos, peleaba con Macri en Santa Fe, La Pampa, Entre Ríos y Mendoza, pero quedaba muy relegado en Capital, Córdoba y San Luis, donde tres postulantes presidenciales (el líder del PRO, De la Sota y Rodríguez Saá) hicieron pesar su localía. Incluso, en algunos lugares donde ganó el FPV estuvo lejos de sus altísimos índices históricos. Por ejemplo, en La Rioja. Esta combinación de números es la que armó un triunfo K a priori limitado.
Con cifras inconclusas, el primero de los más votados en hablar, ya pasadas las 23, fue Macri. Lo precedieron en el bunker de Costa Salguero Carrió y Sanz. Se mostraron juntos. Pusieron sobre tablas, en palabras e imágenes, lo que buscarán de acá en más: dar idea de unidad y equipo con vocación de poder. Un armado amplio.
Luego llegó el turno de un exultante Massa. Cerca de la medianoche, estudiadamente serio insistió con su propuestas de mano dura contra la inseguridad. Como en los últimos meses de campaña, no se apartaba de las propuestas. Pero sobre el final hizo un novedoso llamado a los líderes de la oposición (“a Mauricio, a Margarita”) a “sentarse de cara a la sociedad” a discutir “ideas y proyectos”.
Cuando apareció Scioli, en el Luna Park, ya era lunes. Lucía enojado con la interpretación de los primeros datos. Pidió esperar el conteo de su provincia. Mezcló el recuerdo de Néstor, con alusiones al Papa Francisco y la unión del PJ. El aplausómetro dejó clara la prominencia de público duro en el estadio. Seguidores de alta fidelidad pero insuficientes aún para romper la maldición y que un gobernador de Buenos Aires llegue a la Rosada con la victoria de los votos.
Las PASO presidenciales tuvieron un presentismo moderado. Si bien por las últimas lluvias se especulaba con números catástrofe, la asistencia apenas arriba del 70% estuvo lejos del 78,67% de las primarias de 2011 y del promedio de las presidenciales desde 1983. ¿Hacia dónde irán esos votos si se suman en octubre? Más trabajo para los encuestadores.
En las elecciones de ayer también quedaron consagrados los candidatos que pelearán por gobernaciones e intendencias en seis provincias del país. En la más importante, Buenos Aires, el conteo se hizo inusualmente lento. La pelea más caliente, entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, venía pareja con leve ventaja para el jefe de Gabinete.
Las PASO también funcionaron como una eliminatoria para los precandidatos a diputados y senadores nacionales que pugnarán en octubre. Y fue el debut de los postulantes al Parlasur, que, aunque recién sesionará a pleno en 2020, tendrá este año a 43 argentinos electos. Además, claro, de marcar el primer paso de la inexorable salida de los Kirchner del poder.