El santafesino condenado a 16 años de prisión por corrupción de menores ahora deberá enfrentar la queja de la fiscalía.
El 23 de octubre pasado, un ex empleado del Mercado de Valores de Santa Fe fue condenado a 16 años de prisión por los delitos de promoción de la corrupción de menores de 18 años de edad en reiteradas ocasiones. El sentenciado se llama Nicolás Andrés Borra, un analista de sistemas de 33 años, acusado por seis casos de corrupción de menores a través de internet. Apenas se conoció el fallo, y no conforme con la sentencia dictada, el fiscal Jorge Andrés interpuso un recurso de apelación y solicitó que la pena sea aumentada a 22 años de prisión efectiva, informó el diario Uno de Santa Fe.
Entre sus fundamentos, el fiscal realizó un repaso por los agravantes que presentó el caso y la magnitud de los delitos cometidos y que a su criterio deben pesar en la composición de la sentencia. Borra fue condenado por los delitos de promoción de la corrupción de menores de 18 años, agravados por el engaño y el uso de amenazas, en forma reiterada en seis oportunidades; promoción de la corrupción de menores agravada por ser la víctima menor de 13 años y divulgación de imágenes de menores de 18 años en actividades sexuales explícitas y exhibiendo sus genitales con fines predominantemente sexuales reiterados en cinco oportunidades, todo ello en concurso real entre sí. En la investigación, quedó comprobado que para engañar a sus víctimas, menores de entre 12 y 14 años, utilizaba un perfil falso en los chats de Messenger y Facebook. La Justicia comprobó que a las niñas las seducía, les pedía fotos de ellas posando desnudas y luego las extorsionaba con divulgarlas. Para fundamentar la apelación, el fiscal evaluó que Nicolás Andrés Borra cuenta con capacidad de culpabilidad y que no existen circunstancias que permitan inferir una disminución o exclusión de su responsabilidad. En este sentido, consideró que Borra se aprovechó de la edad de las víctimas, a quien tomó desprevenidas para desplegar su ataque sobre ellas, induciéndolas a llevar adelante las conductas corruptoras. A ello se suman las maniobras extorsivas que desplegó posteriormente para mantener sometidas a las víctimas y las vejaciones que padecieron, tanto individual como socialmente. La mecánica de extorsión El condenado era empleado de la empresa Mercado de Valores del Litoral SA. La detención fue el corolario de una investigación que en 2011 demandó seis meses a la policía santafesina, luego de recibir una denuncia que fuera radicada en la ciudad de Buenos Aires. Esa investigación permitió saber que el detenido, apelando a su dominio de las herramientas informáticas, se hacía pasar por adolescente en las salas de chat gratuitos, redes sociales y en al menos un sistema de correo electrónico. Paralelamente, el sujeto investigaba en la web las relaciones, contactos, datos y gustos de sus potenciales víctimas, y llegado el momento buscaba corromperlas convenciéndolas con distintos argumentos hasta que algunas de ellas posaban de modo insinuante o erótico. A partir de ahí el hombre comenzaba a chantajear a las niñas exigiéndoles cada vez actitudes más osadas, que iban desde sacarse la ropa y asumir posturas pornográficas desnudas que este fotografiaba y filmaba. Una fuente policial sostuvo en su momento que “esta persona, mediante nombres simulados, abría cuentas de Hotmail y Facebook, ingresaba a los sitios de chat donde captaba a sus víctimas, jóvenes de entre 13 y 16 años, a las cuales seducía aprovechando su inmadurez sexual y les pedía que exhibieran parte de sus cuerpos o les giraran fotografías y las coaccionaba publicando esas imágenes en algún sitio web. Luego copiaba esas fotos y las enviaba a los contactos de sus víctimas para pedirles a posteriori a las menores que se siguieran exponiendo.