
Robert Prevost pasó buena parte de su trayectoria pastoral en el vecino país, destino al que llegó por primera vez en 1985. Francisco lo nombró obispo de Chiclayo en 2015.
“El Papa es peruano”, es una frase que comenzó a circular con entusiasmo en las redes sociales desde que se conoció que el cardenal Robert Prevost fue elegido pontífice. En realidad Prevost es estadounidense, nació en Chicago, pero también tiene la nacionalidad peruana. Por eso en el Perú lo llaman “el Papa peruano”. Se hizo peruano en agosto de 2015, luego que Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, una importante provincia de la costa norte del Perú. Pero su vínculo con el Perú se remonta a mucho tiempo antes. Es una relación que tiene 40 años. El ahora papa León XIV ha pasado buena parte de su trayectoria pastoral en el Perú, país al que llegó por primera vez en 1985.
“Si se me permite un saludo en modo particular a mi querida Diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo”, fueron las primeras palabras en español de León XIV, recordando su largo paso por el Perú. Una frase repetida una y otra vez en los distintos medios locales. Se insistía en lo de “el Papa peruano”, se hacían semblanzas de su largo paso por el país, todos aplaudían su elección que era presentada como si fuera un triunfo del país, se comentaba hasta sobre la comida peruana que le gusta.
León XIV, cuando todavía era Robert Prevost, llegó al Perú en 1985, a los 30 años, para trabajar con los agustinos en Chulucanas, un poblado rural al norte del país. Estuvo dos años y luego de un breve período fuera del país retornó en 1988, para quedarse hasta 1999. En ese tiempo estuvo en la Arquidiócesis de Trujillo, la principal ciudad del norte del país, y nuevamente en el Vicariato de Chulucanas. Fue vicario judicial, profesor de derecho canónico, director de estudios del seminario agustino. Regresó al Perú en 2013 como administrador apostólico de Chiclayo, y en 2015 Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, cargo que ejerció hasta enero de 2023 cuando viajó a Roma designado prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Un mes antes de asumir como obispo de Chiclayo adoptó la nacionalidad peruana. Entre 2020 y 2021 también fue administrador apostólico del Callao, principal puerto del país, colindante a Lima. También fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana hasta 2023.
El cardenal peruano Pedro Barreto, que no participó en el cónclave para elegir al Papa porque tiene 81 años, expresó su alegría y sorpresa por la elección del nuevo pontífice, con quien compartió largos años de trabajo en la Conferencia Episcopal Peruana. “No puede ser… Dios tiene grandes sorpresas”, fue su primera reacción. “Tengo una grata amistad con él, es muy cercano, cuando estuvo en el Perú era una persona muy reconocida por su sencillez, su discreción, pero también por su firmeza para decir las cosas que debía decir. Su elección me ha tranquilizado mucho porque es una continuidad con el papa Francisco, con las reformas”, señaló el cardenal Barreto sobre el nuevo jefe de la Iglesia Católica.
El teólogo y sociólogo José Luis Pérez Guadalupe ha conocido bien al nuevo Papa, y como ministro del Interior en el gobierno de Ollanta Humala fue quien firmó el 17 de agosto de 2015 la resolución de nacionalización de Roberto Prevost, ahora León XIV. El diálogo con Página 12, Pérez Guadalupe definió al nuevo Papa como “muy centrado, muy cauto, muy prudente, no tan extrovertido como Francisco, que escuchaba más que hablaba, meditaba mucho, pero muy cercano a la gente, muy cálido”. Sobre la postura del nuevo Papa entre progresistas y conservadores, el teólogo respondió: “No lo ubicaría en las categorías de progresista o conservador, sino que lo veo como un misionero, él vino al Perú como misionero agustino en una zona rural. Es misionero de vocación, eso combinado con que es doctor en teología. Creo que el largo tiempo que ha vivido en el Perú lo ha marcado en la cercanía a la gente, a sus necesidades, en la Iglesia latinoamericana hay más participación de la gente, más religiosidad que en la Iglesia estadounidense. Que Francisco lo haya llamado para dirigir el Dicasterio de todos los Obispos revela que tenía una gran cercanía con él. No habrá un retroceso en las reformas de Francisco porque está en la misma línea de Francisco, pero no creo que sea tan vehemente, tan extrovertido, tan disruptivo como Francisco. Va a ir en esa misma línea, pero marcando su propio sello”.
Por su parte, el internacionalista y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Ramiro Escobar, le declaró a este diario que durante su largo paso por el Perú y su desempeño en la Conferencia Episcopal Peruana, el ahora papa León XIV “era considerado de una línea más bien de centro, pero más cercana a los sectores progresistas, para nada es un conservador. Creo que es un Papa que sigue la línea de Francisco, aunque parece menos audaz, con un discurso más doctrinal. Era muy querido en Chiclayo. Su largo paso por el Perú hace que tenga un cable de conexión no solo con el Perú, sino con América Latina”.
Hundida en la impopularidad y graves acusaciones en su contra, la presidenta Dina Boluarte buscó sacar provecho del entusiasmo por la elección del papa estadounidense que también es peruano. En un mensaje grabado dijo que su elección era “un hecho histórico” para el Perú. “El Papa es peruano, Dios ama al Perú”, exclamó, y pidió unidad en nombre del nuevo Papa, esperando que eso baje los serios cuestionamientos a su gestión y le sume algo a su desacreditado gobierno.
En Chiclayo, apenas se anunció la elección de quien fue su obispo como Papa, decenas de personas comenzaron a reunirse en la Catedral de la ciudad, donde tantas veces habían escuchado sus sermones. “Yo lo he conocido, es una persona muy buena. Dios quiere mucho al Perú, el Papa es peruano”, declaraba a las cámaras de televisión una mujer al borde de las lágrimas. En las puertas de la Iglesia, los fieles desbordados por el entusiasmo coreaban: “Viva Chiclayo, viva el Papa peruano”.