En la provincia de Buenos Aires se registró un promedio de 260 robos diarios durante el año pasado. Las estadísticas oficiales señalan que, a diferencia de los descendentes casos de homicidios, esa clase de delito sigue siendo un riesgo real para los vecinos. Sin embargo, hay zonas que parecen alejadas de la violencia urbana. Esos oasis de tranquilidad, cuyos datos criminales remitirían a los mejores estándares de seguridad europeos, se encuentran en Salliqueló y Tordillo. Se trata de distritos con » delito cero».
En esas localidades, que en conjunto apenas alcanzan los 11.000 habitantes, no se registraron robos, homicidios ni ataques sexuales en 2018. Separados por 510 kilómetros, los jefes comunales coincidieron en resaltar el fomento de las actividades deportivas como una de las decisivas barreras contra el delito. El control de los caminos rurales con patrullas y videovigilancia también aparece en la receta aplicada en los distritos de Salliqueló y Tordillo, las zonas más seguras de la provincia de Buenos Aires, según las estadísticas oficiales de delito presentadas por el Ministerio de Seguridad de la Nación.
Zona agrícola-ganadera, con empresas lácteas que movilizan el empleo local casi en el límite con la provincia de La Pampa, en Salliqueló tienen la costumbre de plantar un árbol por cada nacimiento, en un acontecimiento que reúne a las familias cada septiembre. Esas actividades sociales generan lazos de confianza entre vecinos, otro posible antídoto contra el delito. El año pasado los hurtos crecieron allí 50% con relación a 2017: pasaron de dos casos a tres…
«Las personas que visitan nuestra ciudad se sorprenden porque en las puertas de las escuelas hay decenas de bicicletas sin candados. Muy pocas casas tienen rejas; cuando los vecinos van al banco, dejan las llaves puestas en los autos. Los niños van y vienen solos, sin ningún problema. Todo esto es así porque hay una gran convivencia social», dijo el intendente, Jorge Hernández, un radical que fue uno de los fundadores del cuerpo local de bomberos voluntarios.
Y agregó: «Organizamos permanentemente eventos deportivos y jornadas recreativas, con bandas de música, meriendas grupales y peloteros para los más pequeños».
La fuerte relación comunitaria no es lo único que sustenta el registro de delito cero en Salliqueló. Fue montado un centro de monitoreo en la comisaría local que presta especial atención al acceso principal a la ciudad, ubicada sobre la ruta provincial 85. También se desplegaron otras 40 unidades de videovigilancia que observan los caminos rurales y accesos secundarios.
La baja penetración del delito en Salliqueló -con solo siete episodios de lesiones dolosas, además de los consignados tres hurtos- no parecería tratarse solo de un efecto visual provocado por un favorable corte estadístico. Desde 2016 solo se ha denunciado un robo en esa localidad.
A diferencia de Salliqueló, la pequeña localidad de Tordillo está desde 2002 en manos del peronista Héctor Olivera. Al igual que su colega radical, ese jefe comunal apoya la idea de desarrollar una buena política deportiva que sirva como dique para evitar síntomas de delincuencia juvenil.
«Trabajamos fuertemente con el deporte, fundamentalmente con el atletismo. Buscamos contener a los jóvenes para evitar flagelos como las drogas, que por suerte no son un problema aquí», explicó el intendente de Tordillo.
Con 1801 habitantes, Tordillo es uno de los más pequeños municipios bonaerenses. «Hay localidades de nuestras dimensiones que tienen inconvenientes de seguridad», reflexionó Olivera para señalar que no habría que encontrar en la cantidad de habitantes una de las razones del delito cero en su distrito.
Detalló que se realizan reuniones constantes entre los agentes policiales que trabajan en la zona, los dirigentes políticos y los ruralistas. «Los oficiales interceptan a todas las personas que circulan durante la noche por caminos rurales; todos nos conocemos. El que está en la ilegalidad no encuentra ámbitos para desarrollar su mala vida y es aislado por la comunidad», aseguró el intendente de Tordillo.
El cruce cercano de las rutas 11, 56 y 63 genera un movimiento intenso de vehículos en las cercanías de esa comunidad. En esas vías se registraron cuatro víctimas mortales durante 2018. Salliqueló, en cambio, solo tuvo siete heridos en accidentes de tránsito. Lejos de la violencia cotidiana en el conurbano, dos localidades bonaerenses lograron el sueño de vivir sin rejas.