El politólogo y consultor porteño sostuvo que el ex jefe de Gabinete nacional «sabe fijar agenda y es el más rápido de feflejos». Sin embargo, dijo que «hay que administrar expectativas».
Carlos Fara considera que, hoy por hoy, Sergio Massa es el que más chances tiene para acceder a la Presidencia de la Nación. “Es el que tiene más chances sin duda. Sabe fijar agenda y es el más rápido de reflejos. Sin embargo, hay que construir nacionalmente y saber administrar las expectativas para llegar a 2015 siendo «lo nuevo»”, sostiene el reconocido consultor porteño.
Según el politólogo, el gobierno de Cristina Fernández logró mejorar la gestión en materia económica que, hasta hace poco tiempo, hacía pensar a algunos en una retirada anticipada del poder y sostiene que el kirchnerismo “seguirá existiendo” en la vida política como espacio propio.
En una entrevista con La Capital, Fara también evalúo las perspectivas de los principales candidatos no peronistas para llegar a la Presidencia de la Nación en 2015.
En ese marco, puntualizó que las internas del Frente Progresista dejarán legitimado a un protagonista para disputar el poder y que Mauricio Macri deberá apostar a participar de una compulsa. “Macri solo no llega, y ningún candidato del frente socialdemócrata hoy tiene tantos votos como Macri”, sintetizó.
Fara disertará mañana en Rosario durante un encuentro organizado por la Federación de Empleados Legislativos de la República Argentina, la Fundación Konrad Adenauer y la Asociación Civil Estudios Populares. Será, a las 18,30, en el auditorio de la Acción Católica Argentina, avenida el Huerto 1321.
—Hasta hace pocas semanas se debatía en los pasillos hasta la fecha de entrega de mandato de Cristina Fernández. Hoy, la situación parece haber cambiado. ¿Mejoró la gestión del gobierno nacional en materia económica?
—Claramente sí en cuanto a que tomó el toro por las astas y aminoró la psicosis que se había producido en torno al dólar blue y la inflación. Hoy la aprobación presidencial está en el orden del 43 % (8 puntos menos que a principios de diciembre, antes del desmadre policial y demás). Lo que sí ha caído mucho es el optimismo sobre el futuro.
—¿Qué proyección hace respecto a la continuidad del kirchnerismo como espacio propio?
—Va a seguir existiendo, aunque menguado respecto a la actual situación con el apoyo estatal. Pero es equivocado pensar que es un fenómeno exclusivamente basado en el Estado. Creo que deja una huella importante en la conciencia de la opinión pública.
—¿Cree que Cristina definirá un candidato “kirchnerista paladar negro” o, al fin, hará un “aterrizaje suave” con Scioli?
—No tiene mucha opción, porque no hay paladar negro que tenga proyección. Mi impresión es que va a dejar que se desarrolle el juego, condicionando a Scioli todo lo posible para que su éxito dependa de ella.
—¿Cómo están posicionados hoy los principales referentes políticos de cara al 2015? Le pregunto por Scioli, Massa, Macri, Binner, Cobos.
—Scioli tiene buenas atributos personales, pero depende de la presidenta, quien le complica sus atributos de liderazgo. Sin duda es la mejor carta del oficialismo. Massa es el que lleva las de ganar y durante mucho tiempo lo vamos a ver primero. El tema es que debe construir nacionalmente y mantener las expectativas que generó. Macri es un candidato muy regular, estable, pero siempre con más imagen negativa que positiva. Si no se alía, no creo que tenga posibilidades. Cobos es una incógnita: para el público no peronista, porque nunca quedó claro si es héroe o traidor. Sigue teniendo más imagen negativa que positiva, y no despegó lo que debería. Binner tiene buena imagen, pero también le falta construcción nacional y atributos de liderazgo. El triunfo en Santa Fe no lo hizo despegar lo suficiente. Sanz tiene consigo la mayoría del radicalismo, es poco conocido pero tiene buen potencial.
—Un dato curioso de la realidad es que aunque muchos señalan que hay “hartazgo” con el peronismo hoy dos peronistas lideran las encuestas.
—Sí, pero el perfil de Massa es poco peronista, por eso apuesta a que desperonizar su campaña. No es una pelea de dos peronismos exactamente.
—¿Considera viable un acuerdo entre Macri y Unen para dirimir una candidatura en las Paso?
—No lo descarto. Macri solo no llega, y ningún candidato del frente socialdemócrata hoy tiene tantos votos como Macri. Hoy 50 % de los votantes dicen que prefiere que el próximo presidente no sea ni peronista, ni kirchnerista.
—¿Tiene chances de ganar un candidato no peronista si no está legitimado por una gran interna?
—Habrá por lo menos una interna en el Frente Progresista, y eso va a disparar lógicamente al ganador. Ni Macri, ni Massa tendrán internas por ahora. Dependerá de si los candidatos tienen buenas estrategias de inserción en la opinión pública, más que de si se legitiman o no en una interna.
—¿No es peligroso para Scioli competir en una interna K? Tal vez los votantes kirchneristas definan sufragar por algún otro postulante más identificado con el “proyecto”, tales los casos de Urribarri o Randazzo.
—No creo. A Scioli lo ayudará la interna porque es muy difícil que la pierda, y generará efecto de ganador. El problema de Scioli en ese sentido es si los kirchneristas puros van por afuera con un candidato como Zaffaroni o Sabbatella, porque lo va a alejar de ser competitivo.
—Hoy las encuestas ubican a Massa al frente de la intención de voto. ¿Cómo evalúa la actualidad y las chances?
—Lo vamos a ver adelante durante mucho tiempo por el efecto ganador en la provincia de Buenos Aires. Es el que tiene más chances sin duda. Sabe fijar agenda y es el más rápido de reflejos. Sin embargo, hay que construir nacionalmente y saber administrar las expectativas para llegar a 2015 siendo “lo nuevo”. En su detrimento diría que ninguna figura opositora que haya ganado en elección de medio término en la provincia de Buenos Aires, llegó a presidente (Antonio Cafiero, Graciela Fernández Meijide y Francisco De Narváez).
—¿Considera que las demandas por mayor y mejor seguridad producirán un corrimiento discursivo hacia posiciones más de centroderecha?
—Relativamente. Cuando un problema se vuelve tan masivo pierde identificación ideológica, aunque es verdad que gana espacio el discurso de la mano dura.
Por Mauricio Maronna / La Capital