Nació el 5 de junio de 1943. Médico de profesión. Fue el primer gobernador socialista de Argentina. Ex intendente de Rosario y candidato presidencial. Actualmente es diputado nacional del Frente Progresista.
Hermes Binner considera que el gobierno nacional está repleto de improvisaciones, no está de acuerdo con el ideario de Mauricio Macri, pero cree que lo peor que le puede pasar al país es que fracase la gestión de Cambiemos. El ex gobernador santafesino no ahorra elogios a Miguel Lifschitz: «Es una locomotora que arrastra a todos. Es muy importante su labor».
Binner se muestra a favor de una reforma constitucional en Santa Fe, pero en contra de que el actual gobernador pueda ir por la reelección. «Hay que respetar la coherencia», dice. Y deja una sentencia contra Elisa Carrió: «Es una empresa de demoliciones que no sabe qué hacer con los escombros».
—¿Qué evaluación hace de estos siete meses del gobierno nacional?
—Veo al gobierno lleno de improvisaciones, que verdaderamente son muy preocupantes. Es necesario también darle tiempo para que se acomoden sus funcionarios, sus políticas. La sensación es que los funcionarios no están acomodados en función de gobierno. El sector público necesita que sus funcionarios trabajen en función de gobierno, una premisa que no existe en el sector privado. Tienen que adquirir manejo y experiencia alrededor de la cosa pública.
—¿Dice usted que lo que dificulta al gobierno es que muchos de sus integrantes vengan del ámbito privado?
—No, no es ese el tema. Hay cuestiones colaterales que tienen que ver con la acción; por ejemplo, sacarles las retenciones a las mineras. Eso es desfinanciar al Estado, como sacarles retenciones a determinados cereales es debilitar al Estado. Necesitamos un Estado presente, no un Estado ausente o bobo, a la medida de las necesidades sociales, de la gente, que aporte a la igualdad de la población, y esto es lo que no se ve en el gobierno de Cambiemos. Hay personajes que suben, bajan, aparecen dos o tres días y luego nadie sabe dónde están. No es bueno para la Argentina que el gobierno se muestre tan débil.
—¿Y por qué sucede esto?
—Tienen un marco teórico diferente. Por eso siempre rescato el valor que tiene lo público, tanto como lo privado. Por eso es cada vez más necesario llegar, por medio de la concertación, a un acuerdo social.
—¿Qué debería hacer el gobierno para pegar un barquinazo?
—Si el gobierno no aprovecha este tiempo finito para avanzar en cuestiones que resuelvan los temas urgentes puede entrar en un descrédito rápido. Y esto no es bueno para el país, porque faltan 3 años y medio para que llegue un nuevo turno electoral presidencial. Se le debe dar esperanzas a la gente. Fíjese que la sociedad no está desahuciada, sabe que hay problemas, pero no quiere incendiar nada. Y ese clima es favorable para llevar adelante nuevas y buenas políticas.
—En el gobierno dicen que si no se tomaban las medidas que se tomaron Argentina iba camino a convertirse en Venezuela…
—Otros gobiernos tomaron otras veces las medidas que está tomando éste y siempre nos fue igual. Hay que plantearse otras medidas. Estas políticas que excluyen a la gente del consumo, que achican el mercado laboral, generan una situación de incertidumbre. La gente no quiere nada extraño, pide cosas simples.
—¿Es necesario ir hacia un pacto social?
—Yo presenté un proyecto de consejo económico y social en la Cámara de Diputados. Es una forma ágil, clara, de poner frente a frente a trabajadores y empresarios. Fui expresamente a Santa Fe a ver cómo funciona el consejo económico y social de la provincia, y me llamó la atención la seriedad y responsabilidad con la que se trabaja. Ese es el camino que tiene que buscar rápidamente el gobierno nacional.
—Macri dice que está promoviendo un cambio cultural. ¿Está visualizando eso, lo cree factible?
—Es lo mismo que el segundo semestre. Palabras vacías. Un cambio cultural es más profundo, está en la raíz del hombre. ¿Cuál es el cambio cultural?
—¿Lo sorprende el derrumbe del kirchnerismo?
—Es asombroso el impacto de las denuncias, de lo que se está viendo.
—Y cuando vio los bolsos con dinero de López, ¿qué sintió?
—Es dinero nuestro, de todos los argentinos, no de López.
—Si este gobierno fracasa no hay nada alternativo en el horizonte inmediato.
—No tiene que fracasar, hay que hacer todo lo posible para que no fracase. Este gobierno necesita pensar con los pies en la tierra; no se trata sólo de tomarse un avión y salir disparando para ver al Papa, para ir a París. Se trata de otra cosa.
—Hay un carril vacío que es el de la centroizquierda, de muy mala performance en 2015…
—Se veía venir. En el FAP se había logrado una buena estructura institucional, pero se empezaron a bajar unos y otros. Y se debilitó. Hoy la propuesta progresista aparece con debilidades, pero está firme en Santa Fe, donde sí existe una propuesta de ese tipo.
—¿Le sorprende ver a Stolbizer muy cerquita de Massa, camino a un acuerdo electoral?
—No lo comparto, pero tiene la libertad de hacerlo. La actitud debería ser otra, pero somos grandes todos. No todo el radicalismo es el que está en Cambiemos. En Santa Fe hay una paridad de ministros radicales y socialistas, y se trabaja muy bien. Hay que fortalecer esta construcción. Hay mucha gente humilde que votó a Macri pensando en un gobierno transparente, que no robe, que crea en los valores ausentes del kirchnerismo. Esa es la perspectiva de trabajo para fortalecernos.
—¿Los ruidos que hay dentro del Frente Progresista con los radicales macristas pueden hacer tambalear la coalición?
—No me molesta que haya ruido. Si hay ruido es que está vivo.
—¿Lo nota sólido a Lifschitz?
—Muy sólido. Lifschitz es una locomotora que arrastra a todos. Es muy importante su labor. Toma todos los temas.
—¿Conversa con él, le sugiere cosas a Lifschitz?
—Sí, claro.
—¿Apoya la reforma de la Constitución?
—Sí, hay que generar un acercamiento con todos los partidos políticos. Ojo, se puede gobernar con esta Constitución, pero son 60 años de atraso en las cuestiones sociales.
—La cuestión parece trabada dentro del socialismo por la reelección del gobernador…
—Recuerde cuando Angeloz no cumplió con la premisa constitucional de respetar la no reelección, y luego lo de Menem. Hoy se multiplicó. Pero hay que mantener la coherencia, los principios éticos, algo que no es común.
—Usted le diría a Lifschitz: «Reforme la Constitución pero no se presente a la reelección».
—El es grande, puede leer la Constitución. No se puede legislar para atrás, hay que legislar para adelante.
—¿Cómo observa a la ciudad de Rosario, la nota estancada?
—Con una vida propia extraordinaria, siempre progresista. Tiene sus dificultades como gran ciudad que es, que se va acomodando a realidades cambiantes. No la noto estancada. Se viene una realidad interesante con la incorporación de nuevas luminarias, con luces led que se van a instalar ahora.
—El socialismo cumplió 120 años. ¿Cuáles son los desafíos pendientes?
—La meta como país es tener un gobierno de corte socialdemócrata. Con transparencia en el manejo de la cosa pública y el respeto al otro. Se está viendo una gran renovación en la política.
—¿Qué sintió cuando Elisa Carrió lo vinculó a Julio De Vido?
—Es lamentable. El mal provocado a Santa Fe por los 12 años de gobierno kirchnerista es irrecuperable en el tiempo. Como dice Jorge Asís, «Carrió ex una experta en demoliciones, pero no sabe qué hacer con los escombros».