El jefe de Gabinete mostró fotos para denunciar que parte del informe de donde surgieron las denuncias en su contra había sido filmado en la casa de la diputada. Además habló de la chacarera de su rival en ShowMatch
La campaña política para las primarias de la provincia de Buenos Aires tuvo su mayor pico de tensión ayer, horas después de que en un informe televisivo señalaran al jefe de Gabinete y precandidato a gobernador Aníbal Fernández como capo de una banda de narcotraficantes y autor ideológico del asesinato de tres empresarios.
Todo comenzó el domingo por la noche. Martín Lanatta, condenado por la autoría de las muertes de Damián Ferrón, Leopoldo Bina y Sebastián Forza en 2008, señaló a Fernández como la cabeza que estuvo detrás del triple asesinato. José Luis Salerno, un farmacéutico que estuvo involucrado en el expediente, también apuntó contra el funcionario.
Antes, durante y después del informe televisivo, que se publicó en el programa del periodista Jorge Lanata, Fernández rechazó las acusaciones y denunció una extorsión. Pero el descargo del jefe de ministros tuvo su punto altisonante cuando en la puerta de Casa Rosada acusó a Julián Domínguez y Fernando Espinoza por lo que él consideró «una burda operación».
Este martes, Fernández llegó a la casa Rosada con varias fotos para demostrar que la entrevista a Salerno fue grabada en la casa de la diputada nacional Elisa Carrió. Una de las imágenes que mostró es una captura de la entrevista que le realizó Infobae a «Lilita» en el ciclo Política con Rouge.
«Las reuniones privadas de Carrió coinciden con el lugar donde entrevistaron a Salerno. Hoy voy a ampliar la denuncia por falso testimonio en los términos del artículo 140 del Código Electoral porque no se puede buscar modificar el voto con mentiras», aseguró el jefe de Ministros.
Si bien se esperaba que hoy bajase el tono del enfrentamiento con sus rivales de las primarias, Fernández volvió a criticar a su rival. Consultado por la «chacarera» que bailó Domínguez en ShowMatch, el ministro coordinador contestó: «No lo vi, pero me llegaron 30 millones de mensajes de texto de gente que estaba tomando Reliverán».