Ángel Luis Delgado (25) y Walter Darío Vallejos (19) fueron asesinados a tiros el 30 de abril de 1994. Hubo ocho barras de Boca condenados. A José Barrita, líder de La Doce se lo sobreseyó de las muertes pero fue condenado a 13 años de cárcel por liderar una asociación ilícita y por extorsión. Los dos crímenes significaron el principio del fin de su reinado.
El 30 de abril de 1994, hace veinte años, Boca y River se entregaron a un superclásico intenso en la Bombonera, con muchas llegadas en los dos arcos. Lo ganó dos a cero el equipo visitante, con goles en la segunda mitad de Ariel Ortega y Hernán Crespo. Los “Borrachos del tablón” y los simpatizantes que llegaron a la cancha estaban exultantes. Pero no todo quedó ahí. Cuando un grupo de hinchas millonarios se iban del barrio en el acoplado de un camión mosquitero, fueron emboscados por varios hinchas de Boca armados hasta los dientes que mataron a dos jóvenes riverplatenses. Infojus Noticias recuperó la investigación judicial que terminó con varios de los atacantes presos. Fue el primer proceso en el que cayó José Barrita, alias el “Abuelo”, jefe histórico en ese momento de La Doce.
En el expediente quedó probado que los hinchas de River salieron caminando, en bandadas, por la calle Pedro de Mendoza en dirección a Retiro. Entre las 18.15 y las 18.30, un camión de la empresa Furlong S.A. con el acoplado repleto de hinchas de River circulaba por la Avenida Ingeniero Huergo rumbo a Pacheco. En el cruce con la calle Brasil tuvo que reducir aún más la marcha porque las vías, en muy mal estado, obligaban a atravesarlas despacio. Al menos nueve barras de Boca se habían enfierrado en el playón, donde tenían las armas, en el baúl del auto de Jorge “Corvacho” Villagarcía. Dispararon sin distinción, al grito de “dale Boca”.
Ángel Luis Delgado, que tenía 25 años, recibió varios balazos y murió en el acto. Walter Darío Vallejos era más chico: tenía 19. Cayó baleado delante de las ruedas del camión que terminó por atropellarlo.
El juicio
El Tribunal Oral 17, compuesto por tres juezas, enjuició a Juan Daniel Silva “Dany”; Jorge Darío Almirón “Gomina”; José Barrita “El Abuelo”; Jorge Freddy Cáceres Romero “Bolita”; Edgardo Allende “Chino” o “Alex”; Marcelo Fabián Aravena “Marcelo de Lomas” o “Manco”; Miguel Santoro “Manzana”; Mario Bellusci Martínez “Uruguayo” por los asesinatos.
El 16 de mayo de 1997, día en que se oyó la sentencia después de dos meses de juicio, jugaba Boca. La barrabrava pasó por los Tribunales a acompañar a su líder antes de ir a la cancha. Hubo tensión. Finalmente, Villagarcía, Santoro, Aravena, Cáceres Romero y Almirón fueron condenados por homicidio reiterado, tentativa de homicidio y asociación ilícita a 20 años de prisión. Silva fue condenado a 15 años de prisión por homicidio reiterado y tentativa de homicidio.Bellusci Martínez y Allende a 5 años sólo por asociación ilícita: salieron la misma noche del fallo porque llevaban tres años detenidos.
Al “Abuelo”, en cambio, se lo sobreseyó de las muertes. El Tribunal evaluó que no estaba en el lugar del hecho, y tampoco pudo probar su participación en la planificación. “Porque a último momento, cuando los otros se escapan, hizo un discurso en la tribuna de que no era el momento, que había mucha policía”, recordó el abogados de las familias de las víctimas, Marcelo Parrilli. En su descargo en el juicio oral, donde se despegó de los asesinatos, Barrita fue antológico: “Cuando termine de hablar volví la cabeza y habían desaparecido como si fuesen palomas”, se excusó.
De todas maneras, el “Abuelo” fue condenado a 13 años de cárcel por liderar una asociación ilícita –La Doce- y por extorsión: en 1989, después de una serie de atentados y amenazas –entre ellas a la hija del nuevo vice Carlos Heller-, Antonio Alegre se reunión con Barrita. El capo de La Doce le dijo que los desmanes que se producían en la entrada y el hostigamiento se acabarían a cambio de algunas entradas. Alegre accedió a darle entre 250 y 300 de local, y 400 cuando salieran de visitantes. El gasto se consignaba como “atenciones institucionales”. La Cámara de Casación redujo luego a nueve años su condena.
El destino de los barras, después de pagar el doble crimen, fue dispar: de muchos no se supo más. Barrita murió en febrero de 2001, con 48 años, luego de dos meses de internación en el sanatorio San Juan de Dios de Ramos Mejía, por una neumonía que arrastraba de sus días en la sombra. A Santoro el destino también le fue esquivo: salió en libertad, y al poco tiempo volvió a caer acusado de robar un camión que acarreaba rollos laminados de acero en Avellaneda, o Sarandí, y murió en prisión.
Otros barras de aquél episodio siguen enredados en el delito. Después de pagar el doble crimen en Devoto, desde 1994 hasta 2006, Marcelo Aravena, alias “Manco”, líder del “grupo de Lomas”, cayó preso nuevamente por un enfrentamiento por el control interno de La Doce, el 21 de julio pasado en las inmediaciones de la cancha de San Lorenzo, en el que hubo dos muertos. Unos días después, en la casa de Aravena, los federales secuestraron varios chips y teléfonos celulares, un cuchillo tipo «faca» y un recorte de diario en el que se lo ve junto a Rafael Di Zeo. Jorge “Corbacho” Villagarcía estuvo preso hace poco por la causa de asociación ilícita y venta de carnets mellizos que instruye el juez Manuel De Campos.
La vía civil
Resuelta la causa penal, quedaba pendiente la civil, por el resarcimiento económico para los familiares de las víctimas. Dionisia Delgado Acosta y Miguel Ángel Vallejos, madre y padre de las víctimas, con la representación de Parrilli, demandaron por daños y perjuicios a Boca Juniors y siete barras por 600 mil pesos, considerando que Boca era responsable por lo ocurrido en las inmediaciones de su estadio. “Lo importante, más allá de lo patrimonial, es que es la única manera de hacer responsable a las asociaciones civiles por lo que hacen los miembros de las barras”, explicó Parrilli a Infojus Noticias. El juzgado civil N°72 falló en contra en diciembre 2006.“Cómo había sido fuera de la cancha, aplicaron el criterio de la inmediación de los estadios, que a mi ver es absolutamente arbitrario”, explicó Parrilli.
El abogado apeló la sentencia en primera instancia. Considero que el Código Civil era claro en que las personas jurídicas debían responder por “los daños ocasionados por quienes las administran o dirigen”. Los argumentos no convencieron a los camaristas que en mayo de 2012 lo rechazaron porque las muertes habían ocurrido a “veinticinco cuadras” de la Bombonera. Tampoco a los jueces de la Corte Suprema, que hicieron lo propio en enero de 2013. Ni los dirigentes, ni la AFA fueron siquiera multados por esas muertes. Sí algunos de los barras, en montos que aún no se han fijado –ni cobrado-. Parrilli cree que será difícil que los deudos de Vallejos y Delgado vean un centavo. “Son insolventes, y mucho inhallables”, dijo a Infojus Noticias.
Entre aquella emboscada mortal, hace ya dos décadas, y las actuales, queda otro hilo conductor: las complicidades dirigenciales con los barras. “Si la condena patrimonial a las asociaciones civiles hubiera sido acogida, nada sería como ahora”, concluyó Parrilli. “Primero, porque los dirigentes no serían tan explícitos en el sostén y el financiamiento de sus barras y, por otro lado, cuidarían mejor la organización de los espectáculos el día que son”.
Fuente: Infojus