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Condenaron a 48 años de cárcel a un locutor por violar a 18 jóvenes

La sentencia recayó en Juan Marcelo Escobar, quien atacó a sus víctimas entre 2014 y 2016 haciéndose pasar por policía y siempre bajo amenazas con un arma

Fue el último en entrar a la sala. Con un centenar de miradas sobre su cabeza, esposado y de gesto distante, Luis Marcelo Escobar se sentó a esperar su condena por violar a 18 chicas a las que abordó haciéndose pasar por policía. Todo hacía prever que el monto sería altísimo. Y lo fue. El locutor de San Nicolás fue condenado a la pena más alta que se conozca en la provincia de Santa Fe: 48 años de cárcel. Son más años de los que lleva vividos, un plazo que lo mantendrá ligado al encierro hasta su ancianidad.

Con ese número y un cerrado aplauso de las víctimas y sus familiares que saturaban la sala, cerró el extenso juicio oral y público que había arrancado el 7 de febrero en el Centro de Justicia Penal. El locutor de 42 años fue condenado por abusar sexualmente a 18 mujeres de 14 a 25 años a las que abordaba haciéndose pasar por un policía de Drogas Peligrosas. Los ataques se sucedieron con una mecánica idéntica entre abril de 2014 y agosto de 2016.

Secuelas irreparables

«La condena es ejemplar, no hay otra en la provincia por este monto y es proporcional al daño causado a las víctimas», celebró la fiscal Carla Cerliani tras recibir el abrazo de algunas de las chicas abusadas, que no paraban de llorar. «Un delito de esta índole genera secuelas irreparables. No se puede volver el tiempo atrás. Pero se van con la satisfacción de haber obtenido justicia», reflexionó.

La cita para la lectura del fallo era a las 13. Cuando la puerta vidriada de la sala 10 se abrió, una empleada policial fue pasando lista con los nombres de las víctimas y sus familiares, que se ubicaron en el sector central. Luego accedieron empleados judiciales, militantes e integrantes de organizaciones de género que ocuparon la grada superior. Por un pedido de la defensa al que accedieron los jueces, Escobar fue preservado de las fotos. Por eso los camarógrafos y reporteros gráficos tomaron imágenes de la sala sin la presencia del acusado.

Ante ellos, las madres de las chicas atacadas alzaron carteles para expresar su reclamo: «Las víctimas se merecen justicia. Más de 50 años». El número de asistentes superaba el centenar de personas que aguardaron en silencio, con los jueces ya en su sitio, la llegada del actor principal. Unos quince minutos después de las 13 ingresó Escobar. Iba escoltado —casi rodeado— por policías que lo ubicaron en su asiento sin quitarle las esposas.

Contra lo usual, y a tono con la expectativa del caso, los jueces Mariano Aliau, Patricia Bilotta y María Isabel Más Varela leyeron un resumen de sus fundamentos antes de dar a conocer su decisión final.

Modalidad calcada

Lo más significativo de esos fundamientos (que se conocerán el 14 de marzo), es que consideraron probados los 18 casos en debate. Es decir, aún aquellos donde la prueba era menos contundente. La modalidad calcada de los ataques fue uno de los motivos que convencieron a los jueces.

Por ese patrón repetido, idéntico, la Unidad de Delitos Sexuales buscó durante meses a un abusador serial que se hacía pasar por policía. Lo ubicaron el 20 de agosto de 2016 en Soldini, cuando Escobar iba con su pareja y tres hijos en un Fiat Duna. El auto había sido marcado por la única víctima que pudo tomar nota de la patente. En todos los casos se presentaba como un policía de Drogas Peligrosas y abordaba a chicas jóvenes en barrios alejados del centro cuando iban por la calle o esperaban el colectivo.

El atacante simulaba un operativo: les decía que había un procedimiento en la zona o que necesitaba requisarlas para saber si llevaban droga. A veces les pedía el teléfono de algún familiar y fingía llamarlo. Luego las hacía subir al vehículo (usaba distintos autos) con el pretexto de que debía llevarlas a una comisaría. Pero desviaba hacia alguna zona descampada donde cometía los ataques sexuales, la mayoría de las veces con un arma de fuego y bajo amenazas del estilo de «te voy a pegar un tiro y a tirar al río». Finalmente regresaba a las víctimas hasta las cercanías de sus domicilios.

 

Las calificaciones

 

Teniendo en cuenta las variaciones de cada caso, los jueces lo consideraron autor de tres hechos de abuso sexual con acceso carnal, otros nueve agravados por ser cometidos con arma de fuego, otro caso con arma considerado gravemente ultrajante, cuatro casos de abuso sexual simple (dos de ellos cometidos con arma) y uno que quedó en tentativa.

 

Escobar también estaba acusado de amenazar con un celular desde la cárcel de Coronda a su ex suegra, luego de que su hija sufriera un incidente de violencia de género y la mujer le prohibiera que siguiera visitándolo. Pero como no fue a atestiguar al juicio, de este último delito fue absuelto por la duda.

 

Los jueces tomaron nota de los dichos del acusado del jueves pasado, cuando en una admisión genérica de los hechos dijo estar arrepentido y les pidió perdón a las víctimas. Pero aclararon que los delitos deben probarse más allá de una confesión. Por eso analizaron los casos uno por uno.

 

Primero examinaron los seis hechos en los que se recuperaron muestras de semen con cotejo de ADN positivo. Luego, otros tres en los que no estaba puesta en duda la autoría y donde la evidencia era «abrumadora».

 

La defensora pública Luisa Cañavate no discutió en el proceso la veracidad de las denuncias pero sí la autoría en algunos casos. En los nueve hechos restantes el tribunal encontró una «abundancia de elementos comunes». Las frases usadas por el atacante, el uso de autos luego detectados en fotos de Facebook, los reconocimientos en rueda de personas o el hecho de que se presentara siempre con el nombre falso de Sebastián. Todo eso, para los jueces, son componentes de una misma serie. Y además de remarcar el «daño incomensurable» causado a las víctimas advirtieron que tras la caída de Escobar no ocurrieron otras violaciones de estas características.

 

Una excusa insolvente

 

Sobre el final dijeron que no les corresponde verificar si es cierto que Escobar sufrió una situación de abuso sexual infantil en Acebal como declaró el acusado la semana pasada, cuando dijo que fue víctima de ese hecho silenciado pero que, a partir de 2014, «algo estalló» dentro suyo y lo impulsó a cometer los ataques. Los reconoció a medias, dando a entender que sufrió un desdoblamiento de su personalidad.

 

El tribunal respondió que una junta médica forense dictaminó que Escobar era consciente de sus actos y no certificó que actuara bajo una «alteridad o en estado de trance». En cambio, destacaron que el atacante era frío, manipulador y consciente.

 

«Si bien la experiencia indica que muchos abusadores han sufrido ataques sexuales en la infancia, no significa que todos los abusados se conviertan en abusadores. De hecho, ninguna de las víctimas del presente caso se convirtieron en abusadoras. Debieron vencer sus temores para declarar y participar de reconocimientos», prosigue el fallo, que cierra con una frase del filósofo francés Jean-Paul Sartre: «Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros».

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