A un mes del asesinato hubo pocos avances en la causa. Hay dos personas prófugas, una de ellas sindicada como el autor del crimen. El local estuvo sin custodia una semana. Se llevaron del lugar, de forma ilegal, una importante suma de dinero.
Pasaron 30 días del crimen que conmocionó a la ciudad, a plena luz del día, en el calor típico del febrero litoraleño. Hugo Oldani tenía previsto irse del local 29 de la galería Rivadavia a las 18 horas, como habitualmente hacía los martes. Veinte minutos antes ingresaron al lugar dos personas. El resto es historia conocida. Una mujer y un hombre forcejean con el dueño por un morral color beige. En la tensión del momento el hombre saca una 9 milimetros y dispara. La bala ingresa por el abdomen y sale. El daño es enorme. La adrenalina le posibilita al agenciero intentar retener a la mujer con un último pulso. No lo logra. Todo es captado por las cámaras de seguridad. En la puerta del lugar, el «campana» Braian Damiani espera, se asusta con el estruendo y corre hacia el Toyota Corolla que estaba estacionado en la sede local de Aguas Santafesinas, a mitad de cuadra en pleno centro de la ciudad. A bordo del coche esperaba Juan Ruffino. Cuando los tres se subieron al auto, arrancaron la huída. Ruffino y Damiani están actualmente detenidos, acusados de haber sido coautores del crimen de Oldani. La Fiscal Cristina Ferraro les imputó esa figura porque entendió que todos formaron parte de un plan.
Descontrol
Cuando llegaron los pesquisas de la Agencia de Investigación Criminal al lugar todo era confuso. Los primeros en arribar fueron un «coordinador de escena», junto a un fotógrafo, un perito balístico, otro de rastros y un planimétrico. Las tareas de rigor se realizaron primero en las cercanías del local, dado que la oficina de Oldani permanecía con llave. En ese lapso llega personal de la Unidad de Homicidios. Parte de los peritos de la AIC se trasladaron al Hospital Cullen por pedido de Ferraro, Cuando vuelven al lugar del hecho, pasadas las 22.30 y con la presencia de la Fiscal, comienzan a peritar el comercio. La funcionaria pide que sea grabado todo el procedimiento, que quedó plasmado en una pieza de 54 minutos, grabación efectuada con el celular de un subcomisario que estaba presente. Los investigadores aportaron dos testigos de actuación, civiles, que no ingresaron por pedido de la hija de Oldani. Así se realizó el primer pantallazo del lugar, sólo con la familiar del fallecido y su esposo. Los agentes de la AIC observaron que el local 29 tenpia una puerta que conectaba con otro espacio, más reducido, con cavidades. Allí, sobre estanterías se observaron muchos fajos de billetes de circulación nacional y también en moneda extranjera, principalmente éstos últimos (como se ilustra esta nota).
En el lugar también se halló una caja fuerte de color naranja, que no se abrió por pedido de a hija de Oldani. Todo quedó plasmado en un acta, como informó este medio hace 15 días. De acuerdo a la experiencia de dos fuentes consultadas, acostumbradas a la manipulación de mucho dinero, la estimación que hicieron del monto hallado en el lugar, mediante la observación de fotos y video, es cercana a los cinco millones de dólares. Cualquiera haya sido el monto, lo cierto es que el dinero se esfumó de la agencia.
El lugar debió estar resguardado celosamente por los agentes de la Unidad Regional 1, como lo pidió la Fiscal, pero levantaron la orden operacional 1394/20 sin justificación y sin informarle nada a la funcionaria del MPA, ni tampoco a los agentes de Homicidios. La orden del Jefe de Policía era clara: «Brindar Seguridad y custodiar la faja colocada en el lugar, que no ingrese persona alguna, salvo el personal de Investigaciones y comunicar todas las novedades a la Fiscal». Nada de eso ocurrió. Por orden del Comisario Julián Nizzo, Jefe de la Primera Zona de Inspección se levantó la custodia del lugar, que estuvo en esas condiciones, desguarnecido hasta la tarde del día 17 de marzo, casi una semana sin controles de ningún tipo. Esta anomalía generó un urgente traslado de la jefe de la Agencia de Control Policial, Mariana Oliviera, desde Rosario a Santa Fe para verificar ella misma la situación. En la Seccional Primera, que tenía que hacer cumplir la orden operacional, había quedado plasmado en el libro de actas de la seccional la situación. A las 20.26 horas del día 12 de febrero, el local se quedó sin nadie que lo proteja. Por ello, Nizzo, el jefe de la Seccional Primera, Pablo Límido, y el jefe de la Agrupación de Orden Público están bajo la lupa. En su descargo ante la Dirección de Asuntos Internos, el 11 de marzo, Nizzo señaló que «al momento se producirse el crimen de Oldani, se acercó al lugar quien estaba de sumariante en la Seccional Primera, quien se quedó a cargo de la escena del crimen hasta que llegó la Policía Científica y, posteriormente la Sección Homicidios de la AIC, siendo ellos los que dijeron que se retire del lugar, que ello se hacían cargo, es por eso que, desde las 21 horas del día del hecho, hasta las 12 hs del siguiente, ellos se hicieron cargo del lugar». Todos ello es materia de investigación.
El viernes 14 la Fiscal pidió de urgencia medidas de resguardo de la prueba. Ya era demasiado tarde. El lunes 17, finalmente logran ingresar al lugar, nuevamente, los agentes de la División Homicidios. No fue necesario un cerrajero, como pedía Ferraro en un oficio con varios puntos dirigidos al Ministerio de Seguridad. La propia hija de Oldani les abrió a las 10.30 de la mañana. En los locales 29 y 30 ya no quedaban elementos de valor, ni fajos de pesos, ni mucho menos de dólares. Todo había desaparecido. Dentro de la caja fuerte tampoco había nada importante. Los pesquisas le informan sobre la novedad a la Fiscal.
-Doctora, hay que pedir copias de las cámaras de seguridad del lugar, retiraron todos los valores, hay que pedir los registros fílmicos, urgente –le dijo por teléfono un agente de la AIC a Ferraro.
-No por el momento, se escuchó del otro lado.
Esa medida recién se solicitó el miércoles 19. Todo, por lo pronto, está en manos de la funcionaria y de la División Homicidios. La visualización de horas de imágenes permitirá, a priori, detectar quién o quiénes ingresaron al lugar para llevarse el dinero, alterar la escena y, tal vez, ocultar algo que no debía ni debe saberse.
Autor: Héctor M. Galiano