El arquitecto y docente Javier Mendiondo participó de un Workshop en Italia. Cómo vincular el río y la capital, las tensiones y conflictos, el eje.
El arquitecto y docente universitario de Santa Fe (FADU/UNL), Javier Mendiondo, fue distinguido con un premio en el marco del Workshop de Arquitectura de Venecia (WAVE), un evento de prestigio internacional organizado por el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia (IUAV),que tuvo lugar del 24 de junio al 12 de julio en esa ciudad italiana.
La hipótesis de trabajo, que el profesional santafesino desarrolló junto a un colega brasileño y su equipo de trabajo, fue indagar sobre las formas de vincular la ciudad de Santa Fe con su entorno natural, el río, las islas y el paisaje ribereño. Esto es, cómo hacer más accesible la naturaleza para los habitantes de la urbe, considerando las tensiones y los conflictos que pueden aparecer.
“Il Manifesto”, un periódico histórico de la cultura italiana, publicó: “En torno al concepto de Cota Cero, como se define el nivel del mar, José Paulo Gouvéa y Javier Mendiondo han reunido a numerosos arquitectos latinoamericanos. Ese punto cero no sólo quiere señalar el agua como centro para repensar las ciudades, sino que también marca la necesidad de un trabajo desde abajo, horizontal”.
En qué consistió
El arquitecto es titular de un taller de proyecto de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL, donde se aborda la cuestión del río y la relación con los espacios públicos ribereños. “Venimos desarrollando una serie de actividades al respecto, muchas de ellas son académicas con proyectos con los estudiantes, en las que visitamos distintas zonas, como Alto Verde, Rincón y Colastiné Sur”, le dijo Mendiondo a El Litoral.
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A partir de estas actividades, el año pasado el profesor y los alumnos habían participado ya de un Workshop. “Lo que hicimos fue navegar el riacho Santa Fe y trabajar en Alto Verde con una hipótesis de espacios públicos ribereños, teniendo en cuenta el desafío disciplinar que amerita el río para la arquitectura, la que debe proyectar lugares sociales en lugares inundables. Es decir, que cuando crece o baja el río, se modifica notablemente su su configuración y su acceso”, amplió.
Esta experiencia en campo, que permitió reunir y sistematizar un corpus de ideas atractivas a desarrollar fue el preludio del último Workshop, puesto que despertó el interés de la Universidad de Venecia -a través del IUAV-, que es una de las facultades de arquitectura más prestigiosas de Europa.
“Con mi colega José Paulo Gouvéa venimos desarrollando esta hipótesis de investigar sobre nuestros ríos, sobre todo porque el vínculo con San Pablo es muy activo en términos geográficos. Es que el río Tieté de San Pablo, desagua en el río Paraná. Por lo tanto, estamos vinculados geográficamente”, contó Mendiondo.
Cota Cero
El Workshop internacional en Venecia consistió en tres semanas de trabajo. Participaron unos mil estudiantes y más de 40 profesores de distintos lugares del mundo. Las líneas investigativas se organizan a partir de una hipótesis inicial: este año fue “Walkable Architectures”, o “Arquitecturas Caminables”.
“Nosotros trabajamos este concepto de cota cero, con la idea de generar dispositivos arquitectónicos para desarrollar y poder ‘caminar’ espacios públicos accesibles a los peatones en torno a nuestros ríos y al paisaje del río Paraná y de todos sus afluentes”, comentó el profesor e investigador.
Conflictos y tensiones
La relación entre la urbe y el paisaje ribereño tiene una dinámica de conflicto, aduce Mendiondo. “Por lo tanto, generar hipótesis proyectuales desde nuestra disciplina es importante, sobre todo para dar opciones sociales a la apropiación de estos espacios públicos en el entorno del río. Los espacios ribereños son espacios frágiles y vulnerables”, agregó.
Pero, ¿cuáles son esos conflictos? ¿Dónde se sitúan? El arquitecto dio una idea: “Hay espacios ribereños que están siendo depredados por actividades contaminantes, o por la privatización de lugares naturales. Entonces, estos espacios son bellos por un lado, pero están llenos de conflictos por otro: ambientales, inundaciones, apropiaciones, etcétera”.
Y en esa dimensión que hay en esa dualidad belleza-conflicto, “la condición de belleza los hace muy atractivos a los sectores ribereños para ser apropiados por actividades privadas, que muchas veces van en contra del uso público de esos lugares naturales”, agregó el docente.
Y dio un ejemplo: el country que se está desarrollando sobre la cabecera del Túnel Subfluvial, del lado de Paraná. “Ese es un ejemplo de esos espacios que tendrían que ser públicos y accesibles, para toda una sociedad, porque tienen que ver con la identidad de nuestra región, pero son apropiados”.
El caso Venecia
Al trabajar el concepto de cota cero, Venecia apareció como un ejemplo perfecto. Es decir, cómo fue que en esa bellísima ciudad que se construyó en casi un milenio se logró una coexistencia entre la ciudad y el agua, y de qué manera se desarrolló un sistema económico y productivo y de ocupación del territorio con forma de ciudad pero “sobre el agua”.
“Venecia hace mil años tenía 800 mil habitantes y eso era parte de una dinámica demográfica, económica, productiva muy fuerte. Pero sin embargo, los venecianos pudieron desarrollar un modelo de ciudad y de territorio en contacto permanente con el agua y con una inteligente manera de proyectar y de solucionar el vínculo entre lo fluvial y lo urbano”, explicó Mendiondo.
La enseñanza veneciana debería tomarse, claro. “Hicimos una investigación tanto de Venecia como de las ciudades de la cuenca del río Paraná (San Pablo, Posadas, Asunción del Paraguay, Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y Montevideo), que se basó en una reinterpretación de muchos proyectos que son buenas prácticas de cómo convivir entre ciudad y naturaleza”, subrayó el arquitecto. Ese fue el núcleo de la propuesta que ganó uno de los premios del Workshop.
Fuente: El Litoral