A principios de año Mariana Ortigala, testigo clave contra el capo mafia Alvarado, denunció a Horacio Lucchini (foto), un importante funcionario del ministerio de Seguridad. Encuentros y propuestas extrañas. Una historia de supuestos espías y narcos peligrosos.
Mariana Ortigala no descansa tranquila. Probablemente ya se olvidó de esa sensación hace tiempo. Lo demuestran sus denuncias y manifestaciones públicas. Para los fiscales Matías Edery y Luis Schapapietra su testimonio es clave para apuntalar la acusación contra el capo mafia Esteban Alvarado, imputado por delitos graves, de jurisdicción provincial, que en estos días se ventilan en un juicio oral.
Hace dos semanas, en una entrevista brindada al programa Zona Critica TV , Ortigala pidió que se investigue la situación de Alvarado en la cárcel federal de Ezeiza, donde su ex compinche de salidas en lancha al río Paraná tiene montada una estructura desde donde – dijo – manda a matar a personas. En ese listado temerario estaba, según ella, Ortigala. Pero la grave mención no fue motivada por la adrenalina que puede suponer una pantalla mediática. El 10 de enero, frente los fiscales antes mencionados, realizó una exposición en donde detalló cómo una persona llamada Matías Herrera, vinculada al mundo narco, la contactó. Primero oficio de gestor para el alquiler de una casona en la que habitaba Ortigala en Roldán, la que abandonó luego de una balacera en la que salvó su vida de milagro. Herrera se presentó como interesado por el alquiler de la casa, para el verano de 2020. Dijo que podía pagar 600 mil pesos por dos meses de ocupación, entre noviembre de 2020 y enero de 2021. El inesperado posible inquilino hizo en realidad el trámite de presta nombre para que se alojen en la vivienda la esposa y el hijo de un compañero de ruta de Alvarado, un narco rosarino que comparte pabellón en Ezeiza con quien es por estos días juzgado
En una primera reunión entre Mariana Ortigala, su hermana – a quien le dejó la gestión del alquiler de la casa cuando ella se mudó – y Herrera, éste le dijo que era primo de “Macaco” Muñoz, condenado por tráfico de drogas y absuelto en el juicio en el que se debatió su responsabilidad en el crimen de Claudio “Pájaro” Cantero.. Según la reconstrucción de este medio, Herrera se mostró interesado en despegarse de “Macaco”. Y solicitó una gestión de Mariana para que la vincule y le arme una reunión con Vanesa Barrios, la esposa de Ariel “Guille” Cantero.
Operador todo terreno
Luego de una primera reunión entre Herrera, Mariana Ortigala, su hermana y su esposo, se ventilaron otros temas. Allí, el originalmente interesado en el alquiler, dijo tener un tío vinculado a los servicios de inteligencia en Buenos Aires y una novia dentro del servicio penitenciario de Santa Fe, y que conocía gente de la política que hacía “gestiones”. La denunciante de Alvarado señaló que, ella cree que se reunió finalmente con Barrios, a quien conoce desde que ambas tienen 15 años. Herrera le presentó después a un abogado de Buenos Aires, que terminó defendiendo a familiares del David Perona, quien manejaba el juego ilegal en Rafaela y la zona norte.
En octubre del año pasado Herrera le manifestó a Ortigala – de acuerdo a su exposición en la Fiscalía – que quería presentarle a una persona, y así sucedió. Hubo una reunión entre Mariana, su esposo, el primo de Muñoz y un hombre que se identificó como Horacio Lucchini, quien se presentó como secretario del juzgado federal de Venado Tuerto y futuro viceministro de Seguridad de la provincia. “Era alto, pelado, morocho, panzón y hablaba de un modo raro”, dijo la mujer. Es por la voz nasal que conspira contra la pronunciación de las consonantes. “Me contó que quería mediar entre las bandas de Alvarado y de Guille Cantero (…) que hizo muchos arreglos económicos con Esteban y que él mismo iba a verlo a (la cárcel) de Urdampilleta (…) yo solo escuchaba. Me dijo que él podía obtener beneficio para Guille, como evitar requisas o tener teléfonos las 24 horas (…) también me hablo de dar golpes sociales, por ejemplo que Guille entregue cocinas de drogas y él quedarse con el crédito para mover los hilos y ascender. Quiero aclarar que yo no hice nada de eso”.
Ortigala señaló que al tiempo Herrera empezó a tener una conducta rara. Le decía que se cuide, que Esteban tenía muchos contactos con la policía y que podían seguirme, le sugirió que se ponga una peluca para ir de visita a lo de Vanesa Barrios. En los primeros días de enero volvieron a verse, cerca de Fisherton, y allí advirtió que Herrera había cambiado de celular. Según la mujer, éste le dijo que fue sugerencia de Lucchini que le advirtió que él y René estaban siendo escuchados posiblemente por orden judicial y, cambiando el teléfono, tenía una coartada si había una requisa y descubrían los móviles.
Ortigala dijo además que Lucchini tendría montada una estructura de negocios, que incluyen relaciones con empresarios y cuevas financieras. “Al ministro Lagna se lo puede manipular”, dijeron Herrera y Lucchini, que pensaban quedarse con el ministerio si caía el ministro, desarrolló la mujer en su denuncia hace dos meses.
Lucchini es Director Provincial de Anállisis Criminal Estratégico, un lugar de bajo perfil pero con amplias facultades para acceder a base de datos y entrecruzarlas. Aunque es un área con poca exposición, suele estar ocupada por personas de confianza del ministro, Antes, por ejemplo, estuvo a cargo de esa Dirección Sebastián Sánchez, quien alternó entre esa función y la de secretario privado de Marcelo Saín en el Organismo de Investigaciones. Sánchez es uno de los imputados por ser un presunto integrante de un grupo de personas que perfiló ilegalmente a personas físicas o jurídicas, causa que prontamente tendrá una inminente resolución. O porque se abra el legajo para el acceso a la partes, o porque se convoque a audiencia imputativa.
Autor: Héctor Martín Galiano (contacto@zonacriticaonline.com)