La Cámara de Diputados reeligió ayer a su presidente, el socialista Pablo Farías, ratificó como vice primera a su colega radical Jimena Senn y sumó como vice segundo a Ricardo Olivera, que es el presidente del Partido Justicialista en la provincia.
Los tres fueron votados por unanimidad. Farías reasumió su cargo conmovido por los elogios de sus pares, que –en los 32 discursos de la sesión- ponderaron su estilo “dialoguista” y lo reconocieron como “gestor de consensos” y “militante político”. “Estoy tremendamente emocionado”, agradeció Farías al retribuir flores y aplausos. Y sorprendió al definirse como “un Salieri de Hermes Binner y Miguel Lifschitz”, los dos ex gobernadores que acompañó en la Casa Gris como ministros del gabinete, en 2007 y 2015.
La renovación de autoridades en Cámara arrancó con un clásico: Olivera asumió la presidencia provisoria por ser el mayor en el recinto. “Es el que tiene más experiencia de vida”, dijo la diputada Clara García. Y luego siguió la serie de oradores que valoraron a los tres elegidos. El presidente del bloque socialista Joaquín Blanco recordó que Farías asumió por primera vez la presidencia de la Cámara, el año pasado en el “contexto más difícil y doloroso que nos tocó atravesar” por el fallecimiento de Lifschitz
“Cuando pasó lo de Miguel fue un golpe muy duro para todos. Una situación muy triste”, coincidió la diputada Amalia Granata. “Pero hoy, Pablo supo ganarse su lugar. Estoy muy contenta porque hemos tomado una decisión unánime” al reelegir a Farías y a Senn y sumar a Olivera a la mesa directiva. “Esta vez estuvimos todos de acuerdo”.
“Tengo algo más para destacar. Yo no sé si Pablo está en línea todo el día, pero cada vez que le mando un mensaje, me contesta el teléfono al instante. Y eso no es menor”, soltó Granata. Un murmullo se extendió por el recinto, entre chanzas y carcajadas.
-¡A mí no me contesta! –retrucó una de sus colegas que estaba cerca.
– Perdón, ¡metí la pata!, Pablo –se disculpó Granata. “Bueno, tengo la suerte y el privilegio de que el señor presidente de la Cámara me contesta al instante. ¡La que puede puede y el que no, sigue esperando en líneas, chicos!” –se burló la legisladora.
Siguió otra carcajada. “Es un placer que siga siendo nuestro presidente un año más. Pablo, te apoyo nuevamente este año. Muchas gracias” –saludó Granata.
-Conmigo no ocurre lo mismo, a mi me cuesta encontrarlo. Pero bueno, es un amigo, yo lo quiero igual –bromeó Olivera desde el estrado, a cargo de la presidencia provisoria.
El diputado del PDP Gabriel Real explicó que lo que había dicho –y no se escuchó por el bullicio- “tenía que ver con la relevancia política que cada uno de los diputados y diputadas le da a la atención de Pablo. Esto es así. No tenía ninguna otra connotación, Amalia”, aclaró Real. Y recordó que tantos elogios a Farías le recordaban a su abuela. “Acá somos 50 diputados. Mi abuela tenía 35 nietos. Murió a los 94 años y todos, absolutamente todos, cuando ella falleció, discutíamos y decíamos: ‘Yo soy el preferido’. Así, que todo el apoyo Pablo y ¡suerte esta nueva gestión!”, dijo Real. La serie la cerró con Olivera. “Quiero rectificarme. Yo al presidente de la Cámara lo suelo llamar a las once de la noche y me atiende. Como ocurrió el otro día, cuando era el cumpleaños de su hijo y me atendió. Así que lo que dije antes, fue una broma”, aclaró