El edil del PJ / Santa Fe es un Sola contó con el apoyo de todo el arco opositor -con mayoría- y fue proclamado presidente. El interbloque frentista se abstuvo. Sesión cargada de tensiones y negociaciones caídas en saco roto, de cara a las elecciones del año próximo.
Hora 15.19. En el recinto de sesiones de Concejo no volaba ni una mosca. Silencio sepulcral y la tensión asfixiante de ésas que padecen los claustrofóbicos. Habla por fin Leonardo Simoniello, rompe así la dureza del aire leyendo el despacho con los detalles de la sesión preparatoria. Los rostros de varios ediles, algunos momificados y otros fastidiosos. Había que elegir las autoridades del Deliberativo que asumirán desde 10 de diciembre y por un año.
Sebastián Pignata, del bloque PJ / Santa Fe es una Sola, otrora candidato a intendente en la última elección por el PRO, no por el Justicialismo, fue propuesto para la presidencia de Concejo. A los argumentos de la postulación los dio Ignacio Martínez Kerz, su par del bloque y compañero en aquella elección. La convocatoria era para las 9. El reloj daba las 15.20. Seis horas y 20 minutos hubo que esperar para que todo comenzara, y debe haber pocos antecedentes de tanta demora.
A la postulación de Pignata la acompañó todo el arco opositor, que está integrado por dos sectores (Santa Fe es una Sola, y el Bloque Justicialista) y un Unibloque (Mejor Santa Fe), de Marcela Aeberhard. Hubo acuerdo interno en la designación del postulante, cosa que no ocurrió hace un año, cuando la oposición -con mayoría- podía pelear la presidencia, pero no lo hizo. “Faltaba tiempo”, dirá más tarde a El Litoral la propia Aeberhard.
Y de pronto, todos cayeron en la cuenta de que no había habido acuerdo tras tantas horas: Adriana Molina, del interbloque frentista, dio públicamente la posición de su bloque ante la postulación de Pignata. La decisión era la abstención, que es como no votar o votar “en disidencia”.
El voto fue uno por uno, nominal. Los opositores ponderaron el desempeño de Pignata. Ocho opositores votaron a favor de la postulación del nieto del recordado Alberto Maguid, y el propio Pignata se abstuvo de votar por sí mismo, por norma consuetudinaria.
“Me abstengo”, una vez; “me abstengo”, dos veces. Y tres y cuatro y cinco, hasta contar hasta los ocho ediles del interbloque oficialista. Los cronistas estaban anotando frenéticamente, grabando con sus celulares, saliendo y entrando de la “pecera” de prensa, apretados, llamando a las radios para salir al aire antes que sus colegas. Con ese número de votos afirmativos, Pignata fue electo nuevo presidente.