Fueron también alcanzados por la resolución su hermana, un colaborador cercano y un policía. Salas heredó gran parte del negocio que diseñó en su momento Vanesa Saravia, conocida como “La Curandera”, quien espera en su casa el juicio oral.
El juez federal Marcelo Bailaque procesó en las últimas horas a Luciano Salas, un narco regional que estuvo más de una vez en la mira de los investigadores pero nunca había sido, siquiera, detenido. También la resolución del magistrado alcanza a su hermana, María Sol, alías “Chochi”, a un colaborador del Pai Umbanda, identificado como Santiago del Curto, que tenía el control de la distribución de drogas en algunos puntos fijos de la zona norte de la ciudad. Un policía que prestaba servicios en el Mercado Abastecedor de Frutas y Verduras del norte capitalino también fue procesado. Se trata de Luis Tissera, quien cumplía tareas de protección de los Salas.
Los hermanos Salas y Curto fueron procesados por tenencia para la comercialización y se les trabó un embargo de 320 mil pesos, mientras que el policía por encubrimiento agravado por ser funcionario público, especialmente grave por ser policía y por el ánimo de lucro. El inspector también fue embargado, pero por 100 mil pesos. Todos continuarán detendios.
El Pai al que todos conocían como narco
La investigación por la que quedó detenido Luciano Salas y su grupo de colaboradores, la impulsó el fiscal federal Walter Rodríguez, quien tuvo delegada la pesquisa durante un período importante de tiempo. En ese lapso puso reunir diversas referencias de distintas fuerzas de seguridad, provinciales y federales, que señalaban al Pai como un vendedor de drogas importante, al mismo tiempo que lo vinculaban con la “Curandera” Saravia, detenida en noviembre en Santa Fe con casi 150 kilos de cocaína.
Salas tenía un sofisticado equipo de vigilancia en una de las casas allanadas en Santa Fe a principios del mes pasado, en donde además de encontró dentro de una fosa un cráneo humano. El principal investigado se movía en varios vehículos y tenía un poder económico inusual para un joven que no tenía declarada ninguna actividad económica legal. Se jactaba de tener comparada a “toda la PDI (Policia de Investigaciones de Santa Fe). Sin embargo, una nota elevada por la Agencia de Investigación Criminal (AIC) a la Fiscalía daba cuenta de una situación en donde una persona – de sexo masculino – que necesitaba plata para una fiesta fue a solicitarle dinero al Pai Luciano, y éste le habría ofrecido vender “merca” de la marca “del Delfín”.
La investigación estuvo a cargo en sus inicios de la Sección Inteligencia Antinarcóticos de la AIC pero luego quedó en manos de la Sección especial de Prefectura Naval, delegación Santa Fe.
Autor: Héctor M. Galiano