Algunos miembros de la alianza, como Alemania o EE.UU., habían anunciado que en 2016 continuarían retirando sus tropas. Pero los duros ataques de los rebeldes talibán contra ciudades como Kunduz hicieron reconsiderar la estrategia.
Tras una reunión en Bruselas, los ministros de Exteriores de los países miembros de la OTAN acordaron frenar la prevista retirada de tropas de Afganistán, que se mantendrán en 2016. Además, los representantes acordaron reforzar la defensa aérea en el sur de Turquía.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, explicó que la decisión de extender la presencia de las fuerzas armadas en Afganistán tiene que ver con lo que él calificó como una “complicada” situación de seguridad. “Hemos acordado mantener la presencia de nuestra misión Resolute Support durante 2016, con aproximadamente 12.000 efectivos”, señaló. “Las fuerzas de combate afganas demostraron su resistencia y su valor, pero sigue habiendo desafíos y carencias en sus capacidades”, afirmó. “Haremos las adaptaciones necesarias para garantizar la efectividad de la misión en función de la evolución de los acontecimientos”, dijo Stoltenberg, aunque excluyó que la intervención se convierta en una nueva operación de combate, cuyo vencimiento ocurrió oficialmente a finales de 2014. “Tenemos presencia en Afganistán porque va en nuestro propio interés a la hora de luchar contra el terrorismo extremista”, declaró. Los aliados quieren hacer del país asiático un lugar “estable” y para ello financiarán los programas de entrenamiento entre 2018 y 2020, especialmente el de sus fuerzas aéreas.
Algunos miembros de la alianza militar, como Alemania o Estados Unidos, habían anunciado que en 2016 continuarían retirando sus tropas. Pero los duros ataques de los rebeldes talibán contra ciudades como Kunduz, que llegaron a tomar brevemente el pasado 1º de diciembre, hicieron reconsiderar la estrategia. Alemania incluso aumentará sus fuerzas con hasta 980 soldados, frente a los 850 que había comprometido anteriormente. En el futuro está incluso previsto un refuerzo de los efectivos de la OTAN que trabajan en la capacitación directamente en las regiones en crisis. Además, se considerará entregar información de reconocimiento a las fuerzas de seguridad afganas para evitar que éstas se vean sorprendidas por ataques sorpresivos, como ocurrió recientemente en Kunduz.
Stoltenberg dijo también que los ministros comenzaron también a debatir la forma de financiar a las fuerzas de seguridad afganas a partir de 2018, un tema sobre el que se espera una decisión en la próxima cumbre de la alianza atlántica, prevista en Varsovia el 8 y 9 de julio del próximo año.
“Afganistán sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Es una buena inversión permitir a los afganos combatir el terrorismo y el extremismo por sí mismos”, señaló. En este aspecto, el embajador estadounidense en la OTAN, Douglas Lute, afirmó que Washington espera que Kabul continúe recibiendo 4000 millones de dólares al año para sus fuerzas de seguridad hasta 2020.
Por su parte, el ministro de Exteriores afgano, Salahudin Rabbani, agradeció a la OTAN y a sus socios por extender su presencia en Afganistán. “La situación es mejor de lo que se esperaba en este final de 2015, porque el enemigo común está psicológicamente vencido”, dijo. “Estamos más cerca de un Afganistán democrático, con más seguridad, paz y desarrollo, pero eso no será posible sin el apoyo de los socios”, recalcó Rabbani, que además señaló que su país contribuirá con otros 500 millones de dólares al año.
Por otra parte, Stoltenberg anunció poco antes de la reunión un apoyo militar de la alianza en el refuerzo de la defensa aérea turca. “Trabajaremos en nuevas medidas para garantizar la seguridad de Turquía”, dijo el líder de la OTAN, que sin embargo matizó que la decisión se tomó antes de la reciente escalada de las tensiones entre Turquía y Rusia tras el derribo de la semana pasada de un avión ruso en la frontera turco-siria por parte de Ankara. Stoltenberg señaló que aún no se decidió definitivamente la forma en que se reforzará la presencia de la alianza atlántica en el sur de Turquía, pero señaló que Alemania puso a disposición de las fuerzas de la OTAN una fragata que ya se encuentra en el Mediterráneo oriental, mientras Reino Unido ofrecerá aviones de combate. Estados Unidos ya estacionó cazas interceptores en el marco de un acuerdo bilateral para reforzar la defensa aérea del país. “Espero que otros aliados anuncien promesas y que en pocas semanas podamos tomar decisiones”, dijo Stoltenberg.
En realidad Estados Unidos y Alemania habían decidido reducir su apoyo militar a Turquía y a mediados de este año iniciaron la retirada de sus sistemas de defensa antimisiles Patriot. Actualmente en territorio turco sólo está activa una batería Patriot española.
En el encuentro de ministros de Defensa de octubre, Stoltenberg había dejado en claro que la OTAN enviaría incluso tropas a Turquía para proteger el territorio aliado si fuera necesario. Entonces, el ministro de Defensa turco, Vecdi Gonul, pidió apoyo concreto en la defensa aérea.
El trasfondo es la intervención rusa en el conflicto sirio, muy criticado por Ankara, ya que Moscú opera al margen de la coalición internacional contra el autoproclamado Estado Islámico (EI) y al mismo tiempo que combate al grupo terrorista apoya al presidente sirio Bashar al Assad.
Tras el derribo del avión ruso, la OTAN manifestó también su intención de evitar esos incidentes en el futuro con nuevos mecanismos de prevención. Algunos países incluso presionaron para aumentar el diálogo con Moscú, después de que la alianza suspendiera prácticamente todas su cooperación con Rusia tras la anexión de la península ucraniana de Crimea el año pasado. Pese a ello, las partes mantuvieron los contactos políticos y militares.