Ingresó en la agencia en 1976 y tres años más tarde comenzó a espiar para Moscú, a la que proveyó valiosísima información a cambio de millones de dólares y diamantes
Robert Hanssen, un antiguo agente del FBI que fue sentenciado a cadena perpetua en 2002 por espiar para Moscú durante la Guerra Fría, fue encontrado muerto en su celda en una prisión federal en Colorado el lunes, informó la Agencia Federal de Prisiones. Tenía 79 años.
Hanssen fue encontrado sin señales de vida en el Centro Penitenciario y Administrativo de Máxima Seguridad en Florence, Colorado, poco antes de las 7. Fue declarado muerto tras los infructuosos esfuerzos de los trabajadores médicos de emergencia para salvarle la vida. No se dio una causa de muerte.
Parece la típica imagen de una ciudad ucraniana bombardeada por Rusia. Pero ahora es al revés y se trata de la pequeña ciudad de Shebekino, en Belgorod.
Hanssen estaba detenido en Florence, un centro carcelario de máxima seguridad, desde el 17 de julio de 2002, después de haber sido sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional tras declararse culpable de 15 cargos de espionaje.
Hanssen se unió al FBI en 1976 y con el tiempo ocupó varios cargos de contrainteligencia que le dieron acceso a información clasificada. Comenzó a espiar para la Unión Soviética tres años después de unirse a la agencia, cuando fue asignado a una unidad de contrainteligencia en Nueva York, al entrar en contacto con una organización comercial soviética que era conocida por ser una fachada de la agencia de inteligencia militar de la Unión Soviética.
Dejó de espiar durante varios años a partir de 1980, luego de que su esposa, Bonnie, lo descubriera en el sótano de su casa en el condado de Westchester, Nueva York, y Hanssen rápidamente tratara de ocultar algunos documentos. Hanssen le confesó sus acciones a ella y a un sacerdote afiliado al Opus Dei, la organización católica a la que pertenecía la pareja.
En 1985 comenzó a espiar de nuevo, y le proporcionó información a la KGB. En esta oportunidad hizo un mejor trabajo al cubrir sus huellas, pues utilizó comunicaciones encriptadas y otros métodos secretos. Identificándose solo por nombres en clave como “B” y “Ramón García”, Hanssen le notificó a la KGB sobre tres de sus oficiales que estaban espiando para Estados Unidos y también reveló la existencia de un túnel que el FBI y la Agencia de Seguridad Nacional habían construido debajo de la embajada soviética en Washington. Funcionarios del gobierno afirmaron que su traición revelando la existencia del túnel le costó a Estados Unidos cientos de millones de dólares.
El trabajo de Hanssen como espía de Moscú pasó desapercibido durante años, período en el que recaudó más de 1,4 millones de dólares en efectivo y diamantes a cambio de “información de seguridad nacional altamente clasificada”, según el FBI.
En la década de 1990, tras el arresto de Aldrich Ames, un agente de la CIA que también espiaba para los rusos, el FBI y la CIA se dieron cuenta de que alguien seguía proporcionándole información clasificada a Rusia. Sin embargo, no fue sino hasta el año 2000 que las agencias pudieron encontrar documentación rusa que los dirigió a Hanssen.
Hanssen fue arrestado en un parque de Virginia en febrero de 2001, luego de que dejara documentos clasificados para sus contactos rusos.