
El actor español Eusebio Poncela, recordado en la Argentina por sus protagónicos en La Sonámbula, Los gozos y las sombras o Las aventuras de Pepe Carvalho, murió a los 79 años y deja en su historia una vasta trayectoria marcada por su versatilidad como artista y su condición de transgresor. «Soy un exhibicionista profundo», dijo de sí mismo.
Nació en Madrid el 15 de septiembre de 1945, se crió en plena dictadura franquista en el popular barrio de Vallecas. Su padre era comunista y su familia estuvo marcada por la posguerra española.
Comenzó sus estudios en la Escuela de Arte Dramático de Madrid en 1965 y dos años después debutó en teatro. En los setenta vivió en Nueva York y Los Ángeles, donde participó de distintas compañías. A mediados de los ’80 fue premiado como mejor actor en el II Festival Internacional de Cine Fantástico de Oporto.
Sin bajarse del escenario, en 1990 actuó en Madrid, París y Barcelona, y fue parte del elenco de numerosas películas filmadas en Europa y la Argentina, donde también expuso sus pinturas en distintas galerías de arte.
Fue candidato al Premio Goya, como mejor actor, y en 2017 el Premio Sant Jordi de cine por su trayectoria profesional. Contó, además, con el Faro de Plata del Festival de Cine 2002 de Alfaz del Pi (Alicante, este) y el Premio de Cinematografía Nacho Martínez del Festival Internacional 2004 de Cine de Gijón (norte).
Sus primeros años quedaron marcados por los intensos papeles que alumbraron su fama de actor maldito en la mítica La ley del deseo (1987), de Pedro Almodóvar.
Logró alcanzar el reconocimiento internacional durante casi seis décadas de fructífera carrera. Vital, sensible, claro y sincero, Poncela se convirtió en uno de los actores más representativos de los primeros años de la democracia española.
En una entrevista con EFE en 2022 dijo sentir que a sus «setenta y tantos» estaba «empezando» y que era feliz «los tres segundos que dura la felicidad». Pero sobre todo que disfrutaba de la vida: «Estoy empezando a ser inteligente, a ser buen actor, a ser buena persona y todo lo tengo que demostrar porque, eso sí, soy un exhibicionista profundo», se definió.