El hashtag decía #NiUnaMenos pero el grito fue mucho más y resonó como eco con el “Basta de femicidios”, el “Basta de violencia machista” y el “Dejen de matarnos”. El escenario, en la capital provincial, fue la plaza 25 de Mayo, ese espacio marcado por los eventos más importantes de los santafesinos, por las luchas incansables y las conquistas populares. Ese lugar, que a la mañana se llenó de estudiantes que prometieron lealtad a la Bandera, a la tarde estuvo repleto de personas dispuestas a comprometerse por el derecho de las mujeres a vivir sin violencia.
Hubo muchas banderas pero también una gran cantidad de personas que llegaron con la convicción de que estar ahí era, primero, un compromiso personal. Es que una de las características más importantes que tuvo #NiUnaMenos es que puso en el centro un reclamo con el que nadie puede estar en desacuerdo pero que, a la vez, interpela a todos: “Basta de matar mujeres”.
Fue la primera vez, por lo menos en la ciudad, que la lucha contra el machismo reunió a unas 10.000 personas en un mismo lugar. De manera pacífica y respetuosa, los reclamos y las miradas de las y los participantes encontraron su lugar.
Las propuestas fueron tan diversas como sus generadores. Los gremios, los programas provinciales, municipales y universitarios, las agrupaciones políticas y distintos organismos nacionales armaron sus stands con información y una radio abierta dio lugar a la pluralidad de voces.
También estuvieron las organizaciones de mujeres, las que trabajan en los barrios y las que reúnen a las referentes locales en la temática. Y muchas mujeres sobrevivientes de ataques machistas que deseaban compartir sus historias para que nadie las tenga que repetir.
Dos mujeres que fueron víctimas de violencia y que hoy participan de un grupo de empoderamiento en el Ministerio Público de la Acusación destacaron la necesidad de que la Justicia contemple lo que ocurre con los hijos de los agresores y también trabaje para protegerlos.
Finalmente, recorriendo cada espacio, con fotos en sus manos, los familiares y amigos de las víctimas de femicidios pusieron cara y nombre a las duras estadísticas. Uno de los primeros en llegar fue Juan Monzón, el papá de Melina, una de las jóvenes quemadas en Semana Santa de 2013. Como desde hace ese terrible día pidió, frente a Tribunales, que la Justicia siga investigando el crimen de la joven y sancione al responsable.