El 20 de los Spurs y 5 de la Selección Argentina explicó cómo fueron los momentos previos a dar a conocer su retiro. También anticipó lo que se viene en su vida.
Horas después de anunciar su retiro, Emanuel Ginóbili publicó en diario La Nación su habitual columna. En esta oportunidad, ya como ex jugador profesional de básquetbol. En esas líneas, el 20 de los Spurs dio algunos detalles de cómo fueron los momentos previos a la comunicación con sus seguidores. Contó, por ejemplo, que esperó que llegue su DT, Gregg Popovich, para decirle primero que nadie lo que iba a hacer. A continuación algunos fragmentos de la publicación que lleva el título: «No me quedé con las ganas de nada».
Tampoco puedo decir que fue una decisión apurada o inesperada. Tengo 41 años, lo estiré bastante el temita este del básquet ¿No? No sólo eso, en mi cabeza, la temporada pasada fue en todo momento «la última». Nunca lo exterioricé porque no tenía ningún sentido limitar mis opciones, quería dejar la puerta abierta por las dudas que cambiara de idea o que siguiera sintiendo la fuerza física y mental que se necesita para afrontar una temporada de este estilo.
Durante nuestras vacaciones, hablamos bastante con Many (su esposa) sobre la concreta posibilidad que esta vez sí fuera la vencida, pero nunca nos animábamos a confirmarlo ni creerlo del todo. Es que seguía queriendo dejar esa opción en caso que al volver a San Antonio algo me despertara el deseo de seguir y me volviera a llamar hacia la cancha, pero pasó lo contrario. Regresé y me puse a hacer pesas, agarré la pelota, miré a los más jóvenes entrenarse y romperse el lomo para estar bien para la pretemporada y a mí, sin embargo, todavía me dolían los últimos dos golpes de la temporada anterior. De a poquito me fui convenciendo de la decisión a tomar.
También puedo decir que no me quedé con las ganas de nada, jugué hasta que tuve ganas, algunos se tiene que retirar por lesiones o demás cuestiones antes de tiempo, pero yo jugué hasta pasados los 40 años. La verdad es que no me quedó nada pendiente. Es más, me di el gustito en los últimos tres años de jugar como uno quisiera hacerlo con sus amigos, sin sentir la presión de ser el responsables exclusivo de lo que pueda suceder, con la sensación de ‘yo ya di todo lo que pude’. Jugué porque me gustó hacerlo, por mi respeto y aprecio al lugar en el que estaba.
Futuro
Lo que le dejé en claro a Pop es que no es un «chau, me voy». Mis hijos ya empezaron las clases y mientras esté en la ciudad voy a estar cerca del equipo y de la franquicia, tal vez no pueda ayudar más sacando una falta en ataque o con algún robo o algo, pero trataré de sumar en lo que pueda, tengo un gran aprecio por mis compañeros, por el staff y toda la gente del equipo y quiero que le vaya lo mejor posible. Si puedo ayudar desde afuera, lo haré con mucho gusto.