El presidente dijo que los «terroristas» que protagonizaron los ataques «pagarán con la fuerza de la ley este gesto antidemocrático»
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este domingo que decretó la intervención federal a Brasilia tras los ataques que cientos de simpatizantes de su antecesor, Jair Bolsonaro, perpetraron contra las sedes de los tres poderes públicos, en la capital, y advirtió que los “terroristas” que los protagonizaron “pagarán con toda la fuerza de la ley”.
El mandatario remarcó que hubo un operativo de seguridad defectuoso. “Creemos que hubo falta de seguridad y quiero decir que todas las personas que hicieron esto serán encontradas y serán punidas”, dijo Lula en Araraquara, Estado de São Paulo, donde estaba de visita por una tragedia de inundaciones.
“Lamentablemente, los que tenían que hacer la seguridad del Distrito Federal era la Policía Militar del Distrito Federal y no lo hizo, hubo una incompetencia, mala voluntad o mala fe, ustedes vieron las imágenes de cómo los acompañaban” a los manifestantes, comentó Lula.
Aseguró que esos uniformados serán “punidos de forma ejemplar” y “no son confiables”.
“Esos vándalos, que podemos llamar de nazis fanáticos, stalinistas fanáticos o mejor fascistas fanáticos, hicieron lo que nunca se hizo en este país”, dijo en relación con los atacantes.
Agregó que van a “descubrir quiénes son los financistas de estos vándalos que fueron a Brasilia”, además de asegurar que “todos pagarán con la fuerza de la ley este gesto antidemocrático”.
Lula también responsabilizó a su antecesor, a quien llamó “genocida”, y acusó al agronegocio y al las mafias de la minería ilegal de financiar estos movimientos golpistas. “Él estimuló la invasión a los tres poderes siempre que pudo y eso es responsabilidad de él”, dijo, para añadir: “El agronegocio posiblemente también estuvo allá”.
El líder del Partido de los Trabajadores mantuvo previamente una reunión de emergencia con sus ministros para tratar la situación en Brasilia, donde la turba de manifestantes asaltó las sedes del Congreso, el palacio presidencial de Planalto y el Tribunal Supremo Federal para exigir un golpe de Estado.
Lula mantuvo desde Araraquara una reunión por videoconferencia con los ministros de Defensa, José Mucio Monteiro; de Justicia, Flavio Dino, y de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha. El presidente se encontraba en esa localidad paulista para comprobar en primera persona los daños causados la semana pasada por las intensas lluvias, que causaron la muerte de seis personas.
Lula está acompañado de los ministros de Trabajo, Luiz Marinho; de Ciudades, Jader Filho, y de Desarrollo Nacional, Waldez Góes.
Previamente, el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, aliado de Bolsonaro, echó de su cargo al secretario de Seguridad, Anderson Torres, a quien atribuye la responsabilidad por las manifestaciones.
Policías de Brasilia fueron filmados inactivos ante el avance de los golpistas para ocupar los edificios públicos. La tropa de choque comenzó a reprimir con gases a los manifestantes cuando ya habían vandalizado el interior del Planalto, el Congreso y el STF.