Años atrás, los periodistas locales copiaban y pegaban su apellido de algún sitio rosarino en Internet… como para no cometer errores. Hoy escriben sobre la precandidatura a gobernador de Miguel Lifschitz de corrido, sin buscar noticias viejas de sus gestiones como intendente -entre 2003 y 2011-, ni actuales como senador. Tampoco verifican dónde va la zeta y dónde la ese de su siempre activa cuenta de twitter, que dispara simpatías en todas las direcciones.
En @MiguelLifschitz hay desde fotografías en la casa natal del escritor Juan José Saer, en Serodino, hasta una reciente mención por la muerte -siete años atrás y en vísperas del Día del Amigo- del Negro Fontanarrosa, pasando por homenajes a Belgrano, visitas a cooperativas de trabajo, actividades vinculadas a su tarea como legislador, y otras como secretario general del Partido Socialista, en un prolijo equilibrio sobre el territorio provincial.
En su blog (perspectivablog.com) hay mucho más para leer (propio o debidamente citado) para saber cómo piensa el ingeniero civil, que hizo el secundario en el Instituto Politécnico Superior de la UNR (algo así como el Industrial de aquí). Tanto confía en lo hecho durante los últimos años por la provincia, que en nuestra ciudad alquiló una casa que se inundó en 2003.
Desafíos
Salvo por una aparición destemplada del senador nacional Rubén Giustiniani (más dura con Hermes Binner que con su candidatura), su consonante apellido de una vocal se pronuncia con naturalidad, cuando de mencionar al hombre del socialismo para 2015 se trata.
Lifschitz no ha tenido que salir a pelear dentro del PS. Pesan mucho sus 354.934 votos de 2011 (93.171 más que Bonfatti, e incluso más que Binner en 2007, en ese departamento), pero el dirigente sabe que debe hacerse conocer, más allá de esos límites distritales si -como supone- “en 2015 habrá un escenario similar al de 2011”.
Subraya que por ahora es sólo “una posibilidad”, que aún “resta mucho tiempo”, pero mientras tanto habla de qué haría para darle su “impronta” a la próxima gestión.
“De todos modos -advierte- no podemos dejar de reconocer que cada partido que integra el Frente tiene sus expectativas y tiene dirigentes prestigiosos, y que a la hora de la negociación, seguramente cada uno hará valer sus fortalezas”.
“Los gobiernos de Binner y Bonfatti encararon una profunda transformación de toda la arquitectura institucional de la provincia, y han avanzado en reformas sobre el sistema de Justicia, de la educación, en la salud pública, en el sistema policial”, describe. Y aventura: “Los desafíos del Frente Progresista son permanentes y si bien hay que darle continuidad a todo lo que se viene haciendo, habrá que profundizarlos y encarar otros nuevos en la próxima etapa”.
“Gestión fuerte”
“Yo estoy convencido de que el tiempo de un gobernador en Santa Fe es breve. Si bien el período es de 4 años, lo que no es poco, el último es electoral y así el tiempo efectivo de gestión fuerte es de tres años. Por eso es fundamental llegar al gobierno con muchos consensos dentro del Frente respecto de algunas prioridades, de leyes fundamentales, de iniciativas que queremos poner rápidamente en marcha, tienen que ser parte de un acuerdo entre los distintos partidos”, del oficialismo.
Afirma que “hablar de ‘el norte y el sur’ es una simplificación. En realidad hay varios nortes y varios sures… y muchos más centros. Hay por lo menos 19 realidades distintas. Cada departamento tiene demandas, carencias y expectativas, y también sus fortalezas. No hay ninguna región santafesina sin perspectivas, sin posibilidades, sin futuro”.
“Se ha construido un proyecto provincial en el Frente Progresista, abarcativo e integrador. Sin dudas sería un gran desafío poder continuar la tarea de dos grandes gobernadores, y fijar como prioridades las infraestructuras, el desarrollo productivo, profundizar los cambios en el terreno de la seguridad y dotar a todo eso del marco legislativo adecuado”, proyecta.
Fuente: Diario El Litoral