La princesa de Asturias -conocida antes de ser parte de la monarquía por ser conductora de un noticiero de TVE- lleva diez años casada con el príncipe Felipe, con quien tiene dos hijas. El matrimonio enfrentó rumores de crisis y separaciones que varias veces tuvieron que desmentir.
Diez años han pasado desde aquella mañana lluviosa en la que una periodista se convirtió en princesa. Letizia Ortiz pasó de entrar todas las noches en las casas de media España gracias al telediario de TVE a ser noticia al casarse con el príncipe Felipe, llamado a convertirse en el próximo monarca. Aquel 22 de mayo, la pareja completaba un camino que había arrancado el 1 de noviembre del 2003 con el anuncio de su compromiso. De forma un tanto precipitada y que tomó por sorpresa a gran parte de la sociedad que desconocía la relación que se había iniciado solo siete meses antes, Letizia Ortiz dejaba el anonimato para ser portada de todos los noticieros y diarios.
En pocas horas, se conocían todos los detalles de su vida. Nacida en Oviedo en septiembre de 1972 y de padres divorciados, ella era la mayor de sus hermanas: Telma y Érika. Pero, sin duda, el detalle que no pasó desapercibido para muchos era el pormenor de que ella también había estado casada. En 1998 y tras diez años de noviazgo, Letizia Ortiz se casaba con Alonso Guerrero, del que se divorció un año más tarde. Seis días después en la pedida de mano, su famosa interrupción al príncipe -“déjame hablar cariño»- gustó y disgustó a partes iguales. Probablemente aquel día fue el inicio del fin de la espontaneidad de la periodista y el comienzo de los ríos de tinta con críticas hacia la entonces futura princesa. Desde entonces y observada con lupa, en pocas ocasiones se la ha visto volverse a saltar el protocolo. No sería hasta los atentados del 11-M, pocas semanas antes de su boda, cuando se volvió a ver la Letizia Ortiz más humana. Sus fotos llorando fueron las instantáneas más perseguidas y, también, las más conmovedoras.
Con una boda marcada por los sucesos de marzo, los príncipes tuvieron un enlace pasado por agua con una solemne ceremonia en la catedral de la Almudena a la que asistieron 1.700 invitados. Madrid vivió su primer casamiento real culminado por un recatado beso. Casi un año después, se conocía la noticia de que Letizia Ortiz esperaba el primer hijo de la pareja. El 31 de octubre del 2005 nacía la infanta Leonor, primera en la línea de sucesión. Habría que esperar hasta el 2007, a pesar de los rumores, para que los príncipes agrandaran la familia anunciando incluso que sería niña, la primera vez que la Familia Real anunciaba el sexo de unos de sus integrantes antes de su nacimiento. Fue durante el embarazo de su segunda hija cuando la princesa vivió uno de sus peores momentos. La muerte de su hermana pequeña, Érika, volvió a provocar que Letizia Ortiz se volviese a saltar el protocolo. En otra jornada lluviosa, la princesa acompañada por su marido se acercó a la prensa para agradecerles las condolencias. Tuvo que ser el príncipe Felipe el que terminara la frase ya que ella no pudo contener las lagrimas.
Aunque no había nada fijado sobre el papel de la princesa, Letizia Ortiz ha sabido encontrar su hueco dentro de la agenda de la Familia Real. Siguiendo el ejemplo de la reina, combina actividades en favor de la infancia y la juventud, la educación, la lucha contra enfermedades raras y la investigación científica, con los numerosos viajes oficiales y actos públicos compartidos con su marido. En los últimos diez años, los príncipes han recibido juntos a más de 7.200 representantes de todos los sectores de la vida española en 248 audiencias con cobertura informativa y han intervenido en 1.516 actos oficiales. La agenda propia de la princesa, que surgió a partir del 2007, le ha valido la recepción de más de 2.100 personas en 107 audiencias y la asistencia a 190 actos oficiales.
Pero, desde el nacimiento de la infanta Sofía el 29 de abril, Letizia Ortiz y el príncipe Felipe no han tenido un momento de respiro como segunda cabeza visible de la Casa Real. Si primero fue la separación entre la infanta Elena y su marido Jaime de Marichalar, después fue el turno de la imputación de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, que provocó el distanciamiento con los duques de Palma, sobre todo desde que Zarzuela lo apartó en diciembre del 2011 de todos los actos oficiales. Incluso se llegó a rumorear que la princesa dejó de usar su anillo de compromiso ya que había sido un regalo de su cuñado.
Sin embargo, la gota que colmó el vaso fue la caída del rey Juan Carlos mientras cazaba en Botsuana. El incidente del monarca abrió la veda y la aparición de Corinna en escena provocó un auténtico terremoto en los cimientos de la Familia Real que afectaron de lleno a la pareja heredera. A ello, habría que sumar los incesantes rumores que aseguran que el rey y la princesa tienen una mala relación. Y es que muchos cuentan que cuando el príncipe Felipe le comunicó al monarca su decisión de casarse con una periodista le dijo que «te vas a cargar la monarquía». Y la cosa no ha mejorado durante estos diez años. La última ocasión fue con un reportaje sobre Letizia Ortiz en la revista Vanity Fair en la que una amiga íntima de la princesa le contó a la publicación que «el mayor enemigo del rey stá dentro de palacio. Es Letizia. Ella es quien más ha presionado para que abdique».
Y si con los problemas de la familia política no eran suficientes,los Ortiz Rocasolano no han sido menos. Su hermana Telma Ortiz ha sido una de las más activas. En el año 2008 denunció a los medios para evitar que siguieran indagando sobre su vida privada, una demanda que fue desestimada, hasta en dos ocasiones. Esto provocó que la hermana de la princesa se tuviera que hacer cargo de las costas del juicio, unos 45.000 euros, con la que era su pareja por aquel entonces, Enrique Martín Llop. Solo un año más tarde, la hermana de Letizia Ortiz accedía a un cargo, que abandonó en el 2012, como subdirectora de Relaciones Internacionales en el ayuntamiento de Barcelona. La polémica estuvo servida por su elevado sueldo y debido a que no quedó claro cómo había logrado el puesto.
En el 2012, Letizia Ortiz tenía que sumar a la imputación Urdangarín, la acusación de su padre, Jesús Ortiz, su abuela paterna, Menchu Álvarez del Valle, y su tía, Henar, por un delito de insolvencia punible por alzamiento de bienes. Esta denuncia es consecuencia de un fallo judicial que obligaba a Henar Ortiz a pagar cerca de 23.000 euros que debía a una proveedora de la tienda de decoración que hace unos años tenía en Oviedo y que no efectuó por declararse insolvente.
Pero, sin duda, la puntilla se la ha puesto su primo carnal, David Rocasolano, con su libro Adiós Princesa, Adiós, en el 2013. En el texto devela un supuesto «aborto en Madrid» al que se sometió Letizia Ortiz antes de empezar su relación con el príncipe Felipe. Rocasolano asimismo acusa a su prima de «cambios de personalidad» y de padecer «manía persecutoria». Además, pocas semanas después de la publicación, el primo publicaba en su cuenta de Twitter de unas divertidas fotografías en las que la pareja real se divertían con un juguete infantil (posiblemente regalo navideño de su sobrina) en una celebración familiar. Con problemas familiares al orden del día, el matrimonio no se ha librado de los incesantes rumores sobre una crisis en la pareja e, incluso, sobre un posible divorcio. La «vida conyugal por separado» con las salidas nocturnas con sus amigos ha provocado que la Casa Real haya tenido que desmentir en varias ocasiones las informaciones. Una de las últimas ocasiones fue después de que el verano pasado la princesa decidió irse de Palma tres días antes que su marido y sus hijas. En aquella ocasión, unas fotos de la pareja juntos en Buenos Aires mientras Madrid 2020 se jugaba su candidatura olímpica sirvieron para acallar los rumores. Desde entonces, el matrimonio se ha mostrado muy unido, sobre todo durante el viaje a Estados Unidos de noviembre del 2013.
Durante estos diez años la princesa también ha conseguido ser por si sóla la protagonista de los titulares. Su evolución física ha sido una de las que más portadas de revistas nacionales y extranjeras se ha llevado. Entre los rumores por su extrema delgadez y una posible anorexia, desmentidos una y otra vez por la Casa Real, habría que añadir un paso por el quirófano para una criticada operación de nariz para corregir una desviación del tabique nasal. Muy comentados también han sido sus estilismos. Del traje blanco con cuello chimenea y pantalón de Armani que lució en su petición, Letizia Ortiz ha pasado a vestir trajes y vestidos más sobrios combinando ropa «low-cost» con otras marcas, entre las que destaca la firma de Felipe Varela, su diseñador de cabecera.
A pesar de todo, y entre rumores de crisis, la creciente actividad oficial de los príncipes ha sido más que patente durante los últimos cuatro años, debido principalmente a las nueve intervenciones quirúrgicas a que se ha sometido el rey Juan Carlos. Hace sólo unas semanas, el 2 de mayo, la presencia de las infantas Leonor -de ocho años- y Sofía -de siete-, en su primer acto oficial, junto a sus padres en la tribuna de una ceremonia militar en la base aérea de San Javier, reforzaba la imagen de continuidad institucional de la Corona y la de unos príncipes listos para ejercer sus futuras obligaciones.