El ministro de Seguridad y su secretaria de Logística fueron a dar explicaciones sobre la ejecución de fondos del área en el marco de la ley de emergencia. Todo se transformó en un show decadente de la funcionaria.
«Es patético, algo que debió informarnos en diez minutos, llevamos más de tres horas enredados y no discutimos políticas de seguridad» se quejó Rubén Giustiniani (Igualdad) en determinado momento de la reunión en el recinto de la Cámara de Diputados donde el ministro de Seguridad, Rubén Rimoldi, concurrió con la secretaria de Coordinación Técnica y Administración Financiera de la cartera, Ana Morel, para rendir cuentas de la ejecución de la ley de Emergencia en Seguridad y el Servicio Penitenciario que vence a fin de año.
Morel asumió el protagonismo total del encuentro, intentó actuar como docente y tuvo serios cruces con legisladores que se sintieron maltratados o ninguneados por la funcionaria. Es más, el socialista Joaquín Blanco y el radical Fabián Palo Oliver se retiraron del recinto al igual que varios justicialistas avergonzados por lo que estaban viendo. Otros amagaron hacerlo como los radicales Maximiliano Pullaro y Juan Cruz Cándido cuando Morel afirmó que en la gestión anterior de Seguridad tuvieron cuatro años en emergencia. «No mienta, no mienta» le gritaban ofuscados los ex funcionarios de la cartera. Más adelante Pullaro protagonizó el momento más tenso cuando le preguntó al propio ministro Rimoldi si le iba a pedir la renuncia a Morel . «Es un análisis a hacer con el gobernador» respondió escuetamente el integrante del gabinete.
Rimoldi llegó a la hora exacta en que había sido convocado por la Cámara: 12.30, asistido por Morel y otros 23 funcionarios distribuidos en el recinto. Pablo Farías abrió el encuentro dándole la palabra a Rimoldi y a Morel para luego abrir el intercambio de preguntas. El ministro sólo atinó a pasarle el micrófono a la secretaria y entonces comenzó las explicaciones ‘a lo maestra ciruela’ de cómo funciona la administración de un ministerio cuando la inquietud era saber si había o no ejecutado los fondos previstos por la ley de emergencia votada a fines del año pasado. «Soy una simple secretaria que se encarga de gestionar» repitió a lo largo de la exposición donde debía dar cuenta de la ejecución de $ 3.389.328.500 cómo se encargó de recalcar. «La orden de Perotti es que «seamos eficientes, eficientes, eficientes y transparentes», repitió. Después el primer yerro con la supuesta emergencia de la gestión Pullaro y el desmadre de la gestión y a los pocos minutos confundió a la socialista Lionella Cattalini con Claudia Catalin que actuó en una gestión anterior observando alguna actuación de la funcionaria como administradora del Estado junto a Roxana Latorre.
Primero Blanco, pero luego el propio justicialista Leandro Busatto le pidieron encauzar la reunión y que responde los interrogantes concretos que le hacían las diputadas socialistas Cattalini y Clara García para saber si había ejecutado lo autorizado por la emergencia. Le llevó más de tres horas admitir que solo se ejecutó poco más del 1,5% pero que está comprometido casi el 100% ya que el 89% de los fondos autorizados fueron destinados a la compra de 288 camionetas que están entregando en estos días, a la compra de 5.500 chalecos para la policía que llegarán el mes próximo; 200 millones para vehículos antimotines y 300 para que pequeños municipios y comunas adquieran sistemas de videovigilancia. «Usted vino a responder preguntas» le recordó el radical Fabián Bastia mientras Farías intentaba ordenar el encuentro. Carlos Del Frade (Frente Social y Popular) dijo que sería la ocasión para hablar de temas de seguridad que está matando a los rosarinos «Fui docente y tengo debilidad por explicar» señaló Morel para reiterar permanentemente conceptos. La socialista García le hizo saber que desde mayo el gobierno no publica en la página web la ejecución presupuestaria y por lo tanto no podían seguir los números. «No son públicos los números porque no están publicados» le señaló cuando Morel hablaba de la ejecución al 17 de octubre.
«Usted tiene que ayudar, no está situada en tiempo y espacio» le señaló Gabriel Real (PDP). Hubo dos intentos de la oficialista Cesira Arcando con preguntas concretas para que Morel se explayara sobre números y otra vez se enredaba en sus apreciaciones. «No soy política, aunque milito en el peronismo desde 1975» señaló en algún momento.
Una sesión lamentable
«Usted no está en Finlandia» le disparó el radical Julián Galdeano. «Le dimos la herramienta para gestionar más rápido y vemos que le faltó decisión política, coraje para agilizar los trámites. Si no le dejan entrar camiones hidrantes parense en Casa de Gobierno hasta que el presidente de la Nación le de una respuesta. La emergencia es muy grave. No sirve la cátedra, la maestra ciruela» añadió a lo que Morel respondía políticamente. Luego fue Ariel Bermúdez (Creo) quien le señaló que Rosario vive muy mal por la inseguridad que se agrava día a día y le dijo que no tenía el perfil profesional para el cargo actual y en este momento. «Si las bandas están mirando la sesión se hacen un pic nic» le disparó Cándido quien advirtió que la funcionaria cumple los lineamientos marcados por Perotti.
Después de casi cuatro horas de reunión, Morel habló más de media hora con los periodistas explicándose su accionar mientras Rimoldi aprovechaba y se iba por la puerta central de la Legislatura. El papelón estaba hecho.
En puerta
Sobre el final de la reunión, Rimoldi expuso algunos trazos gruesos de la gestión entre ellos unificar la jefatura policial, sumar tecnología y expuso algunas herramientas para enfrentar los delitos económicos que se realizan desde llamadas telefónicas. Además dejó a su segundo, Claudio Brilloni, que comente la tarea que realizan con fuerzas federales en Rosario y al secretario de Asuntos Penitenciarios, Walter Gálvez, a cómo piensan colocar inhibidores telefónicos para los internos en las cárceles santafesinas.
No obstante Farías hizo público el compromiso de una nueva reunión con comisiones legislativas para abordar políticas de seguridad, no descartándose que esto se realice la semana venidera.