El periodista y analista catalán Ignacio Ramonet analizó la debacle de los grandes medios, el impacto de «la bomba» internet y el futuro del periodismo a nivel global.
«La prensa escrita no desaparecerá, pero sí lo harán las máquinas necesarias para hacerla. Por ejemplo ¿quién se pondrá a fabricar las rotativas cuando los grandes diarios tradicionales desaparecen o están en una crisis sin precedentes?», se preguntó el periodista y doctor en semiología e historia de la cultura Ignacio Ramonet, un catalán que dirigió durante 18 años el diario Le Monde Diplomatique y ahora trabaja y milita como un trotamundos que analiza el periodismo, la comunicación y el impacto que «la bomba de internet» —como él la define— y las tecnologías generan en la aldea global.
Totalmente vestido de negro, el cronista español de 71 años disertó la semana pasada durante casi dos horas y respondió preguntas de un numeroso grupo de periodistas y trabajadores y trabajadoras de la comunicación en la sala del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos de nuestra ciudad, donde llegó invitado por el Banco Credicoop, el Sindicato de Prensa, Amsafé y la CTA provincial.
«Una de las cuestiones que están en debate es la cultura de la gratuidad de internet. La gente requiere cada día más información, el problema es que no siempre está dispuesta a pagar por ella. Si la información es gratuita en la televisión, en la radio y en internet, ¿por qué los diarios impresos deberían cobrar por ella?», advirtió Ramonet.
—Usted plantea un panorama sombrío para los diarios impresos. ¿El futuro será sólo de los diarios digitales?
-No creo que desaparezca el periodismo escrito, pero varios periódicos van a desaparecer. Los diarios impresos de Estados Unidos y de Europa han perdido lectores como nunca antes. Esto se parece a la historia de los dinosaurios: algunos van a desaparecer. Si desapareció una institución como Newswake, que fue vendida al precio simbólico de un dólar, y el Washington Post fue vendido por 200 millones de dólares, un precio muy inferior a su valor real, ¿cuántos años tardará en desaparecer Clarín, por más que hoy sea poderoso en la Argentina? Algunos diarios van a sobrevivir pero con periodismo de análisis y muy rápido, y con información híperlocal, que no tengan los grandes medios tradicionales. El futuro son periódicos web de periodismo especializado, como la «Carta confidencial sobre la soja», que cuesta 15 mil dólares la suscripción anual para un banquero o un gran productor que está dispuesto a pagar ese precio porque obtiene información que no obtiene en los grandes medios.
-¿Por qué los diarios pierden tamaña cantidad de lectores?
-La sociedad de antaño tenía una gran cantidad de analfabetos, donde tener la capacidad de saber leer tenía un gran valor. Hoy los países europeos tienen más de la mitad de sus jóvenes, y algunos hasta el 80 por ciento, en la universidad. Ahora tener una licenciatura o una maestría o un doctorado es un valor común y corriente, como antes la gente tenía el título de la escuela primaria. Pero cuidado, la gente requiere información y lee; el problema es que ya no está tan dispuesta a pagar por ella, por eso lee periódicos gratuitos o páginas en internet.
-Si bien algunos medios renunciaron a hacer periodismo, es impensable «un mundo sin periodistas», como el título de la obra de Horacio Verbitsky.
-No va a haber un mundo sin periodistas. El periodista es el analista de un período. El problema es que la web transforma al periodista en un inmanentista, pero el analista va a permanecer. El periodista actual debe ser el más formado de la historia. Por ejemplo, en Francia, el periodista suele tener una licenciatura en Ciencia Política o Económica y después una carrera de Periodismo de tres o cuatro años. El problema es que después esos periodistas tan formados no consiguen empleos de calidad o, por lo menos, que les permitan vivir dignamente. Diferencio el periodismo de la comunicación. Comunicación es escribir una bella pieza que endulce los oídos de la emprea o del empresario que la paga. Periodismo es un hecho oculto que uno revela, es información con interpretación, que es donde está el valor de la noticia. La información de un hecho la tengo al minuto en todas los soportes digitales, en cambio un buen análisis hecho en forma rápida le otorga un valor agregado a la noticia. ¿Cuál fue la última gran revelación del periodismo? Wekeleaks es la gran revelación mediática y la hizo un sitio web que contó cómo uno mismo les da datos para que lo espíen.
-¿Cómo evalúa la crisis de la prensa escrita?
-El Washington Post, Le Monde y El País cambiaron sus directores el mes pasado por la crisis. Cuando un periódico entra en crisis cambia de maqueta o de diseño, y ahora la crisis es tan profunda que estos tres diarios emblemáticos cambiaron a sus directores. Hoy los oligarcas compran periódicos que antes estaban en manos de grandes grupos, y no lo hacen para ganar dinero. Esto no invalida que Clarín no sea un superpoder en la Argentina, pero a nivel global los grandes grupos pierden poder cada día. Los grandes grupos son Google y Amanzon, en internet, y las compañías de telefonía. El problema de la prensa es que atraviesa por una crisis similar a la del cine y a la de la industria de la música. Las salas de cine ya no son sólo eso. Y también desaparecen los DVDs, los soportes físicos de la música, que ya está digitalizada. No existen diarios pagos de papel que sobrevivan sólo en ese formato, pero los que apuestan a hacer sólo diarios digitales porque la publicidad se va a la web tampoco pueden frenar la caída de avisos.
-¿Nuestra ley de medios garantiza la libertad de expresión?
-Es el objetivo, en una América latina donde se terminó el neoliberalismo, a diferencia de Europa, y donde los grandes medios funcionan como partidos políticos opositores, como en Argentina, Ecuador y Venezuela. Los Estados deben garantizar que haya un espacio de información preservado de la influencia del dinero, de los partidos y de los grupos, y eso algunos Estados lo hacen a través de los medios públicos, que son muy frecuentes en Europa y, ahora, en América latina.
Fuente: Diario La Capital