En un giro histórico, la Mesa de Unidad Democrática obtuvo 99 bancas contra 46 del oficialismo. Aún faltan otorgar 22 bancas. Podrían llegar a los dos tercios en el Parlamento.
La oposición venezolana reunida en la Mesa de Unidad Democrática logró un rotundo triunfo en las cruciales elecciones legislativas que renovarán totalmente el Parlamento unicameral de 167 miembros. En un giro histórico, la dirigencia opositora sumó 99 bancas contra 46 del oficialismo chavista, con el 96% de los votos escrutados. Resta adjudicar el remanente hasta el total del hemiciclo, que se definirá en las próximas horas. Esto deja a la MUD en el umbral de la mayoría de los dos tercios. Es un avance notable que arrebata al chavista el estratégico Congreso que dominó los últimos 17 años. El informe oficial dijo que la participación fue del 74 por ciento promedio. El presidente Nicolás Maduro habló al país, criticó a la oposición y habló de «deslealtades».
El régimen bolivariano había extendido más de una hora el cierre previsto a las 18 de los comicios con el argumento de que había colas aun en muchos centros de votación en un esfuerzo para extender la votación y revertir la derrota. La Unidad Democrática, el sello con que se presentó la Mesa, reaccionó reclamando que el presidente Maduro «acepte lo que ya todos sabemos», sugiriendo que el oficialismo había perdido el estratégico control del Congreso que dominó desde hace 17 años. «No tiene justificación esta demora manteniendo los centros abiertos cuando el pueblo venezolano se expresó de manera clara», afirmó Julio Borges, dirigente de la estructura opositora.
Fue todo un dato político de la coyuntura que la demanda de finalizar la votación expresada por un comité de cinco ex presidentes latinoamericanos provocó una furiosa reacción del saliente presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, el gran derrotado de la jornada, que exigió que los mandatarios sean expulsados de inmediato del país.
La oposición se expresó todo el día a través de un canal por internet debido a que toda la televisión que cubre las elecciones sólo informa el lado oficialista, en una sorprendente exhibición de censura a la otra vereda. Esos canales hasta muy entrada la noche, no anticiparon datos de ninguna índole sobre el comicio, pero los debates por momentos analizaban las razones del cambio en el ánimo de los lectores en Venezuela y la región.
Desde antes del horario de cierre inicialmente acordado, voceros del gobierno incluyendo Maduro y el propio Cabello así como una larga lista de militantes, reclamaron que la gente, sobre todo la juventud concurra a votar para derrotar a la «ultraderecha» que es el mote que le cargan a los disidentes de la política oficialista. Es la primera vez que se produjo una insistencia de esa magnitud sobre el electorado. El antecedente es el referéndum para la reelección continua que perdió el fundador del modelo Hugo Chávez en 2007, que se produjo en medio de una fuerte abstención oficialista de más del 40%. Una primera observación indicaría, precisamente, que este domingo el presentismo oficialista habría sido menor al esperado. Según versiónes la concurrencia alcanzó un nivel en torno al 70% lo que implicará, si el chavismo se abstuvo, que las bases opositores concurrieron masivamente.
En ese sentido el mandatario había afirmado temprano que las elecciones arrancaron «un poco lento». Luego en un twitt muy cauto felicitó a los venezolanos por la elección eludiendo todo triunfalismo. En una declaración previa prometió, además, que espera establecer un diálogo con el nuevo Legislativo , «independientemente del bando que obtenga la mayoría» de los escaños.
Todo tipo de versiones circulaban anoche antes de conocerse los resultados oficiales. Entre ellas que el régimen puso condiciones a la oposición para informar los datos. Pero la dirigencia de la Mesa de Unidad Democrática negó de plano esa especie. Fue notable que hasta más de dos horas después del cierre programado a las 18 de las elecciones, en todos los canales controlados por el Estado aparecían dirigentes que reclamaban que la gente vaya a votar. Uno de los entrevistados remarcó que mantener abiertos los centros es legal y remató sosteniendo «no confundirse, Venezuela no es ni será jamás Argentina», en alusión al cambio de gobierno producido en nuestro país.
El gobernador de Miranda, Henrique Capriles, una de las principales figuras opositoras de la treintena de partidos, había hecho un insistente llamado a la calma. «Los venezolanos no queremos un estallido social, no queremos una guerra, los venezolanos queremos que triunfe nuestro país, nuestra Venezuela», dijo.
Estos comicios se realizaron en un marco social muy complicado y sin precedentes por la profundidad de la crisis. Una inflación superior al 200 por ciento, y una disparada espectacular del dólar paralelo en mil bolívares ayer contra el 6,4 de la primera paridad de las tres hasta 200 bolívares que ampara el gobierno, está haciendo estragos en los ingresos de los sectores más carenciados. Esas masas conformaron tradicionalmente las bases del chavismo y sostuvieron en el poder a Nicolás Maduro, elegido para sucederlo por el fundador del modelo poco antes de su muerte en marzo de 2013. Un mozo de hotel sintetiza el cambio de tiempos al revelar que debió vender su automóvil porque no podía mantenerlo y actualmente, con un ingreso de casi 30.000 bolívares no puede comprarse un par de zapatos que se llevaría todo su salario.