La facción disidente de la barrabrava sabalera consiguió medio centenar de códigos QR a costo cero, según surge de los mensajes mantenidos entre uno de los miembros de la banda, con el vocal condenado Lucas Paniagua.
Un dato hasta ahora desconocido que vuelve sobre la estrecha relación entre la dirigencia del club Colón de Santa Fe y sus barrasbravas fue expuesto este lunes en la audiencia en la que se ordenó la prisión preventiva sin plazos para Brian Emanuel «Chucky» Ríos (29), uno de los jefes de la facción llamada La Negrada. La medida cautelar, ordenada por el juez Héctor Gabriel Candioti, también alcanza a Pablo Ariel Pérez (30), miembro de la misma banda, y mediador en la confección de medio centenar de carnets de socios gratis para su gente.
Aunque no hubo oposición de las defensas, a cargo de los abogados Néstor Darío Pereyra -por Ríos- y Pedro Busico -por Pérez-, la fiscal de la Unidad de Delitos Complejos, Laura Urquiza y su par de Homicidios, Andrés Marchi, hicieron un breve repaso de los principales hechos por los cuales la semana pasada fueron detenidos.
Del relato fiscal surge un hecho nuevo o hasta el momento desconocido públicamente, más allá de que el mes pasado trascendieran datos y cifras que referían al vínculo entre la barra oficial Los de Siempre, con dos integrantes de la comisión directiva rojinegra.
En aquel momento se habló que «Nano» Leiva cobraba un sueldo de $ 150.000 mensuales sin contraprestación, que eran abonadas con dinero de las arcas del club. Además, surgieron detalles del negocio existente en torno a la indumentaria deportiva, la reventa de entradas, ingresos gratis para el «aguante» y hasta del control territorial de las inmediaciones del estadio en la venta de alimentos y bebidas y el estacionamiento.
Carnets express
Pero no eran sólo Los de Siempre los que recibían dádivas de la dirigencia. En el cúmulo de hechos que les fueron atribuidos a Ríos y Pérez, se volvió a colar la connivencia de dirigentes con los grupos más violentos y recalcitrantes de la sociedad.
Según pudo acreditar la fiscalía, en octubre de 2021 Pablo Pérez mantuvo mensajes de texto con el ex vocal de Colón Lucas Paniagua -condenado en juicio abreviado el mes pasado-, para asociar gratis a su séquito.
«Cincuenta personas se hicieron socios sin pagar, para poder entrar a la cancha», destacó la Dra. Urquiza que circunscribió el hecho al afán de la facción disidente de «agrandar su estructura para conquistar territorio».
a evidencia marca que un año atrás Pérez envió a Paniagua una nómina con 50 nombres, con sus respectivas fotos y datos personales y como respuesta, recibió al día siguiente -es decir en 24 horas- 50 códigos QR express correspondientes a cada miembro de la parcialidad que se ubica en la cabecera sur del Fonavi San Jerónimo.
El hecho se enmarca en una causa en la cual «Chucky» Ríos fue imputado como jefe de una asociación ilícita, que comenzó a funcionar en 2019 y hasta la actualidad y cuyo mando comparte con el preso y condenado Diego Ismael «Polilla» Zavala. Además, unas 15 personas se encuentran identificadas como miembros de dicha empresa criminal, de los cuales 8 también se encuentran en prisión, el último de ellos es Pablo Pérez.
Las pintadas amenazantes, balaceras a la sede social del club y a la tienda oficial de febrero y marzo de este año son endilgadas a Ríos como quien «impartió directivas» a aquellos «encargados de digitar los hechos».
También se los responsabiliza por la incitación a la violencia, daños y lesiones ocasionadas el 5 de abril pasado, cuando Colón disputó el primer encuentro como local por Copa Libertadores contra Peñarol de Montevideo.
Y entre los hechos de mayor gravedad cuenta el haber intentado usurpar un departamento del Fonavi, mediando el uso de la violencia, a causa del cual uno de los habitantes del inmueble recibió dos impactos de bala, configurando para la fiscalía el delito de «tentativa de homicidio» para Ríos y Pérez.
Para los investigadores, la violencia que había asomado en 2019, en busca de un lugar de poder en la hinchada por parte de La Negrada, fue eclipsada por las prohibiciones de la pandemia. Y aunque no hubo hechos relevantes durante 2020, la reactivación del fútbol y la vuelta del público a los estadios hizo que el conflicto reapareciera.