
El máximo tribunal sentenció al expresidente por lo sucedido en enero de 2023, cuando una turba bolsonarista intentó tomar las sedes de los poderes del Estado.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue condenado este jueves por la Corte Suprema a 27 años y tres meses de prisión por el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023, una semana después de la toma de posesión de Lula, cuando miles de bolsonaristas asaltaron las sedes de los tres poderes. A pesar de que estaba previsto dictar las penas en una sesión reservada para este viernes, la Primera Sala decidió pasar a la fase de sentencia una vez que concluyó la audiencia en la que, por cuatro votos a uno, declaró la culpabilidad de Bolsonaro y otros siete reos, entre ellos exministros y antiguos jefes militares.
En el caso de Bolsonaro, el juez relator del caso, Alexandre de Moraes, consideró el agravante de que la acusación lo ha considerado «líder» de una «organización criminal» que conspiró para intentar impedir que el actual mandatario lo sucediera en el poder tras ganar las elecciones de octubre de 2022. Moraes alegó la edad y los problemas de salud de Bolsonaro como razón para mitigar parte de su condena, que podría haber alcanzado una pena máxima de 43 años de prisión. Apenas condenado, el presidente estadounidense Donald Trump reaccionó en apoyo a su aliado.
Cuatro a uno
El voto definitivo de este jueves fue dictado por el presidente de la Primera Sala, Cristiano Zanin, exabogado de Lula, contra quien Bolsonaro conspiró tras ser derrotado en los comicios, según las conclusiones del tribunal. «Las pruebas permiten concluir que los acusados pretendían romper el Estado democrático de derecho», dijo Zanin en su valoración, que dejó en una mayoría de cuatro a uno la condena de Bolsonaro y otros siete acusados.
La jueza Cármen Lúcia Antunes repitió las mismas palabras unas horas antes, al sostener que hay «pruebas concluyentes» que muestran que, desde 2021, un «grupo liderado por Jair Bolsonaro» intentó «abolir el Estado democrático de derecho, restringir los poderes, en especial el judicial, y deponer el gobierno legítimamente constituido». «El panorama está ampliamente demostrado. Está comprobada la violencia y la grave amenaza», enfatizó la magistrada, quien agregó: «Querían dañar y secuestrar el alma de la República» al «desmoralizar el proceso electoral» con «actos de violencia, graves amenazas, coacción» y hasta planes de asesinato de autoridades.
Con este plan golpista «Brasil casi volvió a una dictadura», había dicho al expresar su voto el martes el juez Alexandre de Moraes, presunto blanco también del supuesto plan de asesinato. El juez Flávio Dino, también favorable a una condena, advirtió por su parte que los crímenes juzgados no son susceptibles de una amnistía, en momentos en que el bolsonarismo empuja por un perdón legislativo a su líder. A contracorriente de sus colegas, el magistrado Luiz Fux rechazó la realización de un «juicio político» a Bolsonaro y se inclinó por absolverlo por falta de pruebas.
En un pronunciamiento que duró más de 10 horas, Fux sostuvo que la Fiscalía no probó cabalmente todo aquello por lo que acusó a Bolsonaro y aseguró que en un juicio penal «la responsabilidad criminal debe ser probada más allá de toda duda razonable», lo que en su opinión no ocurrió. El juez eximió a Bolsonaro de haber conspirado contra la democracia con su agresiva campaña de descrédito del sistema electoral antes de los comicios de 2022, en los fue derrotado por Lula, y afirmó que «discursos o entrevistas» no pueden ser tratados por la justicia como si fueran «narrativas subversivas».
La reacción de sus hijos
Bolsonaro, en arresto domiciliario desde agosto, no participó en las audiencias en el tribunal alegando problemas de salud. De chomba verde y pantalón negro, el líder de ultraderecha pasó el jueves junto a su cuñado Eduardo Torres en el patio frente a su casa en Brasilia antes del inicio de la sesión. Tras el fallo el senador Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño, se manifestó indignado por la decisión de la Corte Suprema y adelantó que «no aceptarán» la condena y que lucharán «hasta el fin».
En la puerta de la residencia de su padre, el legislador conversó con periodistas y defendió que el mandatario que gobernó Brasil entre 2019 y 2022 «jamás tomó decisiones por fuera de la Constitución». Tanto Flávio como su hermano, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, iniciaron una campaña en redes sociales para denunciar una persecución judicial. «Suprema persecución, quieren matar a Bolsonaro», escribieron en sus redes sociales casi al unísono ambos hijos del líder de la ultraderecha brasileña.