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Imponente y multitudinaria marcha contra la inseguridad y por justicia

Hubo fortísimas críticas a la provincia, el municipio, jueces y fiscales. «Rosario se despertó, se cansó de las muertes», dijeron

Masiva. Imponente. Estremecedora y emotiva. Así fue anoche la multitudinaria marcha en la ciudad donde miles de rosarinos se movilizaron contra la inseguridad y en reclamo de justicia. Una manifestación popular sin precedentes, que superó convocatorias similares de años atrás, plagada de historias truncas, familias destruidas, heridas no cicatrizadas, dolor y hartazgo colectivo. «Rosario se despertó, se cansó de tantas muertes. Hagan algo», fue el concepto repetido una y mil veces.

La jornada arrancó frente a Tribunales y ya desbordaba de gente, después la marcha fue por calle Moreno con una marea humana que llegó a la delegación local de Gobernación.

 

Allí, decenas de familiares de víctimas de la inseguridad contaron sus historias. Todas con un denominador común: muertes, familias destrozadas, investigaciones judiciales que avanzaron poco y la impunidad que se consolida.

 

Hubo duras críticas al gobierno provincial, al municipio, jueces y fiscales. Los aplausos más intensos se los llevaron los relatos de los crímenes más recientes, apellidos conocidos para gran parte de la multitud.

 

Fue una marcha absolutamente pacífica, sin un solo incidente. Salvo un pequeño momento de tensión por la increíble falta de operativo de tránsito que generó discusiones entre los manifestantes y los pocos inspectores municipales que había en el terreno (ver aparte).

 

Y hubo emoción. Testimonios desgarradores que hicieron llorar a miles de desconocidos entre sí. Aplausos, sirenas y un pedido generalizado: seguridad y justicia para Rosario.

 

La jornada de protesta arrancó cerca de las 19 frente a Tribunales. A esa hora la plaza del Foro ya estaba repleta. Los organizadores, que convocaron a la marcha a través de redes sociales no salían de su asombro por la tremenda respuesta.

 

Y aún así seguían llegando personas, muchos recién salidos de trabajar, otros que habían cancelado actividades previas. Familias enteras, muchos jóvenes y adultos. Mujeres, hombres. De todos los sectores sociales, aunque en su mayoría de clase media.

 

Se pudieron ver muchas, muchísimas banderas, afiches, carteles con rostros de víctimas de la violencia urbana y sus nombres. También había familiares de las víctimas de la explosión de calle Salta 2141 y de accidentes viales.

 

A las 19.25, un espontáneo y abrumador aplauso generalizado dio inicio al acto. De inmediato el pedido de justicia. Una y otra vez. Lágrimas en los ojos, abrazos entre colegas del dolor, que se conocieron en la calle, peleando contra la impunidad. Y el sonido de las sirenas de los megáfonos.

 

«Rosario se despertó, se cansó de tantas muertes, está de pie pidiendo justicia y seguridad», remarcó uno de los primeros oradores. «Pedimos respuestas a los fiscales, a los jueces, a la intendenta, al gobernador», agregó.

 

La respuesta de la multitud fue ensordecedora. «Que se vayan, que se vayan», gritaron. Se esperaron unos minutos para aguardar columnas enteras que marchaban desde los barrios y cerca de las 19.45 comenzó la movilización.

 

La marcha tomó por la avenida Pellegrini y luego Moreno hasta Santa Fe. Casi diez cuadras repletas de rosarinos marchaban por el centro. En primera fila iban varios taxis, otro sector golpeado por la inseguridad.

 

Al llegar a la plaza San Martín, en las escalinatas de la ex jefatura de Policía se apostaron los familiares de las víctimas. No entraban de la cantidad de damnificados que eran. Sobre la calle y gran parte de la plaza, la multitud que aplaudía con respeto cada intervención.

 

Uno a uno se fueron sucediendo los testimonios. Desgarradores, llenos de dolor e impotencia.

 

Casi como un ritual, cada relato comenzaba con el nombre de quien hablaba, el del familiar que había perdido, las circunstancias del crimen y la falta de esclarecimiento de la muerte. Muchos familiares de víctimas se quebraban al dar la versión de los hechos y entre llantos pedían fin a la impunidad.

 

En medio de la angustia colectiva hubo tiempo para la esperanza. «Esto marca un antes y un después, ya nada será igual. Demostramos que estamos hartos de tanta inseguridad. Autoridades hagan algo», dijo a modo de resumen una de las oradoras.

 

«Gobierno, dormido, tu pueblo está herido», se escuchó cantar en un tramo de la protesta.

Entrada la noche se dio por terminado el acto. Y se acordó una nueva movida, idéntica en sus características, para el próximo 8 de septiembre.

Al igual que ayer, se estima que habrá concentraciones en distintos puntos de la ciudad.

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