La exsecretaria de Estado se lanzó de cara a las elecciones de 2016. Su preocupación por la salud mental de CFK en Wikileaks.
La exprimera dama y antigua secretaria de Estado, Hillary Clinton, puso fin a la expectativa y finalmente lanzó su campaña: «Soy candidata a la presidencia», declaró en un video difundido en el sitio hillaryclinton.com.
Siete años después de su derrota ante Barack Obama, Clinton, quien -por el momento- es la única candidata oficial del partido Demócrata, va por la revancha en lo que será su segundo intento por convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos.
Los sondeos la señalan como la favorita para una áspera batalla de 16 meses, que comenzarán en 2016 en Iowa y New Hampshire. «Los estadounidenses de a pie necesitan de un paladín. Yo quiero ser ese paladín», afirmó Hillary en su primer video de campaña. «Me lanzo al terreno para ganar nuestro voto».
Wikileaks y la Argentina. Como secretaria de Estado, Hillary Clinton, debió hacer frente a la filtración de documentos y cables secretos de las embajadas estadounidenses. En un intento por apaciguar los ánimos, Clinton se había comunicado por teléfono en 2010 con la Presidenta en un diálogo en el que “lamentó” la divulgación de los documentos clasificados y expresó «la importancia de la amistad» de la Argentina con Estados Unidos.
Según un cable filtrado por WikiLeaks, Clinton preguntó acerca de la salud mental de la presidenta argentina. En total son tres comunicaciones en las que se demuestra una gran curiosidad por conocer la personalidad de CFK y la manera de trabajar de lo que en la mayoría de los telegramas de su embajada en Buenos Aires se denomina «pareja gobernante» (ruling couple) o Primera Pareja (First Couple).
Según publicó el diario El País, el 31 de diciembre de 2009, la INR/OPS envía un telegrama (documento 242255, firmado genéricamente por «Clinton») en el que anuncia que está preparando un «perfil» de Cristina Fernández y se solicita información escrita sobre «su estado mental y salud», «su visión política» y «su forma de trabajo».
Retrato. Hillary Diane Rodham nació el 26 de octubre de 1947 y se crió en una casa de clase media en Park Ridg, un suburbio de Chicago. De gran relación con su madre, Dorothy, y de cordial vínculo con su padre, Hugh (descendientes de inmigrantes galeses), a quien describió como una persona rígida.
Hugh Rodham impuso su ética a su hija Hillary, e incluso sus convicciones conservadoras ligadas al Partido Republicano. La familia es Metodista, y Hillary ha permanecido próxima a esa iglesia hasta la actualidad.
En la década de 1960, a medida que avanzaban sus estudios, Hillary se interiorizó en las luchas por los derechos civiles e igualdad de género. En 1969 ingresó a la escuela de derecho de Yale, y conoció a Bill Clinton, un rubio alto que cambiaría el curso de su vida.
En 1974 Hillary se instaló brevemente en Washington, y rápidamente se instaló con Clinton en Arkansas. Al tiempo que Bill pavimentaba su camino al cargo de gobernador de ese Estado, Hillary se incorporó a una prestigiosa firma de abogados.
Como primera dama del país, jugó un papel político al punto que llegó a tener su propia oficina en la famosa Ala Occidental de la Casa Blanca. Sus relaciones con legisladores y periodistas rápidamente se descompusieron, y los opositores republicanos la catalogaron como una feminista radical.
Hillary sufrió una intensa humillación con el escándalo Lewinsky en 1998, pero en diciembre de ese mismo año un sondeo reveló que a pesar del caso ella disfrutaba de una enorme popularidad, con una aprobación de 67%.
En 2000 se lanzó a la arena política y consiguió una banca como senadora por el estado de Nueva York. En 2008, se lanzó con todo para disputar la candidatura presidencial por el Partido Demócrata con el popular senador Barack Obama.
Clinton apostó a la experiencia en vez de centrarse en las cuestiones de género, pero los demócratas prefirieron a Obama para poner fin al mandato republicano de ocho años de George W. Bush.
Electo presidente, Obama mantuvo la unidad del partido al convocar a Hillary para el Departamento de Estado. En cuatro años, Hillary viajó por todo el mundo, consolidando una reputación de estadista, aunque numerosas voces argumenten que nunca consiguió ningún éxito diplomático.