Este domingo habrá protestas contra el plan, presentado por un grupo de inversionistas que lidera el empresario Delfín Ezequiel Carballo; está a consideración de las autoridades ambientales
Es una de las ventanas más lindas al Río de la Plata, un sitio privilegiado de vista al mar en medio de naturaleza pura, y ahora es objeto de una polémica por un proyecto de construcción de un mega complejo residencial, resistido por vecinos de la zona y activistas ambientalistas. Punta Ballena era un lugar olvidado hasta que el artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró lo inmortalizó con la construcción de Casapueblo y con el tiempo se convirtió en una zona de residencias y complejos turísticos de un lado y otro de la loma de la Ballena.
Este domingo también será Punta Ballena escenario de protestas contra la obra que está a consideración de las autoridades ambientales de Uruguay, y que comprende unas nueve hectáreas de terreno, con 29 edificios que tendrán un total de 320 departamentos.
El “Complejo Residencial Punta Ballena” es un proyecto presentado por un grupo de inversionistas que lidera el empresario argentino Delfín Ezequiel Carballo, que hasta principios de año presidía el Banco Macro.
El proyecto llega con un fuerte apoyo político porque fue consecuencia de una negociación de privados con los gobiernos del Frente Amplio y del Partido Nacional en el departamento de Maldonado, zona este del Uruguay. Esa negociación debió ser ratificada por el legislativo municipal.
Pero ahora que está en la etapa de autorizaciones ambientales, vecinos de Punta Ballena y militantes de diversas organizaciones promovieron una campaña para frenar la construcción.
Para este domingo esta prevista una concentración con intervenciones artísticas, que surgió de una asamblea de activistas que se realizó el jueves en el Club de Pesca de Las Grutas, convocada por la “Red Unión de la Costa”.
La polémica previa duró muchos años y se resolvió en la Justicia, con un acuerdo entre las partes litigantes (privados y el Estado).
Historia de la zona
Eso se remonta a tiempos lejanos, cuando el escritor Antonio Lussich llegó a la zona en 1896 y compró enormes cantidades de terreno a la entrada de Punta del Este, donde no había nada de nada. Al poco tiempo, con su esposa forestaron y crearon lo que hoy es un parque natural público llamado “Arboretum Lussich”, un enorme jardín botánico natural.
Años después realizó algo similar junto al jefe de hobierno de Maldonado, Juan Gorlero, en la Isla de Gorriti.
En los años 70, en medio de la dictadura, las autoridades utilizaron terrenos de Punta Ballena para construir una ruta panorámica y un recorrido turístico, lo que fue rechazado por los herederos de Lussich, y eso derivó en un juicio largo.
Sus familiares pidieron el derecho a recuperar unas 20 hectáreas de esa zona, que comprendían parte de la playa del lado este, las grutas donde funcionó entre los ´70 y los ´80 una famosa discoteca, y la punta de la península.
La demanda derivó a la máxima autoridad judicial, la Suprema Corte de Justicia, que dictó una sentencia favorable a los herederos, aunque no en el total de los reclamos.
El gobierno departamental sostuvo que “la cumbre de la Sierra de la Ballena y la playa de Las Grutas son bienes del dominio público” y que por eso no estaba librado a demanda de privados, pero la Justicia determinó que 11 hectáreas volvieran a ser utilizadas por sus propietarios.
Ahí se abrió una negociación entre los que recuperaban derecho de propiedad y la autoridad departamental, que pidió a los privados que la ruta panorámica, los miradores, la bajada de deportistas de riesgo y la zona de los pescadores, pudieran quedar como lugares públicos.
Eso fue a partir de 2012 y comprendió administraciones del Frente Amplio y del Partido Nacional.
Los herederos de Lussich recuperaron el gran predio y luego hicieron un acuerdo con inversores para la construcción de un mega complejo residencial, que ingresó en los trámites necesarios y que por sus características depende de la autorización ambiental.
Los inversores presentaron un informe en el que defienden el cuidado ambiental y paisajista del proyecto, pero la resistencia de vecinos comenzó a cobrar fuerza públicamente.
“Decimos no al proyecto de desarrollo residencial en Punta Ballena”, es la consigna de este movimiento que reclama participación ciudadano para presionar al Ministerio de Ambiente que debe pronunciarse antes del 18 de noviembre.
“Tu participación es crucial y es tu derecho, es el momento de actuar para que dejen de destruir nuestra costa. Hasta el 18 de noviembre del 2023 hay tiempo para decir qué pensamos sobre este proyecto ante el Ministerio de Ambiente. Es un tesoro, patrimonio cultural y natural; un paisaje a cuidar y proteger, un lugar con vegetación única, punta de rocas emblemática, cuna del snorkel y piscinas naturales. Es el atardecer de todo el país”, dice la campaña contra el proyecto. “Este proyecto destruye Punta Ballena”, insisten.
El proyecto enfrenta rechazo de vecinos con residencia en Portezuelo y la movilización de grupos militantes. La asamblea del jueves manifestó que hay que decir “basta de privatizarlo todo”, y “basta de viviendas que se habitan solo en verano”.
La vuelta de los terrenos a privados fue decisión del Poder Judicial y la autorización al complejo fue por unanimidad del órgano legislativo, pero ahora queda la autorización ambiental, y a eso apuntan los manifestantes.
Entre las autoridades locales aseguran que la obra se hará, y lo que puede cambiar es alguna observación ambiental a corregir. Mientras, la polémica continúa.
Fuente: La Nación