Ambos líderes religiosos destacaron la necesidad de unirse «para poner fin a la violencia y al terrorismo» que viven los cristianos en Siria e Irak y pidieron una ayuda humanitaria internacional.
El Papa Francisco y el patriarca ortodoxo ruso, Kirill, firmaron ayer en La Habana una histórica declaración conjunta en la que pidieron que la comunidad internacional «tome medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio».
Ambos líderes religiosos destacaron la necesidad de unirse «para poner fin a la violencia y al terrorismo» que viven los cristianos en Siria e Irak y pidieron una ayuda humanitaria internacional «de gran escala» para los refugiados que huyen de estos países hacia otras naciones.
Francisco y Kirill dirigieron su atención principalmente «hacia aquellas regiones del mundo donde los cristianos está sometidos a persecución», donde, afirmaron, «se exterminan familias completas» de cristianos.
«Nuestra atención está dirigida principalmente hacia aquellas regiones del mundo donde los cristianos están sometidos a persecución. En muchos países de Oriente Medio y Africa del Norte se exterminan familias completas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pueblos y ciudades enteros habitados por ellos», señaló el texto.
La declaración en italiano y en ruso que ambos firmaron en el aeropuerto de La Habana señala que «la conciencia cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permite que permanezcamos indiferentes ante los desafíos que requieren una respuesta conjunta».
El texto también señala la necesidad de «contribuir a través del diálogo a la pronta obtención de la paz civil».
Tras la firma del documento conjunto, Francisco aseguró que ambos hablaron «claramente como hermanos, sin medias palabras».
«Yo les confieso que he sentido la consolación del espíritu en este diálogo, agradezco la humildad de su Santidad y sus buenos deseos de unidad», señaló Francisco en referencia a Kirill.
Durante unas dos horas, ambos líderes religiosos mantuvieron una reunión a puertas cerradas que fue calificada como «una discusión abierta con pleno entendimiento de la responsabilidad de nuestras Iglesias y nuestros pueblos cristianos».
«Fue una conversación con mucho contenido», aseguró Kirill tras el encuentro, en el que dijo haber sentido que «se puede cooperar conjuntamente defendiendo a los cristianos en todo el mundo y con plena responsabilidad trabajar de manera conjunta para que la vida humana se respete en todo el mundo».
La firma del documento contó con la presencia de representantes de la jerarquía de ambas Iglesias y del presidente cubano, Raúl Castro, que ofició como anfitrión del encuentro.
Las dos delegaciones intercambiaron regalos y se presentaron los unos a los otros.
«Al reunirnos a distancia de las antiguas disputas del Viejo Mundo, sentimos muy fuertemente la necesidad de colaboración entre los católicos y los ortodoxos, que deben estar siempre preparados para responder a cualquiera que les pida razón de la esperanza», dice la declaración conjunta. «Que nuestro encuentro inspire a los cristianos de todo el mundo para invocar con el nuevo fervor al Señor, orando sobre la plena unidad de todos sus discípulos».
Tras suscribir la declaración, ambos líderes volvieron a besarse y abrazarse.
El Papa, quien ya visitó Cuba hace solo cinco meses y ha sido facilitador del deshielo entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, partió hacia México, donde llevará un mensaje de solidaridad hacia las víctimas de la violencia del narcotráfico, el tráfico humano y la discriminación y exclusión que millones de mexicanos padecen por la pobreza.
Kirill, arribó a la isla el jueves, para una visita oficial a la isla que también lo llevará hacia varios países de Sudamérica. Ambos líderes fueron recibidos por el presidente Raúl Castro al pie de la escalerilla de los aviones que los trajeron a Cuba.
Aunque la reunión de La Habana fue considerada en algunos círculos católicos como un importante avance ecuménico, Francisco también ha sido objeto de críticas que lo acusan de ser utilizado por un Kremlin deseoso de ganar terreno político entre los cristianos ortodoxos y en la escena mundial en momentos en que Rusia está cada vez más aislada de Occidente.
Cuba tiene una ubicación única e ideal para la reunión: lejos de las batallas territoriales entre católicos y ortodoxos en Europa, además de que es un país familiar para el primer Papa de origen latinoamericano, pero igualmente familiar con la iglesia rusa, dados sus antecedentes antiestadounidenses y su legado soviético.
El Vaticano espera que en encuentro mejore las relaciones con otras iglesias ortodoxas y estimule los avances en el diálogo sobre las diferencias teológicas que dividieron al cristianismo del Oriente y el Occidente desde el Gran Cisma de 1054.
Fe y política. Sin embargo, los observadores ortodoxos creen que la disposición de Kirill de reunirse finalmente con un Papa tiene menos que ver con cualquier deseo nuevo de acercamiento ecuménico y más con un interés de la iglesia ortodoxa por mejorar su imagen en un momento en que Rusia está bajo el fuego de Occidente por sus acciones militares en Siria y Ucrania.
Kirill, un consejero espiritual del presidente ruso Vladimir Putin, dirige la más poderosa de las 14 iglesias ortodoxas independientes que se reunirán durante el tercer trimestre en Grecia para el primer sínodo panortodoxo en siglos.
«Esto no es benevolencia. No es un deseo recién descubierto de unidad entre los cristianos», opinó George Demacopoulos, presidente griego-ortodoxo de estudios cristianos ortodoxos en la Universidad de Fordham, en Nueva York. «Es casi en su totalidad la postura (de Kirill) y de tratar de presentarse como el líder de la ortodoxia».
Desde Pablo VI, los Papas se reunieron con el patriarca ecuménico con sede en Estambul, quien es considerado el «primero entre iguales» en la Iglesia ortodoxa de 250 millones de fieles y el único patriarca que puede hablar por la ortodoxia mundial. Sin embargo, la Iglesia rusa es la más grande, más rica y poderosa en la ortodoxia, y siempre se mantuvo alejada de Roma.
Los católicos y los ortodoxos estuvieron distanciados por muchas cuestiones, como la primacía del Papa y, más recientemente, las acusaciones rusas ortodoxas de que la Iglesia católica trata de ganar conversos en las antiguas tierras soviéticas. Esas tensiones impidieron que Papas anteriores hayan podido reunirse con un patriarca ruso, a pesar de que el Vaticano insistió en que solo estaba haciendo su trabajo religioso entre los adolescentes de las comunidades católicas.
El problema reciente más acuciante se centra en la Iglesia católica griega de Ucrania, la segunda más grande del país, que sigue los ritos de la iglesia oriental pero responde a la Santa Sede. La Iglesia ortodoxa rusa consideró el oeste de Ucrania como su territorio tradicional y resintió la influencia papal allí.