La capital francesa vivió anoche una pesadilla, con al menos siete ataques terroristas coordinados. Francia cerró sus fronteras por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
París se encontraba anoche en estado de guerra tras sufrir el ataque terrorista más sangriento de su historia, en el que murieron más de 150 personas. El sitio especializado Site sostenía que el grupo yihadista Estado Islámico había reivindicado el ataque. El presidente François Hollande, sin acusar a ningún sector, dijo: “sabemos de donde vienen” los ataques.
Al cierre de esta edición era imposible precisar la cantidad de víctimas porque en el teatro Bataclan, epicentro de la tragedia, las fuerzas de seguridad encontraron un escenario dantesco con cadáveres, heridos, personas en estado de pánico y enormes charcos de sangre por esta auténtica carnicería.
Ese operativo sin precedentes, perfectamente sincronizado, se produjo simultáneamente en siete lugares de la capital y supera en horror y en cantidad de víctimas los atentados del 7 de enero contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado kasher, que habían provocado en total 20 muertos y 22 heridos. Se trata del peor atentado de la historia, por lo menos desde la Segunda Guerra Mundial.
También hubo un atentado suicida en el estadio de Francia, donde el presidente François Hollande asistía a un amistoso entre Francia y Alemania. Parte del público invadió el césped mientras la policía recorría las tribunas en busca de explosivos o de terroristas. A medianoche se confirmó que los dos kamikazes habían muerto como resultado de las explosiones.
En las inmediaciones de los lugares donde se produjeron los ataques centenares de policías permanecían agazapados detrás de los patrulleros, con pistolas y fusiles, en previsión de nuevos ataques, ya que los autores de los tiroteos habrían conseguido darse a la fuga.
Al mismo tiempo, se reforzaron las medidas de seguridad en todos los sitios estratégicos de París por temor a que se produjera una segunda ola de ataques en momentos en que las fuerzas del orden, bomberos y socorristas prestaban ayuda a las víctimas. También se suspendió el tráfico de cinco líneas de metro y de los buses que pasan por la zona de los ataques. Igualmente se tomaron medidas especiales en instalaciones eléctricas, estaciones potabilizadoras de agua y otros sitios de alto valor estratégico.
El ataque de mayor envergadura se produjo a las 22 en las cercanías del teatro Bataclan, en el Boulevard Voltaire, en el distrito XI, donde varias personas ingresaron con fusiles AK-47. Esa sala se encuentra a 200 metros de donde estaba la redacción de Charlie-Hebdo. Los terroristas irrumpieron en medio de un concierto de un grupo de rock. Según el relato de testigos que pudieron escapar, los atacantes dispararon contra el público y luego contra el escenario. Los disparos se escucharon durante más de 10 minutos y luego el grupo agresor tomó a los espectadores como rehenes y se atrincheró en el teatro.
Esa ocupación terminó en unas horas por la intervención de un cuerpo de élite de las fuerzas de seguridad, que neutralizaron a tres terroristas y retomaron el control. Pero dentro de la sala encontraron una masacre, con decenas de cadáveres sobre el suelo y heridos que proferían gemidos en medio de lagunas de sangre.
En el ataque del Bataclan murieron unas 100 personas, pero esa cifra es imprecisa por las dimensiones de la tragedia. Otro de los ataques ocurrió en el bar Le Petit Cambodge del décimo distrito de París, donde un hombre armado al parecer con un fusil Kalachnikov disparó contra los clientes.
“Varios tipos entraron con armas y empezaron a tirar para todos lados”, relató una testigo, bajo una crisis de nervios.
El tiroteo duró entre 30 segundos y un minuto, según un vecino. También hubo un tiroteo ante el restaurante Le Carillon, en la rue Bichat. Otro atentado de proporciones no precisadas se produjo en Halles, donde hay muchos restaurantes muy concurridos por tratarse de un viernes por la noche. Y hubo otro episodio de gran violencia, con una nutrida descarga de disparos durante más de un minuto, frente a un McDonald’s.
Alerta Rojo Alpha, por temor a “multi-atentados”
“Es un horror”, dijo el presidente Francois Hollande en un discurso pronunciado seis minutos antes de la medianoche al referirse a los atentados registrados en varios puntos. “Daremos batalla contra el terrorismo. Francia será implacable” para reprimir a los autores de esta tragedia “sin precedentes”, dijo Hollande después de visitar el Bataclan, epicentro de la tragedia.
Igualmente declaró el estado de emergencia, ordenó el cierre de las fronteras y movilizó “todas las fuerzas del orden”. Apeló a 1.500 militares para que acudieran esta misma noche a la capital para reforzar su seguridad.
Tras los ataques, el presidente puso en funcionamiento una célula de crisis que se activa en los casos de extrema gravedad. La primera decisión de esa célula fue declarar el estado el Plan Rojo Alpha, que corresponde a la categoría “multi-atentados”.
A medianoche, Hollande organizó una sesión de emergencia del gabinete nacional y este sábado reunirá al Consejo de Defensa.