El narcotraficante local será juzgado desde el miércoles 23 en el Tribunal Oral santafesino. Las audiencias ventilarán sus contactos policiales, sus relaciones con el capo narco paranaense, el rol de su esposa, también narco, y una singularidad: los trabajos de gestoría de un amigo de la política.
El próximo miércoles comenzará el juicio oral y público contra Raúl “Beto” o “Cabezón” Basimiani, un narco local que cumple una condena por el mismo delito en la cárcel de Coronda. Es que en noviembre de 2015, pero en un juicio abreviado, “Beto” reconoció su autoría y aceptó el acuerdo entre su defensa, la Fiscalía y los jueces para morigerarle la pena. Lejos de quedarse quieto, desde la cárcel armó una pequeña estructura, no muy compleja, que dirigió su mujer, hasta que el 23 de octubre del año 2016 una delegación de la Policía Federal allanó sus casas – dos en el norte de la ciudad capital de la provincia- y su celda en Coronda.
Los allanamientos fueron ordenados por el juez federal de Rosario, Marcelo Bailaque, quien llevaba adelante una causa por venta de estupefacientes en la zona norte de la Chicago argentina. En ese expediente se investigaba la línea de provisión de drogas del clan Visconti, que operaba en adyacencias a la cancha de Rosario Central. Al “Gringo” Visconti, jefe de ese grupo, lo mataron de varios balazos en mayo de 2016 en un camino rural cerca de Ibarlucea.
Bailaque descubrió que la línea de provisión de Visconti tenía origen en Santa Fe, su contacto directo era “la Sole”, quien resultó ser Soledad González, esposa de Beto. Desde la cárcel Basimiani dirigía el negocio, cambiaba de chips cada 15 días y mantenía varias comunicaciones por día desde su celda. El juez desglosó el expediente abrió la causa 23772/14, que se tramitó en Santa Fe bajo las órdenes del juez Francisco Miño y el fiscal de entonces, Claudio Kishimoto.
Las pesquisas que siguieron la pista Santa Fe – Rosario le bajaron la lupa al accionar de “Beto” desde la cárcel, desde donde preparaba su regreso al mundo libre para quedarse con el negocio de venta de drogas en la zona norte de la ciudad, concretamente en el Barrio Coronel Dorrego, llamado “La Chaqueñada”. El “Chunchi” Montenegro ya había caído preso y su territorio había quedado en manos de los soldaditos, más perdidos por el consumo que interesados por el negocio. Atomizada la oferta, Basimiani vio la oportunidad de quedarse con la plaza del barrio Chaqueño y se contactó con un narco paranaense muy fuerte: Elbio Gonzalo “Gordo” Caudana. El “Gordo” fue durante muchos años el zar de la cocaína en Entre Ríos, tuvo una expansión fenomenal, principalmente en Paraná, lograda gracias a vínculos con la policía y con colombianos que venden alita de mosca en la zona de Pilar, en el sur de Buenos Aires. “Beto” lo llamó varias veces a Caudana desde la cárcel. Una de las charlas más jugosas se realizó el 18 de agosto de 2016. En esa conversación Basimiani, que estaba a punto de salir con la condicional, le dice a Caudana que debían juntarse para hacer negocios y vender juntos en Santa Fe. El paranaense le plantea que tiene problemas con el “yuyo”, pero que tiene la mejor cocaína, que vendía entonces a 130 mil pesos. “Beto” se entusiasma y le dice al “Gordo” ” que tiene una casa refaccionada en el norte de la ciudad, que fue su primer negocio y que se lo van a habilitar de nuevo, porque cuenta con la venia del nuevo jefe que entró, “que es amigo mío (…) es el Gringo (Luis) Siboldi – quien una semana antes había asumido al frente de la URI- “es una buena línea, yo voy a tener una reunión cuando salga, si te cabe te lo presento, es intocable”. Más adelante Caudana le sugiere conseguir yuyo prestado de “otro muchacho”. – Sería ideal para arrancar”, le dice Beto (…) yo en ochenta días salgo y te presento a éste amigo mío, que es una cobertura bárbara, es el dueño del circo. – ¿Él está de Jefe?, insiste Caudana. – Sí, es el Jefe de Unidad, le refuerza Basimiani, “estaba en las TOE antes y es un hombre de negocios, que es lo más importante”.
Caudana y Basimiani nunca se encontraron, “El Gordo” fue detenido el 7 de octubre de ese año con 11 kilos de cocaína y más de un millón de pesos en un camino cercano a la localidad entrerriana de Villaguay. La policía federal lo cortó luego de varias horas de intercepción telefónica directa.
En el expediente queda claro que “Beto” operaba gracias al piso policial que le daban algunos actores locales. Mario F. le hacía trabajos de inteligencia en los barrios del norte y le adelantaba las diligencias de sus colegas o posibles allanamientos. Soledad González, esposa de “Beto”, reportaba a su marido todos los movimientos del día y además ponía a trabajar a sus hijas en la venta al menudeo.
Mario F, era el principal colaborador de Basimiani, dentro de la policía. En una comunicación telefónica entre “Beto” y Mario, el primero le dice que debe ir a ver “al Negrito Suárez”, que está de Jefe en la Regional 1, que es el recaudador, que le diga que un amigo quiere hablar con él” y le cuenta que este –supuestamente policía- se compró un Honda Civic 0km y se lo hicieron devolver.
El rol de Julio
La investigación también deja en claro que una de las personas de confianza del narco es un hombre identificado como “Julio”, quien luego sería individualizado por los pesquisas. Julio, amigo de “Beto”, era el gestor personal. Si había que llevarle a Caudana a Paraná su nuevo número de celular, iba Julio. Si Basimaini precisaba un campo para bajar droga, le encomendaba la tarea a Julio. Si “Beto” tenía que cancelar una deuda, le pedía a Julio que le consiga dinero. Como en una oportunidad, en que Julio debío pagar el arreglo de la camioneta de Basimiani.
La persona en cuestión es Julio A. (quien no llega a juicio, ni por la acusación del Fiscal Kishimoto, ni por criterio del juez Miño), domiciliado con su mujer en Sauce Viejo y asesor político en una de las Secretarías más importantes del Senado santafesino, al menos hasta 2016. Julio es militante del justicialismo y en una oportunidad fue candidato a concejal en una interna del kirchnerismo en la ciudad de Santo Tomé.
Basimiani confiaba en Julio. En una oportunidad le pide que vaya a Paraná a ver a Caudana. “Tenés que ir vos, sos el gestor, y aclararle que ésto es importante para la economía regional”.
Autor: Héctor Martín Galiano