Por Susana Neponuceno
En Argentina, una de las frases que más escuchamos es: «La juventud es el futuro y los jubilados son la historia que debemos honrar.» Sin embargo, parece que para el gobierno de Javier Milei, ni el futuro ni la historia importan. La reciente decisión de recortar los medicamentos gratuitos para los jubilados es un golpe cruel a quienes dedicaron toda su vida al trabajo y a construir este país.
Este gobierno llegó prometiendo un cambio, jurando que terminaría con los privilegios de la «casta» y que pondría a las personas primero. Sin embargo, después de un año de gestión, la realidad es ineludible: todas las medidas han sido para favorecer al poder económico y a las élites políticas, mientras los trabajadores, los estudiantes y los jubilados cargan con el costo del ajuste.
Hoy, los jubilados deben demostrar que son indigentes para acceder a algo tan básico como los medicamentos. Este «reordenamiento del PAMI», como lo llaman, no es más que una manera elegante de decir que han decidido darle la espalda a nuestros mayores. Es inaceptable que un jubilado tenga que llenar formularios, esperar hasta 30 días y cumplir con requisitos humillantes para acceder a un derecho que les corresponde.
En el año 2023, el PAMI tenía un superávit anual de más de $11.000 millones y garantizaba la cobertura gratuita de medicamentos esenciales. Hoy, el gobierno de Milei no solo ha eliminado ese beneficio, sino que ha desviado esos recursos en un acto descarado de irresponsabilidad. ¿Cómo explican que, mientras eliminan derechos, habilitan beneficios para las clases altas como gastos en dólares para compras en el exterior?
Las consecuencias de estas decisiones son devastadoras. Hace poco, un jubilado intentó prenderse fuego frente a una oficina del PAMI porque no podía acceder a sus medicamentos. Este acto desesperado refleja el nivel de abandono al que este gobierno ha sometido a quienes más nos necesitan.
No podemos aceptar que nos digan que esto es «normalización». La función del PAMI es garantizar la salud y la dignidad de los jubilados, no dejarlos a su suerte mientras enfrentan una inflación descontrolada, con haberes que no alcanzan y una vida cada vez más difícil.
El gobierno de Milei prometió cambios, pero los únicos cambios que hemos visto son para peor. Han demostrado que su prioridad no son las personas, sino los números en una planilla que favorecen a unos pocos privilegiados.
Es momento de decir basta. De defender a nuestros jubilados, a quienes trabajaron toda su vida para que nosotros tengamos un futuro. No podemos permitir que este gobierno siga desmontando los derechos que tanto costaron conquistar. Una sociedad que da la espalda a sus jubilados está condenada a perder su humanidad.