La policía norteamericana reveló detalles del macabro plan del supremacista Payton Gendron, de 18 años, que mató a 10 personas en un supermercado
El adolescente que asesinó a 10 personas en un supermercado de Buffalo, estado de Nueva York, planeó el ataque durante meses antes de conducir durante tres horas para llevar a cabo la emboscada que las autoridades califican de acto de “extremismo violento” motivado por la raza.
Los agentes federales entrevistaron a los padres de Payton Gendron, el adolescente que disparó 50 tiros en la tienda que mató a 10 personas, dijo un funcionario de la ley el domingo.
Gendron, de 18 años y natural de Conklin (Nueva York), se declaró “no culpable” de asesinato en primer grado tras el ataque del sábado. Está detenido sin fianza y se enfrenta a cadena perpetua. El presunto asesino, que tiene que volver a comparecer ante el tribunal el próximo jueves, está actualmente bajo vigilancia por suicidio y está recluido en una unidad separada de otros reclusos, dijo el sheriff del condado de Erie, John García, en la conferencia de prensa del domingo.
Los padres de Gendron, Paul y Pamela, estaban cooperando con los investigadores, dijo el funcionario.
La policía cree que el ataque había sido planeado durante meses y añadió que está investigando un manifiesto de 180 páginas que Gendron supuestamente publicó antes de perpetrar la masacre y que incluía un plan para conducir a varios condados para llevar a cabo el tiroteo en el Tops Friendly Market.
Gendron viajó hasta Buffalo, al borde del lago Erie -en la frontera con Canadá- desde su ciudad natal de Conklin, a más de 320 kilómetros de distancia, dijo la policía.
Vestía chaleco antibalas, portaba un rifle de asalto, según el Departamento de Policía local, que precisó que de los 10 muertos y tres heridos, 11 eran afroameicanos. Además, Gendron llevaba un casco equipado con cámara para transmitir su crimen en vivo por internet.
El presidente Joe Biden se pronunció este domingo sobre el hecho en un servicio de homenaje a los policías estadounidenses caídos en servicio: “Todos debemos trabajar juntos para abordar el odio. que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos”, dijo. Ayer, ya había deplorado el ataque calificándolo de “terrorismo doméstico” y un zarpazo de “una repugnante ideología de nacionalismo blanco”.
Los residentes se reunieron afuera de la tienda para la vigilia, mientras que la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, la fiscal general del estado, Letitia James, y el alcalde de Buffalo, Byron Brown, participaron de un oficio en la Iglesia Bautista True Bethel de la ciudad.
Los oradores denunciaron esta última erupción de violencia racista y la fácil disponibilidad de armas de alto poder, algo que se ha convertido en una escena tristemente familiar en todo Estados Unidos.
Hochul, ella misma nativa de Buffalo, describió el crimen como una “ejecución al estilo militar” (dijo que el tirador portaba un rifle semiautomático de asalto AR-15) y subrayó que los mensajes racistas se “esparcían como un reguero de pólvora”. Así, la gobernadora pidió a los funcionarios de los dos partidos políticos en el Congreso que “se aseguren de que estas personas regresen a sus agujeros y permanezcan allí”. Hablando para la cadena televisiva ABC, describió a las redes sociales como “instrumentos de este mal” y dijo que permitían que los temas racistas “se propagaran como un virus”.
El ataque reflotó recuerdos de algunos de los peores ataques racistas en la historia reciente del país, incluido el asesinato de nueve feligreses en una iglesia negra en Carolina del Sur por un joven blanco en 2015, y el ataque de un hombre blanco en Texas en 2019 que cobró 23 vidas, la mayoría de ellos hispanos.
Gendron disparó a cuatro personas en el estacionamiento de la tienda, antes de ingresar a ella. Tres de ellas murieron. Entre los muertos dentro de la tienda se encontraba un oficial de policía jubilado que trabajaba como guardia de seguridad armado. Pudo disparar varios tiros al agresor antes de recibir un disparo, señalaron los voceros policiales.
Cuando llegaron los agentes, el atacante se puso el arma en el cuello amenazando con dispararse, pero finalmente lo disuadieron y se rindió.
Las víctimas fueron clientes comunes y trabajadores de tiendas. Una, según una publicación en la red Twitter, era una “madre, abuela y misionera” de 77 años a la que “le encantaba cantar, bailar y estar con la familia” y que durante 25 años había montado una despensa semanal para alimentar a los pobres.
En una vigilia dominical en la iglesia Elim Christian Fellowship de Buffalo, el pastor T. Anthony Bronner instó tanto a la oración como a la acción política en respuesta al ataque. “Algunos de nosotros estamos muy enojados esta mañana”, dijo el pastor, pero “respondemos con nuestra oración, y respondemos de pie”.
El tiroteo está siendo investigado como un “crimen de odio” y un “caso de extremismo violento por motivos raciales”, declaró a periodistas Stephen Belongia, agente especial a cargo de la oficina de campo del FBI en Buffalo.
Además de mencionar el tiroteo en la iglesia de Carolina del Sur, el atacante aseguró que se había “inspirado” en el hombre armado que mató a 51 personas en una mezquita de Nueva Zelanda en marzo de 2019. El arma semiautomática utilizada en el tiroteo del sábado también tenía escrito un epíteto racial en el caño, según el diario local The Buffalo News, citando a un funcionario local.
Si el atacante es declarado culpable, enfrentaría una pena máxima de cadena perpetua sin libertad condicional.
En una videollamada a la Iglesia Bautista True Bethel, el senador por Nueva York Charles Schumer calificó al racismo como “el veneno de Estados Unidos” y sostuvo tajante: “Debemos abordar el flagelo de la violencia armada y finalmente prohibir las armas de guerra en nuestras calles”.