En noviembre de 2015 el ministerio de Seguridad y la Corte firmaron un convenio para destruir 715 armas de la policía, 15 de ellas aparecieron en manos de delincuentes en distintos sucesos delictivos. Investigan dónde se corrompió la cadena de custodia.
Al menos 15 armas, que debieron fundirse en un horno con intensas llamas, aparecieron en distintos operativos realizados por fuerzas policiales en la ciudad y la zona en los últimos días. En otros dos casos se esperan informes balísticos, pero todo hace presumir que se tratarían de pistolas que tenían como destino la fundición y no el puño de un delincuente.
Primeras alertas
Grande fue la sorpresa de pesquisas dependientes de la PDI local cuando cotejaron por pedido de distintos fiscales la numeración de armas halladas en procedimientos en manos de los delincuentes o en domicilios allanados. Es que se correspondían con los datos de viejas amas que estuvieron en poder de la policía y que por un convenio firmado entre el ex ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, y autoridades de la Corte Suprema de la provincia el 3 de noviembre pasado, debían quemarse en un horno preparado para ello.
El fiscal de grado Andrés Marchi investiga concretamente en qué parte se corrompió la cadena de custodia de las armas (715 en total) que por convenio provenían del departamento de Logística de la URI. Luego fueron remitidas a la subsecretaría de Control de Armas y de allí a la Sala de efectos de la Corte para su disposición final. Todo quedó plasmado en actas rubricadas en cada pase del armamento.
El 3 de noviembre del año pasado se ordenó destruir, luego de una clasificación, armas y municiones que estaban en el departamento de Logística de la Policía santafesina. La instrucción incluía catalogar las armas y fundir las piezas por separado. A la Sala de Efectos de la Corte llegaron 500 pistolas calibre 9 mm marca FM, 22 pistolas calibre 11.25 mm sistema Colt, 3 pistolas calibre 22 mm sistema Colt, 160 escopetas calibre 12.70 mm, 11 ametralladoras Halcón calibre 9 mm, 9 ametralladoras FMK3 calibre 9 mm y 10 ametralladoras PAN calibre 9 mm. Y más de 4000 vainas servidas.
Sin embargo, para los investigadores consultados la cadena de custodia pudo haberse quebrantado en el tránsito de la Sala de Efectos al horno que suele contratar la corte para fundir las armas, ubicado en Aristóbulo del Valle y Pavón, de nuestra ciudad. O bien, la otra hipótesis, es que en el mismo complejo donde debían fundirse se separaron bolsas con armas para su posterior venta. Ninguna de ellas fue descartada. Tampoco corroborada, por ahora.
Héctor M. Galiano