Banjamin Clementine es un pianista británico hijo de ghaneses. Hace dos años, necesitaba una semana para reunir algo más de 100 euros; hoy su público paga bastante más por una entrada.
El cantante y pianista británico de padre ghanés Benjamin Clementine, de 26 años, sedujo en los festivales de jazz de Montreux (Suiza) y Cartagena (España), luego de haber actuado por monedas en las calles de París, comentó hoy la prensa hispana.
En sus principios su potente voz emitía canciones de otros autores, ya que según él mismo, “no podía componer, triunfaba entre mi público callejero y lograba dinero con la música de otros; tenía que comer todos los días”.
En el festival de Montreux, hace poco días, el público pagó hasta 180 euros por ver su actuación, una cantidad que no lograba reunir ni en una semana en el subte de París, y lo mismo sucedió en La Mar de Músicas, en la antigua catedral de Cartagena, junto al anfiteatro romano.
“Ante las columnas y la piedra, rodeado de historia, uno siente que está en otro universo, la creatividad te sale por los poros; tenés la sensación de que has llegado a donde querías”, indicó el pianista autodidacta, que hace dos años logró editar un EP, “Cornerstone”, con tres pistas de estudio.
Según Clementine, “las cosas no son sin embargo de color de rosa como parece; llegar a este punto supone que detrás hay trabajo, soledad, miedo y una vida nada cómoda. Nadie me descubrió ni me ofreció un supercontrato”.
“El haber sido un sin techo -tenía su base en el barrio de Montmartre- te enseña a descubrir y valorar la sencillez de las cosas; mis canciones hablan de los sentimientos, de la soledad y del malestar interno”, expresó.
En los escenarios en los que actúa predomina la sencillez, al igual que en su indumentaria, con un traje oscuro y sus pies descalzos sobre la tarima dice que siente mejor las notas cuando las interpreta al piano.