Se trata de quien pidió el taxi de Diego Celentano y de quienes estaban en la casa en la que los asesinos del colectivero Marcos Daloia descartaron la moto y sus prendas
Este viernes comenzó la audiencia imputativa a 16 personas investigadas por distintos grados de participación en la saga de hechos violentos de la semana pasada que incluyó cuatro homicidios y otros atentados. En esta jornada, fueron acusadas personas relacionadas -según la Fiscalía- a los asesinatos del taxista Diego Alejandro Celentano y del chofer de la línea K Marcos Iván Daloia. Otros de los detenidos fueron imputados por tener armas y motos robadas, una de ellas utilizada en el ataque a otro colectivo.
La última semana dejó en Rosario seis muertes violentas, cuatro de ellas vinculadas a un mismo trasfondo según lo conjeturado por los investigadores. Los asesinatos de dos taxistas, un colectivero y el playero de una estación de servicio podrían responder a una represalia del crimen organizado como reclamo al gobierno provincial. Si bien la investigación recién da sus primeros pasos, la hipótesis principal considera que los crímenes fueron una respuesta a las medidas restrictivas para presos de alto perfil vinculados a bandas criminales.
La saga de crímenes generó impacto público al punto de promover un nuevo desembarco de fuerzas federales en la ciudad. Además, la fiscal regional María Eugenia Iribarren conformó un equipo especial de fiscales compuesto por Patricio Saldutti, Marisol Fabbro, Franco Carbone, Luis Schiappa Pietra, Fernando Dalmau y Adrián Spelta. A partir de distintos operativos ordenados por los funcionarios fueron detenidos unas veinte personas, de las cuales 16 fueron imputadas este viernes.
El asesinato del segundo taxista
En la jornada de este viernes uno de los homicidios que se abordó fue el del taxista Diego Alejandro Celentano, de 33 años, asesinado el 6 de marzo por la noche. El chofer llegó en su vehículo a la zona de Alvear y Garmendia junto a dos pasajeros que al llegar a destino lo mataron a balazos.
La investigación del caso llevó a establecer la línea desde la cuál se había solicitado el taxi a la empresa «Su Radio Taxi». Se trata de Raúl P., quien pidió un vehículo para Lamadrid al 400 que fue derivado al Taxi RA 0064 que conducía Celentano. Allí subieron los dos pasajeros que partieron a Alvear y Garmendia, donde al llegar a destino uno de ellos asesinó por la espalda a Celentano con tiros a la cabeza a corta distancia.
El fiscal Patricio Saldutti le atribuyó a Raúl P. haber pedido el taxi pasadas las 23 del 6 de marzo por WhatsApp con su teléfono. Por ese motivo le imputó el delito de homicidio calificado por alevosía, agravado por el uso de arma de fuego en grado consumado y en calidad de partícipe necesario. Un delito que conlleva la pena de prisión perpetua.
El asesinato del chofer de la K
En cuanto al homicidio del colectivero Marcos Daloia, la Fiscalía imputó a once personas por encubrimiento agravado. Se trata de José Luis C., Jesús Darío C., Jimena O., Micaela B., Natalia B., Eduardo A., Walter Q., Marcelo C., Romina Q., María C. y Alejandro C. El fiscal Saldutti les adjudicó haber recibido, ocultado y hacer desaparecer -como colaboración con los autores del crimen- la moto y la ropa utilizada por los sicarios que mataron al colectivero.
Todos esos elementos fueron secuestrados el 8 de marzo al mediodía en el marco de los allanamientos realizados en distintos domicilios de la ciudad. En un aguantadero de Nicaragua al 2200, en el que estaban las personas ahora imputadas, la policía halló la moto Honda Twister blanca y roja que habían usado los sicarios. Además de las prendas que, según la investigación, vestían al momento de cometer el crimen.
Marcos Daloia trabajaba como chofer de la línea K cuando el 7 de marzo fue atacado a balazos por estos dos sicarios, que todavía no fueron identificados. El fiscal Saldutti describió que uno de los asesinos se bajó de la moto, subió al colectivo que conducía Daloia en la esquina de Mendoza y Guatemala e instantes después lo atacó a balazos.
Luego del crimen el sicario bajó del colectivo, se subió a la moto y junto al cómplice se fugaron hasta el domicilio de Nicaragua al 2200 en el que descartaron tanto el vehículo como sus prendas. A las personas que estaban en ese lugar al momento de ser allanado la Fiscalía les atribuyó ser coautores del delito de encubrimiento agravado por ser el hecho precedente especialmente grave. La misma acusación fue por un ataque ocurrido un día antes contra un colectivo de la línea 122 roja, por el que no hubo heridos.
Las demás personas imputadas fueron acusadas por otros hechos que no tienen que ver con los asesinatos. A tres personas, que estaban en viviendas allanadas, le endilgaron haber tenido de manera ilegítima armas de fuego. A otro joven le imputaron tener una moto robada.